lunes, 5 de octubre de 2009

Envío Nº 82 VISIÓN GLOBAL DE AMÉRICA LATINA (II Parte)

VISION GLOBAL DE AMERICA LATINA (II Parte)

Monseñor Leonidas Proaño Villalba
Abril – Mayo de 1974

El rey de Egipto también dio órdenes a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Cifra y la otra Púa, diciéndoles: “cuando asistan a las hebreas, fíjense bien en el momento en que dan a luz: si es niño, háganlo morir; si es niña, déjenla con vida”.
Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron lo que les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaron con vida a los niños. Entonces el rey llamó a las parteas y les dijo: ¿Por qué dejan con vida a los niños?” Las parteras le respondieron: “Es que las hebreas no son como las egipcias. Son más robustas y dan a luz antes que llegue la partera”.
Y Dios favoreció a las parteras. Por haber temido a Dios, Dios les concedió numerosa descendencia, y el pueblo se multiplicó y se hizo muy poderoso.
Entonces el faraón dio esta orden a todo el pueblo: “echen al río a todo niño nacido de los hebreos, pero a las niñas déjenlas con vida”.
Antes de decir el nuevo rey de Egipto lo que dijo a su pueblo, debió haber pensado y debió haberse dicho a sí mismo: “Los hijos de Israel se van multiplicando y convirtiéndose en un pueblo numeroso y fuerte. Este hecho constituye un peligro para mi trono. Si este pueblo se une a nuestros enemigos, mi reinado se encontrará en situación tambaleante”.
¿Cuáles pudieron ser entonces sus motivaciones? Claramente se podía adivinar que movían sus pensamientos el egoísmo, el egocentrismo, la ambición, el orgullo, el miedo. Estas son las motivaciones internas.
Pero el faraón tenía que cuidarse de no permitir que aparezcan a la luz sus propias motivaciones. Había que encontrar racionalizaciones que justificaran sus motivaciones internas, a los ojos del pueblo. Proyectó su estado psicológico hacia los demás. El hecho de la multiplicación del pueblo de Israel era un argumento que estaba a la vista y no tenía por qué ocultarlo. El hecho de la posibilidad de una guerra ya era imaginario, pero había que presentarlo para obtener éxito en su propósito. A esta posibilidad imaginaria, el faraón añadió otra: la posibilidad de que los israelitas se unieran con los enemigos de Egipto. Remachó su argumentación añadiendo otra posibilidad imaginaria: los israelitas saldrían del país. Ya se ve que no les interesaba que los israelitas abandonaran su suelo: les interesaba que se quedaran para continuar en su trabajo. Así, “los egipcios llegaron a temer a los israelitas”.
La proyección de las motivaciones y sentimientos del faraón tuvo éxito. El egoísmo, el egocentrismo, el orgullo del faraón se convirtieron así en una especie de nacionalismo que es precisamente la composición del orgullo y del egoísmo con dimensión colectiva. La ambición y el miedo del faraón se convirtieron en lo que hoy se suele llamar patriotismo que, en el mal sentido de la palabra, es el conjunto de pasiones que tienden a la conservación de privilegios o de situaciones de aprovechamiento de los oprimidos. En términos exactos, esta amalgama de ambición y de miedo de perder situaciones hechas, se llama patrioterismo. El pueblo cree que está luchando por el bien de la patria; en realidad está luchando para satisfacer las ambiciones de determinadas personas.
La divulgación de todas estas ideas, de todos estos motivos, de todos estos sentimientos, crece una actitud concebida como disposición de ánimo a actuar al servicio de los objetivos engañosamente presentados. La adopción de actitudes, en este caso, alcanza también dimensiones colectivas. El pueblo egipcio debió mirar con odio a los israelitas. El pueblo egipcio debió estar dispuesto a utilizar cualquier medio para oprimir a los israelitas. El pueblo egipcio debió endurecer su corazón en la misma medida en que experimentaba miedo con respecto a los israelitas.
Hablé hace poco del nacimiento de una atmósfera pestífera y contagiosa. Dije que esa atmósfera contamina el ambiente social y penetra hasta las profundidades del ser humano. Creo que el breve análisis que acabo de realizar nos demuestra la realidad de estas afirmaciones. Todo el pueblo de Egipto se contaminó de ambición, de odio, de crueldad, y tan interiormente penetró cada una de estas pasiones que unánimemente, o sea masivamente, estuvo dispuesto a poner en práctica las disposiciones que luego dictó el faraón. En efecto, “los egipcios trataron cruelmente a los hijos de Israel haciéndoles esclavos, les amargaron la vida con duros trabajos de arcilla y ladrillo, con toda clase de labores campesinas y toda clase de servidumbres impuestas por crueldad”. Lo dicho demuestra que de los pensamientos se pasa a la búsqueda de criterios que justifiquen las obscuras motivaciones del ser humano; demuestra que los criterios producen casi automáticamente unas actitudes determinadas; lo dicho demuestra que fácilmente de la actitud se pasa a la acción. De ordinario lo que vemos a simple vista son las manifestaciones externas de la injusticia, de la opresión, de la explotación, de la crueldad, de la servidumbre; pero no llegamos a descubrir las raíces internas y escondidas de todas esas manifestaciones.
Unificados para el mal en el pensamiento, en los razonamientos, en las actitudes, en las acciones, autoridades y pueblo se ponen también de acuerdo en la legislación, en el lanzamiento de disposiciones aunque sean lesivas a los fundamentales derechos de la persona humana. Las autoridades se encargan de la elaboración de las leyes, sea que esté en vigencia un mal llamado sistema democrático, sea que esté en vigencia cualquier tipo de dictadura. El pueblo acata esas disposiciones. Van naciendo así las estructuras sociales que son nada más que las estructuras de consolidación y perpetuación de acciones opresoras. Por iniciativa del faraón pusieron capataces a los israelitas. Por iniciativa del faraón, se dictó la orden a las parteras de matar a los niños recién nacidos. Por disposición del faraón se diversificó la forma de cumplir ésta orden añadiendo la obligación de tirar al río a todo niño nacido de los hebreos. El pueblo, a través de determinados funcionarios, se encargó de dar cumplimiento a las crueles disposiciones faraónicas. Hubo una desobediencia: algunas parteras no dieron cumplimiento a la disposición de matar a los niños recién nacidos. Pero el faraón perfeccionó su ley, para que no hubiera lugar a evasión alguna de sus órdenes.
Si colocamos aquí nuestra visión de las realidades latinoamericanas, no solamente podemos encontrar afinidades de situación, sino principalmente una luz para descubrir las causas profundas de la situación de dependencia en que viven nuestros pueblos. Entre las afinidades de situación del pueblo israelita y del pueblo latinoamericano, podemos subrayar las siguientes: también el pueblo latinoamericano se está multiplicando, haciéndose más numeroso y en posibilidades de convertirse en un pueblo fuerte; también podemos descubrir ahora la existencia de un faraón preocupado por su propia estabilidad y la satisfacción de su orgullo y ambiciones; también podemos descubrir ahora unos tantos criterios que no son más que racionalizaciones justificativas del egoísmo y de la ambición de dominio; también ahora, detrás de mentirosas sonrisas, se esconden actitudes de autosuficiencia, de desprecio, de tiranía, de dominación, de orgullo, en todo el conjunto de secuaces del faraón moderno; también ahora se pasa de la actitud a la acción y se reduce, mediante capataces, al pueblo latinoamericano a dura esclavitud en trabajos que sirven únicamente para halagar el orgullo y la vanidad de los poderosos; también ahora se ha desatado toda una cadena sutil y técnica de represión cruel de cualquier voz que pretenda protestar contra las injusticias, las explotaciones y los tratamientos inmisericordes de los capataces; también ahora hay una cantidad prodigiosa de estructuras de opresión y esclavizamiento; también ahora se dictan disposiciones para impedir el crecimiento de la población, especiosos pretextos.
La luz que nos proporciona la historia de la esclavitud de Israel en Egipto nos muestra que el faraón que oprime al pueblo latinoamericano, como oprime a los pueblos del tercer mundo, es el monstruo conocido con el nombre de capitalismo. El capitalismo ha extendido por todas partes sus férreas estructuras de dominación: ejércitos, métodos represivos refinados, carreras armamentistas, provocación de guerras, grandes negociados con la sangre y las lágrimas de pueblos que se matan sin motivo, injusta explotación de las riquezas de los países empobrecidos, control de nacimientos mediante métodos en su mayor parte abortivos equivalentes a asesinatos...
El capitalismo utiliza todos los medios de comunicación social para divulgar su filosofía. El capitalismo se sirve de los instrumentos educativos para convertir la función educativa en función domesticadora. El capitalismo usurpa el dinámico contenido de palabras tales como liberación, revolución, promoción humana, para vaciarlas de su fuerza y reducirlas a su servicio. El capitalismo no vacila en organizar por tercera mano misiones religiosas con el encargo de predicar un evangelio alienante, adormecedor y desencarnado.
Detrás de toda esa maquinaria de dominación y de toda esa maraña de engañosos razonamientos, se encuentra el dios dinero. A su servicio son sacrificados conciencias, valores humanos, hombres, familias, comunidades, pueblos, naciones y continentes. Casi todo el mundo cae de rodillas delante de este ídolo. Pero este dios es frío y devorador. Este dios no tiene sensibilidad, no habla ni se mueve. ¿Quiénes son los que lo utilizan? ¿Quiénes son los que se aprovechan de él? ¿Quienes son los que engullen, los que se divierten, los que deciden, los que engañan, los que manipulan, los que devoran de verdad niños, jóvenes y pueblos enteros? Detrás de esta maquinaria y detrás de ese ídolo, se esconden contadas familias que han acumulado riquezas sobre riquezas, poderes sobre poderes, pedestales sobre pedestales: son ellos los engañadores. El pueblo, como en el relato bíblico, ha creído que este dios comía y bebía; pero, en estos tiempos, se van escuchando voces de auténticos profetas que están poniendo al descubierto a los verdaderos devoradores de viudas y huérfanos.
Como la atmósfera está contaminada y la contaminación ha penetrado hasta las profundidades del ser humano, de la misma manera como Israel cayó repetidamente en esclavitudes por haberse arrodillado delante de los ídolos, también el pueblo latinoamericano ha caído en nuevas esclavitudes arrodillándose delante del mismo ídolo. Por esta razón, no hay una división nítida entre opresores y oprimidos. Por esta razón los mismos oprimidos se convierten a su vez en opresores de otros. El pueblo oprimido no tiene delante de sí otro modelo de hombre que el de esclavizador y dominante

Envío Nº 81 VISIÓN GLOBAL DE AMÉRICA LATINA (I Parte)

VISION GLOBAL DE AMERICA LATINA

Monseñor Leonidas Proaño Villalba
Abril – Mayo de 1974

I. Realidades aparentes
Geografía condicionante
Condicionamientos culturales
Composición étnica
Explosión demográfica
Distribución poblacional
Continente de jóvenes
Ignorancia
Religiosidad
Pobreza
Rasgos caracteriológicos
Situación de dependencia
Efervescencia revolucionaria

II. Realidades hondas
El hombre es un ser complejo
El hombre es un ser social
Consecuencia: la postración
El hombre en esclavitud
América Latina en esclavitud
Teología de la esclavitud
Cuatro perversiones

Situación de dependencia

Mirando con mayor profundidad, constatamos que existe una situación de dependencia que corresponde a una situación de dominación que agravan la situación de miseria y subdesarrollo de las grandes mayorías.
Agravan, he dicho, la situación de miseria y subdesarrollo. Esto es verdad, porque la clase dominante está resuelta a seguir dominando y a mantener a todo trance en dependencia a la clase dominada. Esta actitud se pone de manifiesto, cuando los dominadores se oponen abiertamente a que se abran las puertas de la cultura a los dominados, a que éstos tomen conciencia de la situación en que vivimos, a que se realice cualquiera acción concientizadora, personalizante, liberadora.
La represión cruel y violenta que hoy está en vigencia en la mayoría de los pueblos latinoamericanos, es prueba irrefutable de la oposición por parte de las clases dominantes a que la multitud se transforme en pueblo. La misma actitud se esconde, cuando los dominadores halagan engañosamente a las multitudes con programas de desarrollo, con donativos, con la construcción de caminitos, de puentes, de escuelitas, o con programas de mejoramiento. Gracias a estos programas, los dominadores pueden seguir dominando sin quejas ni reclamos de los oprimidos.
Sabemos que esta relación “dominadores-dominados” existe en el interior de cada país latinoamericano, con mayor o menor número de agravantes. Es lo que se llama el colonialismo interno. Pero sabemos también que la misma relación existe a nivel internacional: es lo que se llama neo-colonialismo externo. Los dos se mueven en estrecha relación y hacen sumamente difícil la liberación del pueblo.

Efervescencia revolucionaria

A pesar de la apatía, en todo el continente latinoamericano, bulle hoy una creciente efervescencia revolucionaria.
Con mayor o menor virulencia, en todos los países de América Latina, hay movimientos revolucionarios, sea que se trate de simple demagogia, o de un simple snobismo, o de sincera intención de cambio. Hablan de revolución los intelectuales y universitarios. Hablan de revolución los estudiantes y los obreros. Hablan de revolución los campesinos y los marginados. Con mayor entusiasmo, generosidad y sinceridad, hablan de revolución los jóvenes. Están éstos inconformes con la sociedad que han creado sus padres. Están inconformes con la situación de injusticia. Están inconformes con el colonialismo interno y externo. Están inconformes con el imperialismo y con la guerra. Quieren construir una nueva sociedad. Están inconformes con la misma concepción de autoridad paterna. Aceptan o rechazan violentamente a sus padres y a sus profesores, según cómo les simpaticen. Rechazan acerbamente la mentalidad de los adultos.
Esta efervescencia revolucionaria ha contagiado también, en número cada vez más creciente, a sacerdotes, religiosos y religiosas.
El fervor revolucionario adopta como objetivo el cambio de las injustas estructuras económico-sociales y políticas. Otras veces, el fervor revolucionario se orienta hacia el cambio de estructuras eclesiásticas y religiosas. También en estos casos hay rebeldías contra el concepto de autoridad, contra ciertas estructuras y costumbres, contra todo género de imposiciones.

América Latina en esclavitud

La esclavitud, en América Latina, después de haber sido abolida en cuanto al nombre, supervive bajo otras formas y otras designaciones. Lo curiosos es que estas nuevas designaciones han sido inventadas por los científicos de los nuevos faraones. Así, han entrado en el vocabulario moderno las palabras “marginalidad”, “subdesarrollo”, para ocultar las modernas esclavitudes.
Los pueblos latinoamericanos lograron su independencia de España y de Portugal, en el siglo pasado, es decir, se liberaron de la tutela de sus descubridores y conquistadores.
Han transcurrido ya más de ciento cincuenta años después de la conquista de esta independencia; pero los pueblos latinoamericanos no han caído todavía muchos en la cuenta de que siguen oprimidos por otras esclavitudes y por otros amos.
Los conceptos de marginalidad y de subdesarrollo han cedido el paso al concepto de dependencia. En el fondo, esclavitud es lo mismo que dependencia: se trata sólo de una esclavitud más refinada, más científica, más técnica.
¿Para qué trabajan los pueblos latinoamericanos?... Para producir materia prima que alimente las grandes industrias de los países superdesarrollados. Para consumir los productos de las grandes fábricas de estos países, productos que, en muchos casos, son el resultado de la transformación de la materia prima vendida por América Latina. Los países superdesarrollados, cuando compran la materia prima, pagan los precios que ellos quieren, porque los imponen. De igual manera, imponen los precios de venta de los artículos salidos de sus industrias. De esta manera, se enriquecen a dos manos: cuando compran y cuando venden.
Las grandes riquezas del suelo, del subsuelo y de los mares pertenecen a los países latinoamericanos sólo en el nombre. En realidad, poderosas empresas extranjeras explotan el banano, el café, el cacao, el petróleo, el cobre, el estaño... De igual manera, son ricas empresas extranjeras las que explotan el atún y los peces de nuestros mares. De las millonarias ganancias que obtienen, apenas dejan un porcentaje pequeño en los países dueños: todo lo demás viaja para enriquecer más a los países superdesarrollados.
Con razón, en boca de estos países, se pone esta frase: “Nuestro desarrollo se debe a vuestro subdesarrollo”.
Como ya lo dije anteriormente, la dependencia económica engendra necesariamente otras dependencias. En este marco internacional, se producen verdaderas invasiones culturales: los países dominantes imponen su cultura y destruyen la cultura autóctona; se producen verdaderas invasiones políticas: los países dominadores quitan y ponen gobiernos a su antojo. ¡Cuántos ejemplos podrían señalarse sólo en los últimos veinte años!
América Latina no es libre: está terriblemente atada al capricho de los países poderosos.
Al hacer memoria de la esclavitud del pueblo de Israel en Egipto, notamos de paso que el Faraón ejercía la opresión de dos manera: amargándoles la vida con rudos trabajos y matando a los varones recién nacidos. También es necesario recordar que el pueblo de Israel volvió a caer repetidamente en esclavitudes, cuando abandonó su alianza con Dios y se entregó al culto de dioses extraños, dioses falsos.
Estos datos de la historia de Israel nos dan pie para esforzarnos en penetrar más hondamente en el análisis de las causas de esta situación de dependencia.

Teología de la esclavitud

La esclavitud aparece, en la historia, como un fenómeno cruel y repugnante. Es necesario penetrar en el fondo de este fenómeno social, guiados por la luz de la revelación, para descubrir mejor en qué consiste esa crueldad y qué es lo que hace que la esclavitud sea tan repugnante.
¿Por qué los hombres ponen tanto empeño en someter a esclavitud a otros hombres?
Si nos detenemos a reflexionar durante un minuto, fácilmente podemos llegar a descubrir cuáles son los principales móviles que impulsan a unos hombres a oprimir a otros hombres.
Esos principales móviles son: la soberbia, la ambición, la venganza, el odio...
Impulsados por la soberbia, el hombre llega a creerse el centro del mundo: es lo que se llama egocentrismo. El egoísmo le lleva a pensar sólo en sí mismo. Si no excluye a Dios ni excluye a los demás hombres, es porque el hombre egoísta piensa que Dios y los otros hombres deben estar a su servicio, para adueñarse de la mayor cantidad posible de riquezas, para hacerse el amo y señor del mundo que le rodea: entonces se convierte en egocéntrico. Sus pensamientos egoístas lo llevan a creerse superior a otros hombres y entonces concibe la idea de sojuzgarlos para despreciarlos. Cuando pretende, en la iniciación de este proceso, la instrumentalización de Dios, no niega que Dios sea más grandes, más rico, más poderoso: lo que quiere es que este Dios más grande, más rico, más poderoso se ponga enteramente a su servicio. En cierta manera, pretende esclavizar a Dios mismo. Esta es la serpiente de la que habla el Génesis: “La serpiente era el más astuto de todos los animales... Y dijo a la mujer: “¿Cómo es que Dios os ha dicho: no comáis de él de ninguno de los árboles del jardín?” Respondió la mujer a la serpiente: “Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, no lo toquéis, so pena de muerte”. Replicó la serpiente a la mujer: “De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal”. Qué hondamente ha calado en el hombre la tentación de ser como un dios, de ser un dios!

En la medida en que los pensamientos del hombre alcanzan éxito, es decir, en la medida en que logra esclavizar a otros hombres y, mediante ellos, enseñorearse de las riquezas del mundo, la soberbia le lleva a menospreciar a Dios: le parece que ya no lo necesita; la soberbia le lleva a olvidarse de Dios y aún a negar su existencia: el hombre viene a sentirse autosuficiente. “Dice en su corazón el insensato: “¡No hay Dios!” (Salmo 53).
Ya se ha convertido en un dios. Pero, como constata que su seudo divinización necesita de otros poderes que le sostengan, levanta altares a los ídolos. En nuestra época, el ídolo es el dinero. A este dios adora. Ante él se postra. A este dios sirve. Delante de este dios ofrece sacrificios y holocaustos.
El hombre se convierte así en esclavo del dinero. Los más profundos anhelos de felicidad de su corazón degeneran en un hambre insaciable de dinero, tanto para sustituir la felicidad por el placer, como para conquistar todos los poderes de este mundo: el poder político, el prestigio, la fuerza opresora y represiva. Para ganar más y más dinero, no vacila en esclavizar a otros hombres; en cometer toda suerte de explotaciones, expoliaciones y de injusticias; en someterlos bajo su dominio, por medio de la mentira y el engaño, de amenazas y maltratos...
Entonces se levanta todo un avispero de pasiones esclavizantes: envidias, nuevas ambiciones, odios, venganzas... Nace así una especie de atmósfera pestífera y contagiosa. Esta atmósfera pestífera no sólo tiene el poder de contaminar el ambiente social, sino que tiene el poder de penetrar en las mismas profundidades del ser humano. ¿Cómo se produce este fenómeno?
Volvamos al libro del Éxodo. En el capítulo primero versículos 8 siguientes, leemos el siguiente relato: “Un nuevo rey gobernó a Egipto. Este no sabía nada de José, y dijo a su pueblo:
“Fíjense que los hijos de Israel forman un pueblo más numeroso y fuerte que nosotros; por esto, tomemos precauciones contra él para que no siga multiplicándose, no vaya a suceder que si estalla la guerra, se una a nuestros enemigos para luchar contra nosotros y así salir del país”.
Entonces les pusieron capataces a los israelitas haciendo pesar sobre sus hombros duros trabajos, y así edificaron para el Faraón las ciudades de almacenamientos: Pitón y Ramsés. Pero mientras más los oprimían, tanto más crecían y se multiplicaban, de tal modo que los egipcios llegaron a temer a los israelitas.
Los egipcios trataron cruelmente a los hijos de Israel haciéndolos esclavos, les amargaron la vida con rudos trabajos de arcilla y ladrillos, con toda clase de labores campesinas y toda clase de servidumbres impuestas por crueldad.
Continuará…

Envío Nº 80 EL PASTOR HOY (III Parte)

EL PASTOR HOY (III Parte)

Conferencia dictada por Monseñor Proaño en la Facultad de Teología de Quito
18 de octubre de 1985

Aquí entra claramente la primera característica que he señalado: conocer. Conocer a las ovejas, conocer he dicho la realidad, incluyendo la realidad sicológica, la realidad sicológica del hombre oprimido, meternos un poco en ese mundo del hombre oprimido, conocer esa realidad, para que entonces seamos capaces, como dice Jesús, de llamarlas por su nombre, el nombre no es una palabra cualquiera no está llamada a ser un nombre, una palabra cualquiera, el nombre debe tratar de expresar lo que es una persona, lo que es un animal, lo que es una cosa; tiene que expresar el sentido mismo de esa cosa o la misión misma de ese hombre. Cuando Jesús encuentra por primera vez con Simón, le pone los ojos en la cara, en el rostro, le mira fijamente, se fija en él, dice el Evangelio, y luego le dice tú eres Simón hijo de Jonás de ahora en adelante te llamarás Pedro es decir Piedra, le cambia de nombre, le da un nombre significativo: Piedra, piedra fundamental de la Iglesia, eso es lo que está llamado a ser el nombre. Entonces cuando Jesús habla aquí de que conoce y llama a sus ovejas por su nombre es por que nos está indicando que así mismo tenemos que esforzarnos por conocer, yo no diría tanto a nivel individual, es muy útil, muy conveniente que alguien que hace de párroco, por ejemplo, conozca por su nombre, por su apellido, por su apodo a cada persona; es muy útil… pero es necesario conocer desde dentro, este significado, esta naturaleza de un pueblo. Pongamos que alguien está destinado a trabajar con los obreros; es necesario conocer desde dentro he dicho la realidad en este caso de los obreros, de las organizaciones, de las familias obreras ¿Cuál es su mentalidad? ¿Cuáles son las motivaciones por las cuales él trabaja y actúa? hasta que punto es libre dentro del Sindicato o está manipulado, o está amenazado para poder actuar como está actuando ¿qué tipo de liberación se ha conquistado allí dentro de la marcha de una organización obrera? Conocer por su nombre a esa agrupación, a ese conjunto de organizaciones. Y volviendo a lo de los indígenas conocer su identidad, esforzarnos por conocer, por conocer su cultura, el indígena no es lo mismo que el mestizo, el indígena no es lo mismo que el hombre blanco; el pensamiento que el indígena tiene (y a propósito, de eso, se va hablar en estos días y he traído un trabajo) …el pensamiento que el indígena tiene acerca de la tierra, no es el mismo que tiene el hombre blanco, el hombre empresario, el técnico, el de las transnacionales, el de la palma africana en el Oriente, mira la tierra como un objeto de explotación y de enriquecimiento. El indígena no mira así la tierra tiene otra visión, el indígena toma a la tierra como su Madre; este pensamiento, esta concepción de la tierra la ha venido heredando de generación en generación y lo identifica; y por eso que cuando encontramos indígenas que ya ponen el acento en el dinero, en la ganancia, en el negocio, en la empresa, aún cuando sea pequeña, es por que ha perdido ya su identidad, ha perdido su nombre. Necesitamos ir entonces entrando en el descubrimiento de esto que distingue a unos hombres de otros; conocer a las ovejas por su propio nombre, conocerlas desde dentro.

He dicho en segundo lugar que debe ser el pastor alguien que hace la opción preferencial por los pobres quizá no aparece muy claro del texto que acabo de leer esta opción preferencial por los pobres, al menos no está dicha explícitamente. Pero recordando todo lo que dije ya, en cuanto a esta encarnación del verbo de Dios, y en cuanto a esta opción, dijéramos, hecha por nuestro Señor Jesucristo, de vivir entre los pobres y de rodearse de pobres y de hacer su Iglesia por los pobres; creo que podemos comprender que cuando hablo de ovejas y de rebaño como una comparación, está hablando preferentemente de esos pobres, del pueblo pobre. Por este pueblo pobre el buen pastor está llamado a dar su vida que es lo que se desprende de aquí. El buen pastor da su vida por sus ovejas, da la vida por sus ovejas el buen pastor, primero en ese mismo esfuerzo de encarnación; segundo en la atención a las ovejas, al pueblo, en el desgaste diario de servicio no de dominación, de servicio a ese pueblo; da la vida por sus ovejas cuando las defiende del lobo, las defiende de los asalariados, las defiende de los que pretenden entrar en el rebaño para matar y destruir, las defiende valientemente… está dando su vida por esas ovejas. Está dando su vida por sus ovejas cuando hace todos los esfuerzos que le son posibles para que ese pueblo vaya caminando, vaya organizándose, vaya poniéndose en marcha hacia una Iglesia viva, hacia una Iglesia dinámica, hacia una iglesia que se convierte y que convierte a otros, hacia una Iglesia misionera y puede ser el caso que dé también su vida, como ya no es muy raro en América Latina, porque efectivamente no falta alguien que decreta su muerte y le matan, lo mismo que sucedió con Jesús que dio su vida por nosotros, también hay sacerdotes, hay obispos, hay religiosas que han dado su vida por el pueblo, por causa del evangelio. Todo eso se desprende de este compromiso, de esta opción con los pobres y añado por la justicia y por la libertad de este pueblo.

En tercer lugar, señalé que es el que está encargado de alimentar al pueblo, eso aparece claramente del texto que he leído: las lleva, las saca fuera del corral, las alimenta, busca buenos pastos ¿y cuál es el buen pasto? El buen pasto está aquí mismo, en el Evangelio. Si Él es la puerta, Jesús, Él mismo es el buen pasto, Él mismo es quien tiene que alimentar a las ovejas. Por eso que entonces el pastor, el buen pastor debe llevar adelante su trabajo de evangelización, la buena nueva, su trabajo de reevangelización en países como el nuestro en donde quizás podemos encontrar muchos aspectos de regresión al paganismo o de contagio de un paganismo moderno. Por eso que el buen pastor está llamado a purificar interpretaciones antojadizas, utilitarias del evangelio que se realizan, tiene que buscar la pureza del Evangelio, la simplicidad del Evangelio, nada de tomarle por los cabellos para hacerle decir al Evangelio lo que yo quiero, sino lo que auténticamente dice Nuestro Señor Jesucristo. Lo otro sería engañar al pueblo y engañarnos a nosotros mismos, y sería conducir no a un verdadero pasto sino a alimentación de muerte, de veneno, a ese mismo pueblo.

Esas tres características nace, como acabamos de ver, del mismo evangelio y se acomodan perfectamente, se orientan a las necesidades de hoy, a las necesidades de aquí.

Esto es sencillamente lo que quería decirles, mis queridos jóvenes.

Envío Nº 79 EL PASTOR HOY (II Parte)

EL PASTOR HOY (II Parte)

Conferencia dictada por Monseñor Proaño en la Facultad de Teología de Quito
18 de octubre de 1985

Segunda, me parece que nace del Evangelio: la de la opción preferencial por los pobres. Aquí vale recordar lo que dije al principio… estamos viviendo en un continente en donde hay multitudes de pobres, y estamos viviendo en un país, en donde la gran mayoría está compuesta por los pobres. Y desde el punto de vista del Evangelio tenemos que recordar que, a lo largo de la Biblia, Dios se manifiesta como un ser que ama a los pobres, como un ser que privilegia a los pobres con su amor y los defiende. Y descubrimos en el Nuevo Testamento que ese mismo Dios nos envía a su Hijo a asumir la realidad humana, ya es un tremendo empobrecimiento. Se empobrece cuando asume nuestra naturaleza humana, pero se empobrece más ya dentro de esta realidad humana, cuando nace en medio de un hogar pobre: José y María, en un lugar pobre; cuando crece en un lugar pobre y en un hogar pobre, cuando sabemos que Él tiene también que trabajar con sus manos para ganarse el pan de cada día; cuando le vemos aparecer ya, para el cumplimiento de su misión de proclamación de la buena nueva, en público, y rodearse de pobres, de multitudes de pobres. Cuando le escuchamos hablar en el sermón de la montaña de los pobres, de los que sufren, de los que lloran, de los que padecen persecución por la justicia. Cuando le vemos morir, en la consumación de la pobreza, en una cruz, como un ajusticiado. Por eso digo que del Evangelio nace esta opción preferencial por los pobres. Si esta opción preferencial por los pobres nace del Evangelio, en los tiempos actuales, en las circunstancia en las que viven las mayorías de nuestro pueblo, de nuestros países son pobres creo que es evidente que esa opción tenemos que hacerla; y hay que conocer, contando con lo anterior, esa realidad de los pobres desde dentro y para eso tenemos también, nosotros que despojarnos de todo lo que signifique grandeza, separación, riqueza… para poder encarnarnos en esta realidad.

En tercer lugar, otra característica, me parece que es la de ser el alimentador de ese pueblo, el alimentador de ese pueblo con la palabra de Dios es un enviado, un enviado de Jesucristo para que alimente al pueblo, para que le fortalezca, para que le de vida y vida en abundancia… Desmenucemos un poco esto que estoy diciendo: la palabra de Dios es pan, es pan que alimenta, es pan, por lo mismo, que fortalece el espíritu, es pan que aglutina; cuando decimos pan, decimos comida, de ordinario aglutina a la gente, aglutina a la familia, a glutina a los amigos, hace comunidad, realiza la organización, realiza y construye la Iglesia; por eso la celebración eucarística que es la celebración del Pan de la Palabra y del Pan Eucarístico, aglutina a la gente y dicen los mismos documentos del Concilio que allí es cuando se realiza la Iglesia; la Iglesia que luego va a entrar en su marcha dispersamente, cada cristiano, cada familia vuelve a su hogar, vuelve a sus ocupaciones, vuelve a sus preocupaciones y a sus luchas pero ahí en la celebración del Pan de la Palabra y del Pan de la Eucaristía ahí se realiza la Iglesia, tiene su cumbre. Ese es el sentido del pan; y ahí entonces se fortalece no solamente el individuo, el cristiano; sino también se fortalece la misma Iglesia. Y este Pan de la Palabra alimenta, primero porque da luz, nos alimentamos de luz, el hombre vive en la oscuridad, vive en la confusión, vive en la duda, vive en la ignorancia, vive en el error; la Palabra de Dios proyecta su luz, la luz de Dios mismo sobre todo ese caos e ilumina y esclarece y nos ayuda por lo mismo a discernir lo bueno y lo malo; nos ayuda a descubrir cuál ha de ser el camino, el camino auténtico que no es otro sino Jesucristo mismo; y nos ayuda, desde el otro punto de vista, porque no es solamente alimento de luz, de verdad, sino también es alimento de fortaleza, de fuerza, nos ayuda para poder enfrentarnos contra el mal del pastor. No voy a extenderme más; yo dije que íbamos a tratar de desmenuzar un poco el hoy, el contenido de la palabra “Hoy” y el contenido de la palabra “Pastor” lo he ido haciendo al mismo tiempo pero quisiera, en este momento, dar lectura a algo que lo leemos con mucha frecuencia; pero para comprobar que las características que acabo de señalar no son características de otro mundo, características novedosas; quizá desde un punto de vista podemos estar en búsqueda de cómo tiene que ser el pastor de hoy. Desde un punto de vista de infidelidades que podemos encontrar a lo largo de la historia, infidelidades a la misión propia del pastor; y hoy mismo en la época en la que estamos viviendo podemos también estar aguijoneados por preguntas para saber qué tipo, qué modelo de pastor tenemos que seguir en estos tiempos frente a estas necesidades, frente a estas luchas, frente a estos peligros… Eso está bien que constituya un motivo de inquietud pero con las mismas características que estoy señalando ahora y que desearía demostrar que están consignadas en el evangelio desde esas misma características podemos responder a las necesidades de hoy, corregir infidelidades, corregir imágenes falsas, corregir imágenes que pueden ser calificadas, como lo dice el Evangelio, de gente asalariada; no podemos ser pastores asalariados lo vamos a ver. Permítanme entonces leer esto que ya conocemos pero con esta intención. De Juan capítulo 10:

“En verdad les digo quien no entra por la puerta al corral de las ovejas sino por cualquier otra parte es un ladrón y un salteador, pero el pastor de las ovejas entra por la puerta, el cuidador le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama por su nombre a cada una de sus ovejas y las saca fuera del corral, cuando ha sacado a todas las que son suyas va caminando al frente de ellas, y lo siguen porque conocen su voz, a otro no lo seguirán, más bien huirán de él porque desconocen la voz del extraño. Jesús les hizo ésta comparación pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.
Jesús tomó entonces de nuevo la palabra: en verdad les digo: yo soy la puerta para las ovejas, todos los que vinieron antes que yo son ladrones y malhechores pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta, el que entra por mí está a salvo circula libremente y encuentra alimento, el ladrón entra solamente, a robar, a matar y a destruir, pero yo vine para que tengan vida y la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado que no es pastor, ni dueño de las ovejas huye ante el lobo abandonándolas y el lobo las agarra y las dispersa, porque no es más que un asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor conozco las mías y las mías me conocen a mí, así como me conoce el Padre también yo conozco al Padre y yo doy mi vida por mis ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este corral, a ellas también las llamaré y oirán mi voz y habrá un solo rebaño como hay un solo pastor.”

Envío Nº 78 EL PASTOR HOY (I Parte)

EL PASTOR HOY

Conferencia dictada por Monseñor Proaño en la Facultad de Teología de Quito
18 de octubre de 1985

Bien… Sin formulismo, porque no voy a dar una conferencia, más bien, mi presencia quiero que sea una presencia de hermano; de quien viene a conversar con ustedes sobre un tema de importancia; por eso digo sin formulismos, voy a entrar de inmediato a presentarles algunas ideas relativas al tema “El Pastor Hoy” ¿ese es el tema, verdad?. Bueno…

Estas dos palabras tenemos que desentrañarlas: ¿qué significa, primero, el Hoy? y segundo ¿qué significa el ser Pastor? El Hoy me parece que significa no solamente lo obvio, el tiempo; el hoy, la época histórica en la cual nos ha tocado vivir y trabajar, sino también, en cierta manera, encierra el aquí; no pueden estar desunidos el hoy y el aquí. Dos circunstancias sumamente importantes para descubrir cómo tienen que ser el pastor hoy. Esta etapa histórica es una etapa de cambio, ya el Concilio Vaticano II y los discursos de los Papas hablaron de cambios rápidos que se van produciendo en el mundo entero: cambios que tienen su origen en el adelanto científico, en el adelanto tecnológico, en el avance de ciencias, no solamente físicas, no solamente químicas, no solamente astronómicas, sino también, el avance de ciencias, como la psicología. Hay un avance, un avance que produce cambio. Cambios en la manera de ser, en la manera de actuar y de reaccionar de la gente en general… Y nos encontramos, nosotros, dentro de un continente: América. Dentro de un conglomerado de países: latinoamericanos. Dentro de un contexto también de indígenas, por eso se habla de Amerindia al hablar de América Latina, si solamente hablamos de América Latina, estamos poniendo los ojos en determinadas capas sociales y dejamos en el olvido la existencia de alrededor de 40.000.000 de indígenas que viven en estos países. Debemos situarnos, por lo mismo, también, dentro de nuestro propio país, el Ecuador ¿Cuál es la realidad de este país nuestro? Cuando se habla de realidad, los especialistas en ciencias sociales nos hablan de la realidad coyuntural y de la realidad estructural. La realidad estructural es algo que está establecido, que está, hasta cierto punto, consolidado y que mantiene un estado, una manera de ser en lo social, en lo económico, en lo político, en lo religioso. Y la realidad coyuntural es aquella que está en transición que está cambiando de acuerdo a determinadas circunstancias, y que por lo mismo puede ser orientada, sea en el sentido de un apoyo, de una consolidación mayor de la realidad estructural o también puede ser cambiada en el sentido de atentar o de intentar destruir, cambiar la misma realidad estructural. Todo esto significa ese hoy.

Para un seminarista, para un sacerdote, para un obispo, para una religiosa, para un cristiano que quiera ser fiel al pueblo, hay la obligación, por consiguiente, de conocer esa realidad. Pero conocerla, no solamente a través de los libros, de las revistas, de los artículos de especialistas, sino fundamentalmente conocerla desde dentro. Conocerla desde dentro significa, en términos cristianos, encarnarse en la realidad.

Ya vamos entonces descubriendo una característica propia del pastor: está llamado a encarnarse en la realidad; pero quiero insistir en este aspecto de conocer la realidad desde dentro; se la puede conocer, como acabo de insinuar, a través de lecturas, de estudios realizados por otras personas, quienes para realizar esos estudios realizaron, a su vez, un esfuerzo de conocimiento a través de la investigación; llevaron a la investigación unas categorías de pensamiento, unos objetivos concretos, una estructuración mental para esa investigación; y pueden los estudiosos haber escogido, por ejemplo, la situación de la familia ecuatoriana, o la situación del trabajador ecuatoriano, o la situación de los jóvenes del Ecuador, o la situación del campesino, más particularmente la situación del indígena y así por este estilo… y realizar una investigación que bien puede abarcar diversos campos, o diversos aspectos de la vida de estos sectores sociales. Bien se puede estudiar ¿Cómo es la composición y la vida de la familia indígena? ¿Cómo es su situación en relación con el trabajo? ¿Cómo es su situación en relación con los demás sectores sociales del país? ¿Cuáles son sus relaciones con otras organizaciones, con otros estratos sociales? ¿Cuál es su situación en relación con su cultura y con las culturas que encontramos en un país, como el Ecuador? ¿Cuáles son sus distracciones? ¿Cómo está el estado de su salud? Podemos estudiar a través de quienes se dedicaron a esas investigaciones también su psicología, su historia, ¿Cómo es la psicología del indígena? Y lógicamente también habrá necesidad de estudiar su religión ¿Cómo vive la religión? Bien… todo eso podemos recibirlo de manos de estudiosos; y está muy bien que recibamos ese aporte, está bien que recibamos inclusive sus interpretaciones de esa realidad. Pero, para el objeto de este tema “El Pastor Hoy” me parece indispensable que empecemos a conocer esa realidad desde dentro y por esto he hablado de la necesidad de una encarnación en la realidad.

Y para no apartarme del ejemplo propuesto, puesto que inclusive ha sido el campo de preferencia durante el ejercicio del Episcopado en Riobamba, el de los indígenas, necesitamos meternos en la vida de los indígenas, conocer ¿cómo está estructurada su familia? ¿Qué relaciones hay entre esposo y esposa, entre padres e hijos? ¿Qué tipo de comunicación? ¿Cómo es el trato del hombre, del varón a la mujer indígena? ¿Cómo es el trato de la mujer indígena al varón, a su esposo? ¿Cómo es el trato de los padres a los hijos? Tenemos que conocer, desde dentro, ¿Cómo trabajan, en qué trabajan? La agricultura, el pastoreo… irán a buscar trabajo en ciudades como: Guayaquil, Quito y otras ciudades inclusive porque no tienen lo suficiente con el trabajo agrícola. ¿Cómo es el trabajo de los migrantes, por ejemplo, en los ingenios de azúcar; van allá a cortar caña, un trabajo duro y peligroso ¿en dónde se alojan?, ¿de que conversan? ¿Qué otras relaciones entablan allí en ese ambiente lejano? ¿Cómo reaccionan frente al recuerdo de su familia, de sus comunidades? ¿Qué peligros encuentran allí? Tanto desde el punto de vista de su salud, como desde el punto de vista económico, como desde el punto de vista religioso. Tenemos que conocer desde dentro las relaciones sociales: ¿pertenecen a alguna organización? ¿Qué es la comuna, qué es el cabildo, qué es una federación, federación de comunas? ¿Cómo es que han entrado otro tipo de organizaciones como la asociación, como el sindicato, como la cooperativa? ¿Son respuesta estas últimas organizaciones a la manera de ser del indígena, a sus necesidades? ¿Cómo funciona una comuna? ¿Cómo funciona, por lo mismo, toda la comunidad? ¿Cuál es el papel que desempeñan los que han sido elegidos dirigentes o miembros del Cabildo? ¿Qué raigambre histórica tiene todo esto? ¿Qué relaciones tienen, por consiguiente, estas organizaciones campesinas, indígenas con otras organizaciones; pongamos las tres centrales principales sindicales que existen en el Ecuador: la CTE, la CEDOC, CEOLS? de una manera han tratado de extender su acción al campo, al mundo indígena ¿qué influencia alcanza? ¿Hasta qué punto han penetrado con sus ideologías a la realidad, al pensamiento mismo indígena? ¿Qué es lo que se proponen en todo conjunto de relaciones entre las organizaciones indígenas y las organizaciones que vienen desde fuera? De la misma manera tenemos que conocer, desde dentro, su situación de salud: ¿cuáles son las enfermedades a que está más expuesto? La tuberculosis, la parasitosis,… enfermedades de otra índole más violenta que acaba rápidamente con la vida de los niños, con la vida de los mismos adultos. Y digo desde dentro: estando con ellos, viviendo en lo posible, si quiera parcialmente en cuanto a tiempo con ellos, para irnos dando cuenta de esa realidad; y los mismos desde el punto de vista religioso, hablé también de distracciones: ¿cuáles con sus distracciones? Allí entraría un estudio del alcoholismo en las comunidades indígenas. Desde dentro es lo que quiero subrayar: mediante un esfuerzo de encarnación. “Encarnación” que, siempre que hablo de este tema, advierto que debe ser gradual; no podemos encarnarnos violentamente en una realidad tan dura, tenemos que ir paso a paso; gradual también en el sentido de que no todos tenemos la misma capacidad de encarnación en una realidad de pobreza, y que por lo mismo hay que respetar las capacidades diversas. Hay gente que es capaz de vivir y de compartir permanentemente la vida de los indígenas, por ejemplo, son casos raros; si alguien dijera que esa ha de ser la norma de encarnación, me parece que se equivocaría porque si se quiere obligar a un estilo de vida semejante a todo tipo de persona: o bien se puede caer en una enfermedad mortal, o bien se puede caer en una enfermedad sicológica, en la depresión. Por eso digo que hay necesidad de hacer una encarnación gradual, midiendo las propias fuerzas hasta dónde puedo, pero con sinceridad; no para excusarnos y decir yo no puedo meterme con los pobres, no puedo meterme con los indígenas… hacer los esfuerzos. Y para eso entonces ha de servir, para hacer un juicio y un discernimiento, de las capacidades, la cooperación de un equipo, de un equipo que vaya diciendo así mismo con sinceridad: hasta ahí no más, no vayas más adelante, te notamos muy melancólico, te notamos muy preocupado no se si es cierto pero parece que no duermes bien. por ejemplo, entonces hay una voz amiga que le detiene en ese esfuerzo generoso; pero vuelvo sobre el mismo pensamiento, hay necesidad de un conocimiento de esa realidad ya globalizando de la realidad social en general, de acuerdo al campo al que nos vayamos a destinar, conocerla desde dentro; nos servirá mucho el estudio realizado por otras personas la interpretación que nos de el sociólogo y el antropólogo nos van a servir mucho, pero nada podrá remplazar a este conocimiento que se va adquiriendo en contacto, en convivencia con la misma realidad de los hombres a quienes vamos destinados como pastores. Primera característica.

Envío Nº 77 MONSEÑOR PROAÑO COMUNICADOR DE LA PAZ

MONSEÑOR LEONIDAS PROAÑO, COMUNICADOR DE LA PAZ.

Hemos seleccionado el Capítulo II del Libro, porque las iniciativas de comunicación están vinculadas a un grupo. Vivió tan intensamente la amistad que escribe:
“La amistad es fecunda”.

“En este capítulo escogeré, sin sujeción estricta a la cronología, iniciativas y hechos que continúan un proceso, aunque no previsto por la mente humana. Me parece ver que Dios, a través de la vida, me ha ido llevando a lo largo de este proceso.”

EL CENTRO CULTURAL

“… Mi primera experiencia en la organización de grupos se realizó en las primeras vacaciones de estudiantes, en el Seminario Mayor de Quito. Cuando regresé a mi pueblo tomé la iniciativa de invitar a un grupo de jóvenes, con el que constituimos el Centro Cultural. Estaba formado por unas 30 personas. Cada domingo, en horas de la noche, les dictaba alguna conferencia de carácter social y cultural. Así funcionó este Centro durante todos los años de mi permanencia en Quito. Cuando fui ya ordenado sacerdote y designado como profesor para el Seminario Menor de Ibarra, continué con mi programa de conferencias todos los domingos…”

Desde joven se sentía atraído por la COMUNICACIÓN.
Siendo seminarista en Quito, buscó compañeros y amigos con quienes llevar a cabo la publicación de una Revista

“Poco a poco fuimos descubriéndonos con inquietudes semejantes algunos estudiantes del Seminario Mayor de Quito, aunque éramos de diversos cursos …
Así, nació la idea de publicar para conocimiento interno, una revista. No necesitamos pensar mucho para bautizarla con el nombre de “Excelsior”. Los primeros números fueron escritos a mano … Obtuvimos, del Rector del Seminario, el permiso de leer cada número, a la hora del desayuno a todos los seminaristas...

Plasmaron su sueño con éxito

“… Logramos el obsequio de un viejo mimeógrafo y la revista podía adquirirla el que quisiera … Logramos, más tarde, con ocasión de uno de los grandes aniversarios de fundación del Seminario Mayor de Quito, la publicación por la imprenta de un número extraordinario de “Excelsior”. Extraordinario, por haberse publicado en la imprenta. Extraordinario, por el número de sus páginas. Extraordinario, por las ilustraciones. Hasta por la calidad del papel. Estuvimos orgullosos de este número. Nos esmeramos en la elaboración de nuestros artículos y poesías...”

Nuevo grupo de amistad El Cuadrilátero, constituido luego de ser ordenado sacerdote y nueva aventura de comunicación; además los primeros pasos con la JOC

“… En las reuniones con el Deán de la Catedral, Mons. Elías Liborio Madera, empezamos a pensar en la publicación de una revista. Maduramos el proyecto. Pedimos la autorización del señor Obispo. Y nos lanzamos a sacar a luz el primer número el 13 de mayo de 1942. Debía aparecer cada dos meses. Salieron algunos números. No pudimos sostenerla desde el punto de vista económico. Con todo, este trabajo de escritores nos ayudó muchísimo para cohesionarnos más...
… Eran esos los años de mucho entusiasmo en la Diócesis de Ibarra y en el Ecuador, por organizar la Acción Católica …
El movimiento adquirió, durante los primeros años, un auge
Extraordinario: Reuniones. Concentraciones. Congresos. Un periódico...”

Todavía durante la época de El Cuadrilátero

“… Como capellán de la escuela de los Hermanos de la Doctrina Cristiana, pensé en la utilidad de un periódico infantil. Lo llamé “Granitos de trigo”
El periodiquito alcanzó un tiraje de 3.000 ejemplares. Los niños escribían cartas y respuestas a cuestionarios que les hacía a través de sus páginas ….”

Luego de El Cuadrilátero, surge “La Cardijn”. Empieza siendo Librería; eligen el nombre en honor al fundador de la JOC, el entonces canónigo José Cardijn, y acaba generando un grupo de amistad, nuevamente con ansias de COMUNICACIÓN.

“… Carlos Suárez Veintimilla y yo, después de haber constatado la necesidad de una librería de orientación católica, concebimos la idea de fundar una que, además de llenar esta necesidad, promoviera entre los habitantes de la ciudad y de la provincia el gusto por la lectura. …

Durante la preparación de un ascenso a la montaña con el grupo Cardijn, hace esta reflexión:

“… Una grande e inexplicable alegría me embarga. Me siento luminoso, entusiasta. Veo, amo y agradezco. Quiero comunicarme Es la armonía la que reina en estos momentos en mi espíritu.
En este estado de ánimo preparo nuestra excursión. Dos cosas se me ocurren que debemos hacer allá arriba:
1) empaparnos de varios textos bíblicos y evangélicos que hablan de los montes, para descubrir el sentido de elevación espiritual que hay en ellos,
2) situar bien a La Cardijn y planear su marcha: tratamos de apoderarnos de la ciudad para Cristo. ¿Un periódico para pronto que sirva a la Cardijn, a la JOC, a la A.C. en general?...”

Este deseo, quizás sueño de Monseñor, se plasma en el periódico: LA VERDAD

“… empezamos a soñar en un periódico que fuera instrumento de esa gran ambición de apoderarnos de la ciudad para Cristo …
… Conforme avanzaba en edad y experiencia, iba viendo con claridad que debíamos compaginar, en nuestra vida, el sueño con la realidad, lo grande con la pequeño, lo ideal con la práctico.
… Si he dicho que queríamos apoderarnos de la ciudad para Cristo, era porque soñábamos con una ciudad cristiana en todo el sentido de la palabra. Los libros que difundíamos tenían ese sentido. El periódico con que soñábamos tenía el mismo sentido, el mismo anhelo…
“… Nuestro deseo de tener un periódico era tan grande… … resolvimos sacar a máquina un periódico semanal que nos sirviera de ensayo.
Le pusimos el nombre de “La Verdad”…
…Al cabo de pocos meses, nos creímos en posibilidades de sacar a luz el periódico como semanario. Vio la luz pública el semanario “La Verdad” el 14 de mayo de 1944…
…El semanario se convirtió después en bisemanario. Tuvo que suspenderse su publicación por más de un año, a causa del déficit económico que dejaba, Volvió a salir para transformarse luego en diario...”

El Diario La Verdad permanece hasta hoy.

A simple vista, parecía que el tema del CEAS, poco o nada tendría que ver con la faceta de Comunicador de la Paz, y sin embargo, encontramos datos interesantes.

“… Aparte de este proceso de formación de grupos que fueron naciendo sucesivamente desde la aparición del equipo sacerdotal "Juan XXIII", desde la misma perspectiva de organización de grupos, pero ya con finalidades más específicas, debo referirme en primer lugar al Centro de Estudios y Acción Social (CEAS)
… Nunca tuve ocasión, mientras fui sacerdote, de salir fuera del país, a no ser a las poblaciones fronterizas de Colombia. Siendo ya Obispo, por decisión de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y con su auspicio, en calidad de delegado, realicé mi primer viaje a Europa, para tomar parte en dos Congresos Internacionales: uno de prensa católica y otro de apostolado de los laicos. El primero se realizó en Viena. El segundo, en Roma. Fue en el año 1957.
Al pasar por Suiza, Visité las oficinas de la Organización Internacional del Trabajo.

El viaje le sirvió a Monseñor para establecer contactos que le ayudaron en la conformación del CEAS; desde el que se sigue ayudando y acompañando a los indígenas en su búsqueda de mejores condiciones de vida. Eso es trabajar por y para la Paz.

… Entablamos correspondencia con este profesor de la Universidad de Lovaina, a quien conocí solo más tarde…
… Al final, tomó él la resolución de venir hasta Riobamba, para dirigir un curso de dos meses de duración, dictado en horas de la noche, sobre Política de Desarrollo y Cooperativismo…
… El curso de realizó el verano de 1960. Participaron alrededor de treinta jóvenes de Riobamba, hombres y mujeres. Como conclusión del curso, se pensó en organizar una institución promotora de cooperativas. Así nació el CEAS, Dieron su nombre a la organización unos dieciocho jóvenes...”

Esta información encontramos en la web. ¿Tendría Monseñor Proaño, algo que ver?

“El Centro de Estudios y Acción Social "CEAS" fue fundado por Monseñor Leonidas Proaño V., Obispo de la Diócesis de Riobamba, en 1960. El "CEAS“, para realizar y desarrollar sus trabajos, implementó hace veinte años la Radio Promoción ….
… La presencia de la Emisora "Radio Promoción" jamás ha estado ausente de los oídos atentos de los indios; se ha definido como una Emisora educativa, con una programación en su propio idioma, para ser la expresión de su pensamiento, del rescate y la defensa de sus valores culturales; en una frase: ser la voz del marginado.”

Sólo el hecho de la creación de Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador, habría justificado el reconocimiento de COMUNICADOR DE LA PAZ. Sin embargo no fue un órgano más que creaba sino que entró de lleno en la emisora y él mismo llevaba su programa semanal HOY Y MAÑANA con el que mantenía diálogo continuo con su pueblo. También semanalmente se acercaba a su feligresía, a través de la Misa Dominical que transmitía ERPE; lo más significativo de sus homilías es que eran dialogadas; extraía toda la sabiduría en base a preguntas claves. De las palabras de la gente sencilla surgía la homilía y la enseñanza dominical.

ESCUELAS RADIOFÓNICAS POPULARES DEL ECUADOR (ERPE)

“… El Ecuador tenía y tiene aún un alto porcentaje de habitantes analfabetos
El porcentaje es tan alto en esta provincia, porque la gran mayoría de los indígenas no han recibido el beneficio de la escuela.
Para salir al frente de esta necesidad tan grave, siguiendo el ejemplo de Radio Sutatenza de Colombia, concebí el proyecto de Escuelas Radiofónicas Populares para la provincia del Chimborazo…
… Hubo que recorrer un largo y doloroso calvario. No contaba con medios financieros. Pedí ayuda a quienes podían dármela en la misma provincia del Chimborazo. Conseguí muy poco. Empezaron más bien las críticas. Pedí limosna, en compañía de dos sacerdotes de la Diócesis, en las puertas de las iglesias de Colombia, después de haber explicado la necesidad y el proyecto. También fue insuficiente el dinero que conseguí por este camino. Hubo que acudir a organizaciones extranjeras que empezaban a prestar ayuda a proyectos de desarrollo.
Con esta ayuda, nacieron Escuelas Radiofónicas Populares: una emisora de onda corta y de un kilovatio de potencia en antena; todo el equipamiento necesario para grabaciones y emisiones; 10 radio-receptores. Empezamos con 10 escuelas. Pronto se fundaron escuelas en número creciente, no solo en la provincia del Chimborazo, sino también en otras provincias del país….
…Para el funcionamiento de Escuelas Radiofónicas Populares, fue menester integrar en la organización un número creciente de personas y más todavía cuando se fueron creando servicios tales como: dispensario médico, hospedería, taller de reparaciones, periódico, una cooperativa dirigida de ahorro y crédito agrícola…
El periódico se llama JATARI
…Los indígenas despertaron de su sueño de siglos. No solo pusieron interés en aprender a leer y escribir, sino también en escuchar otros programas y en participar ellos mismos en la presentación de cantos, de música y de recitaciones… este despertar de los indígenas continuó creciendo a nivel nacional, sin desconocer por esto la acción de otras diócesis y también de instituciones como la Misión Andina y otras del Estado.
…También esta organización obtuvo personería jurídica y alcanzó su propia madurez para no necesitar del apoyo permanente del Obispo…
…En muchas ocasiones, he oído hablar a los mismos campesinos de "la familia de Escuelas Radiofónicas Populares".
…Obligado en cierta manera a echar una mirada retrospectiva… descubro que un poder misterioso, el de Dios, me ha conducido a lo largo de un proceso. Ese proceso no ha sido previsto por mí, menos aún planificado. Los sociólogos dicen que la comunidad es el fruto de un proceso: aglomeración - grupo - equipo - comunidad. El proceso que Dios ha realizado conmigo es el que voy describiendo: familia - grupos comunidad cristiana.

Con reflexiones como ésta, termina, Monseñor el capítulo II de su libro.
Hemos resaltado todos los momentos en los que desarrolla su faceta de COMUNICADOR DE LA PAZ.

Envío Nº 76 ANTE LA NOMINACIÓN DE MONSEÑOR AL PREMIO COMUNICADOR DE LA PAZ

Ante la nominación de Mons. Leonidas Proaño al premio Comunicador de la Paz, categoría post mortem:

En este Centro de Formación se encuentra la Capilla de Mons. Leonidas Proaño, denominada Santuario de la Inculturación por Don Pedro Casaldáliga. En la Capilla, como un tesoro invalorable está la tumba de Mons. Leonidas Proaño, desde donde continúa evangelizando por su sencillez, por su pobreza, por su amor a la Madre Tierra que lo cobija generosamente.

Sabemos que Mons. Proaño fue un Comunicador infatigable, como pide San Pablo: “a tiempo y a destiempo”. Esta fuerza y este compromiso de comunicación brotaron de su actitud permanente de escucha a los pobres y al Evangelio. Fue una persona silenciosa que maduraba su palabra en la contemplación de las bellezas de la Naturaleza en donde descubría al Espíritu de Dios. Nunca pronunció una palabra inútil. Su palabra fue siempre coherente con su accionar. Hizo carne el método de la JOC: ver, juzgar y actuar y lo aplicó en todos los momentos de su vida.

Entre sus esfuerzos como Comunicador de la Paz citamos de su libro “Creo en el Hombre y en la Comunidad”:
En el Seminario Mayor de Quito, “nació la idea de publicar para conocimiento interno, una revista. No necesitamos pensar mucho para bautizarla con el nombre de “Excelsior”. Los primeros números fueron escritos a mano. Obtuvimos del Rector del Seminario el permiso de leer cada número, a la hora del desayuno a todos los seminaristas”… continuamos adelante, logramos el obsequio de un viejo mimeógrafo y la revista podía adquirirla el que quisiera… Logramos más tarde, con ocasión de uno de los grandes aniversarios de fundación del Seminario Mayor de Quito, la publicación por la imprenta de un número extraordinario de “Excelsior”. Extraordinario, por haberse publicado en la imprenta. Extraordinario, por el número de sus páginas. Extraordinario, por las ilustraciones. Hasta por la calidad del papel. Estuvimos orgullosos de este número. Nos esmeramos en la elaboración de nuestros artículos y poesías. Fue el último número de “Excelsior”.

En la Diócesis de Ibarra, como sacerdote “empezamos a pensar en la publicación de una revista. Maduramos el proyecto. Pedimos la autorización del señor Obispo. Y nos lanzamos a sacar a luz el primer número el 13 de mayo de 1942. Debía aparecer cada dos meses. Salieron algunos números. No pudimos sostenerla desde el punto de vista económico.”

En Ibarra mismo, “como capellán de la escuela de los Hermanos de la Salle, pensé en la utilidad de un periódico infantil. Lo llamé “Granitos de trigo”. La colaboración de mis amigos consistía en la difusión en sus respectivas capellanías. También algunos párrocos colaboraron en este mismo sentido. El periodiquito alcanzó un tiraje de 3.000 ejemplares. Los niños escribían cartas y respuestas a cuestionarios que les hacía a través de sus páginas”.

Y, más tarde el 14 de Mayo de 1944, vio la luz el primer número del Semanario que luego se convertiría en Diario “La Verdad”. En el artículo editorial del primer número escribía entre otras cosas:
“Partimos desde un punto más hondo, más sincero, más humilde: Partimos desde nuestra condición de indigentes: vamos en busca de la verdad, como el sediento en busca del agua, como el ave en busca del espacio, como la flor en busca de la luz.
¿Qué es la verdad? –preguntó Pilatos a Cristo. Y no tuvo paciencia para esperar la respuesta.
¿Qué es la Verdad? –se han preguntado en todo tiempo los espíritus. Y es conmovedora el ansia que han puesto en su pregunta. Pero, cuántas veces no han tenido tampoco paciencia para esperar la respuesta.
Sobre todo, no han sabido guardar la paz, la soledad y el silencio, absolutamente indispensables, para poder escuchar en el interior la respuesta. Como Pilatos, han salido precipitadamente a la terraza del Pretorio, a escuchar el vocerío del populacho y a dar oídos a las intrigas de los fariseos.
Y es triste ver entonces al hombre claudicar cobardemente ante el griterío y ante la amenaza.
Es triste ver al hombre condenar a la Verdad, o dejar que se la condene, cuando se tiene autoridad y obligación de sacarla triunfante…
Nosotros no queremos esclavizarnos al griterío de las muchedumbres, ni a la amenaza de los Césares. Nosotros no queremos morir por falta de deseos, de esperanzas, de inquietudes. Nosotros no queremos conformarnos con nuestra propia indigencia. Partimos de ella, eso sí, para ser verdaderos desde el principio. Pero partimos llevados de un gran anhelo de tener paciencia para escuchar la respuesta; con la esperanza firme de que podremos escucharla; con el deseo ardiente de comunicar a los demás cuánto nos diga en el silencio Aquel que “es el Camino, la Verdad y la Vida”…
“La Verdad os hará libres”. Vamos en busca de la Verdad para ser libres.”

Y junto con la JOC, nace la Sociedad “Cardijn” que “es ahora una librería, una imprenta y un periódico, con unos jóvenes libreros, con unos jóvenes tipógrafos, y ojalá pronto también con unos jóvenes periodistas.”
“Señor: Tú sabes lo que es y lo que quiere llegar a ser la “Cardijn”, con todos sus servicios. Es una obra de apostolado.”

Como Obispo de Riobamba funda Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador:

“El Ecuador tenía y tiene aún un alto porcentaje de habitantes analfabetos. La Provincia del Chimborazo, es entre todas, la de más alto porcentaje: aún ahora cuenta con un 52%, según los datos proporcionados por el Ministerio de Educación Pública. El porcentaje es tan alto en esta provincia, porque la gran mayoría de los indígenas no han recibido el beneficio de la escuela.
Para salir al frente de esta necesidad tan grave, siguiendo el ejemplo de Radio Sutatenza de Colombia, concebí el proyecto de Escuelas Radiofónicas Populares para la provincia del Chimborazo.
Hubo que recorrer un largo y doloroso calvario. No contaba con medios financieros. Pedí ayuda a quienes podían dármela en la misma provincia del Chimborazo. Conseguí muy poco. Empezaron más bien las críticas. Pedí limosna, en compañía de dos sacerdotes de la Diócesis, en las puertas de las iglesias de Colombia, después de haber explicado la necesidad y el proyecto. También fue insuficiente el dinero que conseguí por este camino. Hubo que acudir a organizaciones extranjeras que empezaban a prestar ayuda a proyectos de desarrollo.”

Y desde Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador difundió cada semana un Programa Radial que tenía una finalidad educativa. Tal como le ocurrió en Ibarra con los niños y “Granitos de Trigo”, las comunidades cristianas nos reuníamos con el aparato de radio para escuchar el Programa Hoy y Mañana y contestar a las preguntas que dejaba planteadas Monseñor. Las respuestas se llevaban a la Curia de Riobamba y Monseñor elaboraba el programa siguiente con las respuestas de todas las comunidades y grupos cristianos de la Diócesis. Era un intercambio maravilloso. Así fue realizando su tarea de conscientización, a más de las visitas frecuentes a todos los lugares de su Diócesis, en donde escuchaba los problemas de las comunidades y en diálogo con los indígenas y campesinos buscaba la solución para esos problemas; y con la organización de cursos los más diversos con la convocatoria más amplia posible. Por eso sus programas radiales tenían siempre una introducción de noticias de lo que había realizado durante la semana, de los problemas de diferentes comunidades y se iba entretejiendo una solidaridad real y verdadera, una solidaridad que sobrepasó los límites de la Diócesis y fue abarcando el país, América Latina y los países del Tercer Mundo.

En carta del 10 de Octubre de 1954 escribía sobre la realidad que encontró en Chimborazo: “Cuando lo veo (al indio), siento oprimido el corazón y adivino lo formidable que es el problema de su redención. Con un trabajo debidamente planificado, completo, llevado a la práctica en todos los campos con una tenacidad que no admita desmayos, será menester mucho tiempo y que pasen algunas generaciones para que se pueda sentir algún efecto saludable. Y si no se hace nada, sencillamente este indio desaparecerá poco a poco, sumido en la miseria física, económica, intelectual, moral y religiosa.”

Así, desde su compromiso concreto con los empobrecidos de su Diócesis, los indios del Chimborazo, Mons. Proaño abrió su corazón a la causa de la liberación de todos los pueblos. Entre sus escritos hay muchos testimonios de esta realidad.

Envío Nº 75 ASPECTOS DE LA FILOSOFÍA DEL INDIO (II Parte)

ASPECTOS DE LA FILOSOFIA
DEL INDIO (II Parte)*

Las nacionalidades indígenas existentes en la selva amazónica del Ecuador, están amenazadas por la agresión de compañías multinacionales petroleras, por cultivadoras de la palma africana y madereras. Estas compañías están conduciendo a los indígenas de la selva a una muerte segura, sea por el contagio de enfermedades desconocidas por ellos, sea por el despojo violento de territorios que les son vitales, sea por el atropello a sus costumbres y a su cultura. Tanto el genocidio como el etnocidio son crímenes abominables. ¿Es justo comprar el progreso económico conduciendo a la muerte, a costa de la destrucción de la vida de seres humanos y de pueblos que tienen “un especial derecho adquirido a lo largo de generaciones” a un “espacio vital” que sea base, no sólo para su supervivencia, sino también para la preservación de su identidad como grupo humano, como verdadero pueblo y nación? (Juan Pablo II. Discurso a los indígenas de0 la Amazonía, en Manaos, Brasil, el 10 de julio de 1981).

Las lanzas que dieron muerte en el mes de julio último a nuestro obispo mártir, monseñor Alejandro Labaca y a la hermana misionera Inés Arango, en la selva del Ecuador, estuvieron dirigidas contra las compañías petroleras, pues los indígenas los vieron llegar en un helicóptero de una de las compañías explotadoras del “oro negro”.

En este viaje por Alemania quisiera encontrar SOLIDARIDAD con los pueblos indígenas de mi patria que están amenazados de muerte y solidaridad con la exuberante naturaleza de la selva ecuatoriana, amenazada también de destrucción y muerte. Busco en todas partes luchadores por la Paz y por la Vida. Debemos actuar antes de que sea demasiado tarde, antes de que la ambición y la locura de los hombres conviertan a nuestro planeta Tierra en una luna muerta, en un cementerio del espacio.

La tierra está de duelo. La tierra ha sido profanada, gritaba el profeta Isaías (Is 24, 5). Este mismo ha sido y es el grito de los indígenas, cuando luchan contra los conquistadores y profanadores, en defensa de su tierra, vale decir de su madre.

Roger Garaudy escribía hace diez años: “La relación del hombre con la naturaleza que caracteriza al Renacimiento se basa también en cierta relación individualista a ultranza, de la que nacerá el hombre de empresa, en el mejor y peor sentido de la palabra. Esa voluntad de provecho y de poder es también la del conquistador, que no vacila en franquear los límites del mundo conocido, no en devastar continentes y civilizaciones” (Diálogo de civilizaciones).

El jefe indio Seattle decía ya en 1855: “Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de ser. Le da lo mismo un pedazo de tierra que otro, porque él es un extraño que llega en la noche a sacar de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga. Trata a su madre, la tierra, y a su padre, el cielo, como cosas que se pueden comprar, saquear y vender, como si fueran corderos y cuentas de vidrio. Su insaciable apetito devorará la tierra y dejará tras de sí sólo un desierto. Si contamináis vuestra cama, moriréis alguna noche sofocados por vuestros propios desperdicios”.

El indio piensa con el corazón que la tierra es su madre. Es su pensamiento fundamental. Es el anillo central del núcleo pluricelular de su cultura. De allí nace el concepto de fraternidad extensa, de familia extensa, de igualdad entre todos. Si la tierra es la madre de los hombres, los hombres son sus hijos y, entre sí, son hermanos, llamados a constituir una gran familia. Así como una buena madre no establece diferencias entre sus hijos, la tierra es para todos y todos tienen iguales derechos. Esto fue el Ayllu, organización familiar indígena anterior a la conquista incaica. Con este mismo espíritu, los incas organizaron la distribución de la tierra en tres grandes partes: una para el Sol, otra para la familia real y otra para el pueblo. El Inca Garcilaso de laVega explica en su libro “Comentarios reales” que en esta distribución se buscaba principalmente la atención a las necesidades del pueblo: “Estas partes se dividían siempre en atención a que los naturales tuviesen bastantemente en que sembrar, que antes les sobrase que les faltase. Y cuando la gente del pueblo o de la provincia crecía en número, quitaban de la parte del Sol y de la parte del Inca para los vasallos; de manera que no tomaba el Rey para sí ni para el Sol sino las tierras que habían de quedar desiertas, sin dueño”.

Este espíritu fraterno e igualitario no ha desaparecido del todo, a pesar de haber transcurrido ya cinco siglos de la conquista española: se mantiene en la comuna y se alimenta de muchas actividades de carácter comunitario. “Para las comunidades indígenas, trabajar en la tierra tiene un sentido profundamente humanizante, dado que, mediante dicho trabajo, no sólo se construye, mantiene y desarrolla la comunidad, sino que incluso se respetan los ritmos profundos de la vida y el equilibrio de la ecología que les garantiza su sobrevivencia. Es una manera propia de cumplir el mandato del Señor: Dominad la tierra… (La evangelización de los indígenas en vísperas del medio milenio del descubrimiento de América).

Las semillas del Verbo que quedaron señaladas al hablar del concepto que tienen los indígenas de la tierra, aparecen también ahora al hablar del trabajo y de la vida comunitaria. “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” –dice la Biblia- al narrar la creación del Hombre. Dios es comunidad –dicen los teólogos-. Frente a un sistema socio-económico y político, en el que campea el individualismo, es satisfactorio y esperanzador encontrar hombres que responden con su vocación comunitaria organizándose y viviendo comunitariamente, porque no ha sido destruida la semilla del Verbo.

De su concepción fundamental de la tierra considerada como madre extraen los indígenas una distinta concepción del trabajo, que no debe ser devastador sino amoroso, parecido al esfuerzo que hace el niño tierno cuando estruja el seno materno para mamar la leche. De allí mismo extraen una concepción distinta del tiempo que tiene que ser utilizado armónicamente, sin prisas, de acuerdo al ritmo y cadencias de la naturaleza, de acuerdo a la sucesión de las estaciones. De allí mismo extraen una concepción distinta del dinero, cuya adquisición no constituye el objetivo final de su vida y de sus luchas, sino un simple instrumento de intercambio.

De esa misma concepción fundamental de la tierra, considerada como madre, extraen los indígenas una concepción distinta y una práctica distinta de la medicina, pues la tierra madre les provee de una diversidad de plantas medicinales utilizadas de acuerdo a la variedad de enfermedades. Y anhelan una educación distinta que esté más acorde con su pensamiento y sus costumbres. Y, partiendo de esa concepción de tierra y amándola entrañablemente, se muestran profundamente religiosos, encuentran que el Dios invisible de sus antepasados, Pachacamac, es en definitiva el mismo Dios visible de sus antepasados, es “luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo” (Jn. 1,9), captan maravillosamente su mensaje, y, sobre todo, lo ponen en práctica sin inútiles discusiones ni cálculos egoístas.

Este es el pueblo que está naciendo y a cuyo servicio estoy como presidente del departamento de Pastoral Indígena de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, desde que el Santo Padre aceptó mi renuncia de obispo de la Diócesis de Riobamba. Dos objetivos se propone ir conquistando el departamento de Pastoral Indígena: prestar todo el apoyo posible a la organización del pueblo indígena y trabajar por el nacimiento de la Iglesia indígena. Con una humilde actitud de reparación a la injusticia de siglos, la Iglesia del Ecuador, por medio del departamento de Pastoral Indígena, quiere que se formen sacerdotes indígenas, en seminarios en donde se respete su cultura; quiere que se formen religiosas indígenas, así mismo en centros en donde se respete su cultura, quiere que lleguen a tener obispos indígenas como lo manifestó el Papa Juan Pablo II en su visita a Ecuador, a fines de enero de 1985.

Termino expresando mi danke por haber podido realizar este largo viaje, a pesar de los años que llevo encima, y realizar esta visita a Alemania.

Agradezco al padre Enrique Rosner por su amistad, por todo lo que ha hecho para que yo pudiera estar aquí, por la minuciosa preparación que ha realizado y por su fraterno acompañamiento.

Quiero considerarme como un viajero de la solidaridad y de la paz.

En la Arquidiócesis de Munich tuve ya algunos encuentros con comunidades y movimientos y espero haber contribuido así a profundizar la amistad fraterna que esta iglesia local de Alemania ha alimentado con la nuestra de Ecuador durante 25 años. Viajaré a Bonn para presentar ante la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal, la causa de los Derechos Humanos de los indígenas, cuando nos aproximamos a la conmemoración del quinto centenario del descubrimiento de América. Aquí en Saarbrucken, quise poner más el acento en el aspecto cultural del pueblo indígena.

Quisiera decir, una vez más, mi danke, al Senado de la Universidad, a los profesores de la Facultad de Filosofía, por su gentil invitación y por el interés que han puesto en mi causa que se identifica con la causa de los indígenas.

Quisiera decir mi danke a monseñor Emilio Stehle, por su vieja amistad y su discurso de presentación en este acto. Nos hizo presentes los largos caminos que, junto con el pueblo pobre, aprendiendo yo y aprendiendo él, hemos recorrido durante años, para mí inolvidables, como peregrinos a través del desierto.
Quiero expresar muchos danke también al profesor doctor Gothold Hasenhüttl, quien, según he sabido, se comprometió mucho por la causa de la liberación de los indígenas y el rescate de su cultura.

Creo que este título de Doctor Honoris Causa concedido a mi modesta persona y, por intermedio mío, al pueblo indígena de mi Patria, a ese querido pueblo que me enseñó su sabiduría, honra en primer lugar a la Universidad, porque significa una ampliación de su horizonte hacia la construcción de la paz y la amistad entre los pueblos y, de una manera especial, con los pueblos indígenas; porque significa una invitación al compromiso de solidaridad y de servicio, a un compromiso de transformación de un mundo que se deshumaniza en un mundo fraterno y humano; porque significa una exhortación a dar testimonio de escucha y práctica de cuanto Jesús quiere decirnos por medio de los pobres: “Padre, Señor del cielo y de la tierra, yo te alabo, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y prudentes y las revelaste a la gente sencilla. Si Padre, así te pareció bien” (Mt. 11, 25).

Gracias a Dios. Gracias a ustedes, mis hermanos, amigos de los indios.

Dank sei Gott, ich danke ihnen, meine Bruder, freude der Indios,

Envío Nº 74 ASPECTOS DE LA FILOSOFÍA DEL INDIO (I Parte)

ASPECTOS DE LA FILOSOFIA
DEL INDIO (I Parte)*

Señor, señoras, señores:

Debo agradecer por el privilegio que se me ha concedido al otorgarme el título de Doctor Honoris Causa de esta distinguida Universidad de Saarland.

Quiero hacerlo, no en cumplimiento de un mero formalismo, sino de corazón. Quiero hacerlo, no por que yo me considere merecedor de un titulo semejante, sino porque en este acto, descubro la bondad, la generosidad, el espíritu de estímulo de los conductores y estudiantes, y, creo yo, de los hermanos alemanes. Quiero hacerlo, reconociendo con sencillez, que cuanto he vivido y aprendido no ha sido extraído de las aulas universitarias de mi país o de algún otro país del mundo, sino de la cantera del pueblo, porque mi universidad ha sido el pueblo y mis mejores maestros han sido los pobres en general y particularmente los indígenas del Ecuador y de América Latina, considerados en Puebla como “los más pobres entre los pobres”.

¿Cómo hacerlo? ¿Cómo expresar significativamente mi agradecimiento a la Universidad, a la ciudadanía y a los amigos aquí presentes? El título de Doctor Honoris Causa es un don que se me concede gratuitamente, entre amigos y hermanos, es normal que se establezca una correspondencia: el agraciado con un don está llamado a corresponder con otro don a los generosos donantes. En mi caso concreto, quiero ofrecerles el don que a mí me ha enriquecido: el tesoro del pensamiento y de las enseñanzas de los indígenas. Pienso que así puedo corresponder a vuestra generosidad y, al mismo tiempo, hacer justicia a quienes me han hecho confianza de revelarme su identidad cultural y mostrarme cómo hay que vivir el Evangelio.

Mis padres, haciendo uso de su pedagogía de pobres, me enseñaron desde niño a amar a los indígenas. Por esto, durante mis años de estudio en el Seminario Mayor de Quito, mi sueño era llegar a ser párroco rural.

El sueño demoró largos años antes de convertirse en realidad, pues, durante 19 años después de ordenado sacerdote, trabajé en la ciudad de Ibarra, como profesor en el colegio-seminario San Diego, como co-asesor de la JOC (Juventud Obrera Cristiana) y como fundador y director del periódico La Verdad. Al cabo de esos años, la Santa Sede me nombró obispo de Riobamba. Al conocer, en mi primer recorrido, el territorio y los habitantes de esa diócesis, me di cuenta de que Dios me esperaba allí para realizar mi sueño.

La situación de los indígenas, desde todo punto de vista, era deplorable. Los indígenas estaban hundidos en la miseria total: económicamente desposeídos de sus tierras y explotados; socialmente marginados y despreciados; culturalmente reducidos a la ignorancia y al analfabetismo; políticamente considerados como cero a la izquierda, puesto que, por analfabetos, no tenían derecho ni a dar su voto para elegir mandatarios o legisladores. Desde el punto de vista psicológico, eran víctimas de múltiples y destructivos complejos, tales como la ignorancia, el miedo, la desconfianza, la pasividad, el fatalismo.

Dentro de este panorama desolador, he sido testigo, durante más de treinta años, del poder liberador del Evangelio, vale decir, de la continuidad de realización de los signos con que Cristo acompañaba la proclamación de la Buena Nueva a los pobres. Efectivamente, quienes estuvieron ciegos, ahora ven, quienes habían perdido la palabra por causa de la opresión, y estaban mudos, ahora hablan; quienes se sentían tullidos y paralíticos, porque habían sido maltratados durante siglos, ahora caminan y se organizan como pueblo.

Nos aproximamos al año 1992 en el que se cumplirá el quinto centenario del llamado descubrimiento de América y de la primera evangelización de sus habitantes, los indios. A esta altura de la historia, los indios de la provincia de Chimborazo (Diócesis de Riobamba), los indios del Ecuador (más de tres millones), los indios de América (más de cuarenta millones), han comenzado a abrir los ojos, han comenzado a ver, han comenzado a desatar su lengua, han comenzado a recuperar su palabra, han comenzado a decirla con valentía; han comenzado a ponerse en pie, han comenzado a caminar, han comenzado a organizarse y a realizar acciones que pueden convertirse en acciones de trascendental importancia para ellos, para los países de América, para muchos países del mundo.

Porque ya ven, porque ya dicen su pensamiento, porque ya caminan y saben a dónde van, frente a la conmemoración de los quinientos años del “descubrimiento” de América, rechazan toda celebración pomposa y triunfalista que pretenden llevar a cabo tanto los gobiernos como las iglesias de España, Europa y América Latina, reunidos en Quito, Ecuador, del 30 de junio al 6 de julio de 1986, con ocasión de la “Segunda Consulta Ecuménica de Pastoral Indígena”.

¿Por qué rechazan el propósito de conmemorar solemnemente un acontecimiento al parecer, tan significativo? Porque, más que un descubrimiento, fue una invasión con fatales consecuencias: extinción de más de setenta y cinco millones de hermanos, usurpación de sus dominios territoriales, desintegración de su organización y cultura, sometimiento ideológico y religioso. Porque a partir de la conquista española, se ha establecido una permanente violación de sus derechos fundamentales; porque la Iglesia Católica y otras iglesias, particularmente es estos últimos tiempos las sectas religiosas, han colaborado con el poder temporal al sometimiento de los pueblos indios.

Los indios del Ecuador y de América han empezado a realizar un autodescubrimiento, ese que, por encima de todo folklorismo, llega al núcleo de su propia originalidad, de su propia identidad histórica y cultural; ese que extrae de las profundidades del ser lo característico y, por lo mismo, lo distintivo, de su manera de concebir el mundo, el trabajo, el tiempo, el dinero, la familia, la comunidad, la organización, la educación, la nacionalidad, la autodeterminación, las relaciones con Dios, la autenticidad del Evangelio y de la Iglesia de Cristo. Los indios de América Latina – dice un importante documento del Departamento de Misiones del CELAM – “mantienen con la tierra una relación mística”. (La Evangelización de los indígenas en vísperas del medio milenio del descubrimiento de América. Bogotá, septiembre 16 de 1985).

Proclaman hoy que la tierra es su madre, porque de ella han nacido, porque ella los alimenta, porque en su seno descansan cuando están fatigados por el trabajo, porque a ella volverán cuando mueran.

Esta concepción de la tierra hunde sus raíces en la narración bíblica de la creación del mundo y del hombre. Es fácil descubrir en ella las semillas de Verbo. El Génesis cuenta que “Yahvé formó el hombre con polvo de la tierra” (2,7); que dijo “Produzca la tierra pasto y hierbas que den semilla y árboles frutales que den sobre la tierra fruto con semilla dentro” (1,11-12); “produzca la tierra animales vivientes de diferentes especies”(1,24); que entregó al hombre” para que se alimente, toda clase de hierbas, de semillas y toda clase de árboles frutales” (1,28); que llevó ante el hombre “todos los animales del campo y todas las aves del cielo para que les pusiera nombre” (2,19).

Eco vivo de la belleza del cántico bíblico de la creación fueron las palabras con que contestó el jefe Seattle de la nación Swamish al presidente Franklin Pierce, a la propuesta de compra de sus tierras: “Habéis de saber que cada partícula es sagrada para mi pueblo. Cada hoja resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido son sagrados en la memoria y en la experiencia de mi pueblo… Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las fragantes flores son nuestras hermanas; el venado, el caballo, el águila majestuosa son nuestros hermanos… El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre”.

Con la misma emoción y profundidad de hace más de ciento treinta años con que habló el jefe indio, hablan hoy los indios del Norte, Centro y Sudamérica, acerca de la tierra y de la naturaleza. El indio concibe como madre a la tierra, porque de ella ha nacido también, porque ella le alimenta. La tierra laborable está compuesta de arena, arcilla, caliza y una capa de humus. Las plantas extraen de la tierra el nitrógeno, el fósforo, el potasio, el magnesio y otras composiciones químicas. Los animales se alimentan de las plantas. El hombre se alimenta de las plantas y de los animales. En definitiva, el hombre se alimenta de la tierra, de las sustancias que componen la tierra, de la misma manera como el niño se alimenta de la leche de su madre. Existiendo una relación vital tan estrecha, ¿cómo ha podido el hombre olvidar que es tierra? El hombre indio no lo ha olvidado. Recogiendo su pensamiento el Documento de Bogotá antes citado dice: “…no son ellos los que poseen la tierra sino que es la tierra la que los posee a ellos, más aún, los indígenas son la tierra”.

Es cierto que esta manera de pensar está en abierta contradicción con el pensamiento de la cultura occidental economicista y dominante. Es cierto que muchísima gente puede opinar que esta manera de pensar acerca de la tierra es primitiva, anticuada y contraria al ímpetu irresistible del progreso que anima al hombre moderno. Sin embargo, creo que estamos en la última hora que nos permite todavía detenernos a reflexionar para examinar si lo que llamamos progreso no es una carrera loca hacia la destrucción y la muerte, y si no estamos obligados también en este caso, a volver a las fuentes para redimir la vida.

La visión armónica que tiene de la creación el pueblo indígena, su respeto a la naturaleza y su cuidado de las reservas pueden educar la conciencia ecologista de los hombres de Europa y de otras partes del mundo y contribuir a que se haga un alto a la explotación destructora de los recursos naturales.

Envío Nº 72 DESARROLLISMO Y DESARROLLO (II Parte)

Programa radial HOY Y MAÑANA Riobamba, 5 de mayo de 1972

Mons. Leonidas E. Proaño

DESARROLLISMO Y DESARROLLO (II Parte)

6.- Para el desarrollo: curación en la raíz.- Como hombres de fe, tenemos que partir de un presupuesto: vivimos en situación de pecado. Esto quiere decir que el mal está en la raíz misma del hombre. El egoísmo, la ambición, el orgullo, el anhelo de mando son nombres que señalan esa raíz del mal que está en el hombre y que repercute necesariamente en la vida de la sociedad, en la estructuración de esa misma sociedad, en las costumbres, en los criterios, en los comportamientos. Esto es lo que tenemos que poner de presente para entender lo que sigue.

El desarrollo debe empezar por la curación del mal en la raíz. Supongamos que tenemos un árbol enfermo y que la enfermedad está en su raíz misma. Si queremos que este árbol crezca, produzca ramas, flores y frutos, es indispensable prestar atención a la curación de este árbol en su raíz. De otra manera, se irá secando, desaparecerán sus hojas sus ramas, se volverán como sarmientos secos y no habrá ninguna esperanza de que florezca y produzca fruto. Después de algún tiempo, el árbol morirá totalmente.

Aplicando la comparación, podemos decir que todo cuanto se hace como desarrollismo no cura el mal de la sociedad en su raíz. Esta es la razón por la que los pueblos van de mal en peor. Esta es la razón por la que nuestra Patria no adelanta. Se están tomando medidas por el Gobierno para sancionar a los grandes productores, a los grandes contrabandistas, a los grandes comerciantes que busca sólo su propio enriquecimiento. Pero estamos asistiendo a una lucha, a veces sorda, a veces descubierta, por la cual esas personas quieren salir adelante con sus ambiciones para favorecer sus intereses egoístas. Lo malo es que, en pequeño, también el pueblo se ha dejado picar por este mal: también los trabajadores, los artesanos, los pequeños vendedores procuran abusar de los ingenuos y, no digamos enriquecerse, pero sí aprovechar de la candidez de otros. Lo cual es un indicativo de que el mal está en el fondo del ser de todos nosotros. Por esto, debemos luchar constantemente para matar en nosotros el egoísmo.

7.- Para el desarrollo: curación total.- No puede haber desarrollo en todo el sentido de la palabra si no se atiende a la curación total del mal que aqueja a la sociedad. El desarrollismo, ya lo decía, es parcial y busca únicamente el progreso económico y tecnológico. Esta es una muestra de una curación parcial. Hay pueblos actualmente muy ricos y que sin embargo no encuentran el sentido de vivir. Los suicidios abundan más en países económicamente muy desarrollados, pero espiritualmente subdesarrollados. Esta es una prueba palmaria de que el dinero y las comodidades no llenan el vacío del corazón humano. ¿De qué sirve que una pareja de casados tengan una linda casa, un lujoso automóvil, refrigeradora, aparato de radio, aparato de TV, una cantidad innumerable de vestidos y de joyas, si es que entre ellos mismos no se aman, si es que no se entienden, si es que se aíslan el uno del otro, si es que se sienten incapaces de amarse entre sí y de amar a los demás? El hombre es un todo muy complejo. Tiene muchas necesidades. Tiene múltiples aspiraciones. La satisfacción fundamental del hombre que es alcanzar la felicidad. Y la felicidad no se alcanza, si el entendimiento no conquista progresiva­mente la verdad, si la voluntad no descubre en qué consiste el amor auténtico, si la imaginación no se constituye en una servidora real y creativa de la inteligencia, si el trabajo no se realiza como una tarea digna de las capacidades que Dios mismo ha dado al hombre. En suma, debemos aspirar a que no haya hombres intelectuales con hambre ni hombres hambrientos sin desarrollo intelectual, a que no haya hombres huérfanos de toda amistad por encerrarse ellos mismo en una soledad egoísta ni hombres que abusen de la palabra amistad para engañar a las multitudes.

8.- Para el desarrollo: curación rápida.- Hay gentes que optan por la palabra evolucionismo. Desean que las transformaciones del hombre se realicen lentamente. Todo debe tener su ritmo. Cuando un pueblo ha conquistado ya su libertad en el sentido integral de la palabra, es comprensible que se establezca un ritmo más o menos apaciguado en su marcha hacia adelante. Pero cuando un pueblo o un conjunto de pueblos se encuentran postrados de tal manera que no pueden dar pasos hacia adelante, o en otras palabras, cuando se encuentran pueblos que están muy enfermos, muy dominados, enteramente marginados, no es posible pensar en una curación lenta y progresiva. A un enfermo grave no se le dan agüitas de remedio. Los médicos utilizan antibióticos, que es como decir bombardean a los microbios de la infección. Los cirujanos preparan rápidamente a su paciente para una operación, aunque resulte peligrosa, pues no hay otra salida para la conquista de la salud. De igual manera, cuando los pueblos se encuentran gravemente enfermos. La curación debe ser rápida. Solamente así se podrá pensar en el desarrollo posterior.

9.- Crecimiento esencial.- ¿Qué es entonces lo que debemos entender por la palabra desarrollo? Aún cuando ya lo he insinuado de paso, será bueno que nos detengamos por unos instantes a profundizar en el concepto mismo de desarrollo. El Papa Pablo VI habla de desarrollo integral de todo el hombre y de todos los hombres. Así debemos entender el desarrollo. Debe desarrollarse todo el hombre: lo constitutivo de su ser debe desarrollarse. Debe desarrollarse también lo que no es tan esencial. Pero, naturalmente, la preferencia debe estar por el desarrollo de todo aquello que hace que el hombre se haga más hombre. ¿Y qué es lo que hace el hombre más hombre?

El hombre es hombre por su inteligencia: tiene que desarrollarla. El hombre es hombre por su imaginación creadora: tiene que desarrollarla. El hombre es hombre por su memoria: tiene que desarrollarla. El hombre es hombre por su capacidad de decisión: tiene que desarrollarla. El hombre es hombre por su capacidad de responsabilización: tiene que desarrollarla. El hombre es hombre por su capacidad de hacerse libre: tiene que conquistar su libertad. El hombre es hombre por su capacidad de amar: debe aprender a amar a Dios y al prójimo. Entonces, se desarrolla todo el hombre. Esto es lo constitutivo del hombre.

Pero el hombre está condicionado a otras múltiples necesidades: necesita alimentar su cuerpo, necesita vestirlo, necesita cubrirse de los rigores del tiempo, necesita luchar contra las enfermedades. Le son, pues, necesarios como medios: los bienes materiales, entre ellos el dinero. Le son necesarios los adelantos de la ciencia y de la técnica. Pero todo esto en función del crecimiento integral del hombre y sin descuidar ese mismo crecimiento en todos los hombres. Así se entiende la frase de Pablo VI: "tener más para ser más". Tener más bienes materiales, tener más conocimientos, tener más relaciones humanas...para ser más hombre en el sentido arriba descrito.

Prestar atención valiente y decidida al desarrollo así entendido es una tarea que nos compete a todos. El desarrollismo, aparentando hacer mucho bien, no hace sino dilatar y aún matar el verdadero desarrollo. Cuántas veces el desarrollismo no es sino el fruto intencionado del egoísmo. Otras veces, puede ser el fruto de una mentalidad confusa. Tengamos nosotros bien claras las ideas para que podamos tener también opciones bien definidas.

10.- El hombre cabal.- ¿Es posible realizar todo esto que se ha entendido como desarrollo? Posible, sí es. Otra cosa es pensar si esto es o no fácil. No debemos cerrar los ojos. No es tarea fácil. El egoísmo ha echado profundas raíces en nosotros. Constantemente resurge cuando menos pensamos. Debemos meter una empresa semejante. La misma situación de pecado en que vivimos nos abruma y nos deprime. Nosotros hemos podido sentir, en una u otra oportunidad, esta incapacidad de crecer en humanidad. ¿Qué hacer?

"Lo que no es posible a los hombres, para Dios no es imposible", dijo Jesucristo cuando, después de haber lanzado invectivas contra los ricos, sus apóstoles le objetaron: "pero entonces, ¿quién podrá salvarse"? Lo que no es posible a los hombres, es posible para Dios. Esta es la fe del cristiano. Para salvarlo de este abismo de pecado, el Hijo de Dios se hizo hombre. Su encarnación no solamente significa que tomó carne en el seno virginal de María, sino también que asumió nuestra pobre naturaleza humana para transformarla. Si nosotros aceptamos plenamente su Evangelio, la salvación empezará en nosotros. La aceptación plena del Evangelio significa no sólo una aceptación intelectual, sino una aceptación vital. Es bienaventurado aquel que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica. No basta con escucharla. No basta con entenderla. No basta con guardarla en la memoria. Es necesario ponerla en práctica, vivirla todos los días, frente a todas las circunstancias. Así el cristiano puede aspirar con fundamento a desarrollarse indefinidamente.

Además, es menester tener presente que Cristo mismo se ha hecho hombre para ser nuestro prototipo, nuestro modelo, el ejemplar perfecto, el hombre cabal. Quiso nacer pobre para darnos a entender que no son los bienes terrenales lo esencial para el hombre. Pero entregó en cambio su pensamiento, su doctrina, su amor, su poder, sus acciones y su vida misma para realizar su obra salvadora. Tal vez nunca y sin tal vez, definitivamente, no alcanzaremos en toda nuestra vida la estatura de Cristo, pero mientras más nos esforcemos por seguir sus huellas, más nos acercaremos a reproducir en nuestra vida su figura. Estas enseñanzas de la fe son verdaderamente estimulantes.