lunes, 5 de octubre de 2009

Envío Nº 78 EL PASTOR HOY (I Parte)

EL PASTOR HOY

Conferencia dictada por Monseñor Proaño en la Facultad de Teología de Quito
18 de octubre de 1985

Bien… Sin formulismo, porque no voy a dar una conferencia, más bien, mi presencia quiero que sea una presencia de hermano; de quien viene a conversar con ustedes sobre un tema de importancia; por eso digo sin formulismos, voy a entrar de inmediato a presentarles algunas ideas relativas al tema “El Pastor Hoy” ¿ese es el tema, verdad?. Bueno…

Estas dos palabras tenemos que desentrañarlas: ¿qué significa, primero, el Hoy? y segundo ¿qué significa el ser Pastor? El Hoy me parece que significa no solamente lo obvio, el tiempo; el hoy, la época histórica en la cual nos ha tocado vivir y trabajar, sino también, en cierta manera, encierra el aquí; no pueden estar desunidos el hoy y el aquí. Dos circunstancias sumamente importantes para descubrir cómo tienen que ser el pastor hoy. Esta etapa histórica es una etapa de cambio, ya el Concilio Vaticano II y los discursos de los Papas hablaron de cambios rápidos que se van produciendo en el mundo entero: cambios que tienen su origen en el adelanto científico, en el adelanto tecnológico, en el avance de ciencias, no solamente físicas, no solamente químicas, no solamente astronómicas, sino también, el avance de ciencias, como la psicología. Hay un avance, un avance que produce cambio. Cambios en la manera de ser, en la manera de actuar y de reaccionar de la gente en general… Y nos encontramos, nosotros, dentro de un continente: América. Dentro de un conglomerado de países: latinoamericanos. Dentro de un contexto también de indígenas, por eso se habla de Amerindia al hablar de América Latina, si solamente hablamos de América Latina, estamos poniendo los ojos en determinadas capas sociales y dejamos en el olvido la existencia de alrededor de 40.000.000 de indígenas que viven en estos países. Debemos situarnos, por lo mismo, también, dentro de nuestro propio país, el Ecuador ¿Cuál es la realidad de este país nuestro? Cuando se habla de realidad, los especialistas en ciencias sociales nos hablan de la realidad coyuntural y de la realidad estructural. La realidad estructural es algo que está establecido, que está, hasta cierto punto, consolidado y que mantiene un estado, una manera de ser en lo social, en lo económico, en lo político, en lo religioso. Y la realidad coyuntural es aquella que está en transición que está cambiando de acuerdo a determinadas circunstancias, y que por lo mismo puede ser orientada, sea en el sentido de un apoyo, de una consolidación mayor de la realidad estructural o también puede ser cambiada en el sentido de atentar o de intentar destruir, cambiar la misma realidad estructural. Todo esto significa ese hoy.

Para un seminarista, para un sacerdote, para un obispo, para una religiosa, para un cristiano que quiera ser fiel al pueblo, hay la obligación, por consiguiente, de conocer esa realidad. Pero conocerla, no solamente a través de los libros, de las revistas, de los artículos de especialistas, sino fundamentalmente conocerla desde dentro. Conocerla desde dentro significa, en términos cristianos, encarnarse en la realidad.

Ya vamos entonces descubriendo una característica propia del pastor: está llamado a encarnarse en la realidad; pero quiero insistir en este aspecto de conocer la realidad desde dentro; se la puede conocer, como acabo de insinuar, a través de lecturas, de estudios realizados por otras personas, quienes para realizar esos estudios realizaron, a su vez, un esfuerzo de conocimiento a través de la investigación; llevaron a la investigación unas categorías de pensamiento, unos objetivos concretos, una estructuración mental para esa investigación; y pueden los estudiosos haber escogido, por ejemplo, la situación de la familia ecuatoriana, o la situación del trabajador ecuatoriano, o la situación de los jóvenes del Ecuador, o la situación del campesino, más particularmente la situación del indígena y así por este estilo… y realizar una investigación que bien puede abarcar diversos campos, o diversos aspectos de la vida de estos sectores sociales. Bien se puede estudiar ¿Cómo es la composición y la vida de la familia indígena? ¿Cómo es su situación en relación con el trabajo? ¿Cómo es su situación en relación con los demás sectores sociales del país? ¿Cuáles son sus relaciones con otras organizaciones, con otros estratos sociales? ¿Cuál es su situación en relación con su cultura y con las culturas que encontramos en un país, como el Ecuador? ¿Cuáles son sus distracciones? ¿Cómo está el estado de su salud? Podemos estudiar a través de quienes se dedicaron a esas investigaciones también su psicología, su historia, ¿Cómo es la psicología del indígena? Y lógicamente también habrá necesidad de estudiar su religión ¿Cómo vive la religión? Bien… todo eso podemos recibirlo de manos de estudiosos; y está muy bien que recibamos ese aporte, está bien que recibamos inclusive sus interpretaciones de esa realidad. Pero, para el objeto de este tema “El Pastor Hoy” me parece indispensable que empecemos a conocer esa realidad desde dentro y por esto he hablado de la necesidad de una encarnación en la realidad.

Y para no apartarme del ejemplo propuesto, puesto que inclusive ha sido el campo de preferencia durante el ejercicio del Episcopado en Riobamba, el de los indígenas, necesitamos meternos en la vida de los indígenas, conocer ¿cómo está estructurada su familia? ¿Qué relaciones hay entre esposo y esposa, entre padres e hijos? ¿Qué tipo de comunicación? ¿Cómo es el trato del hombre, del varón a la mujer indígena? ¿Cómo es el trato de la mujer indígena al varón, a su esposo? ¿Cómo es el trato de los padres a los hijos? Tenemos que conocer, desde dentro, ¿Cómo trabajan, en qué trabajan? La agricultura, el pastoreo… irán a buscar trabajo en ciudades como: Guayaquil, Quito y otras ciudades inclusive porque no tienen lo suficiente con el trabajo agrícola. ¿Cómo es el trabajo de los migrantes, por ejemplo, en los ingenios de azúcar; van allá a cortar caña, un trabajo duro y peligroso ¿en dónde se alojan?, ¿de que conversan? ¿Qué otras relaciones entablan allí en ese ambiente lejano? ¿Cómo reaccionan frente al recuerdo de su familia, de sus comunidades? ¿Qué peligros encuentran allí? Tanto desde el punto de vista de su salud, como desde el punto de vista económico, como desde el punto de vista religioso. Tenemos que conocer desde dentro las relaciones sociales: ¿pertenecen a alguna organización? ¿Qué es la comuna, qué es el cabildo, qué es una federación, federación de comunas? ¿Cómo es que han entrado otro tipo de organizaciones como la asociación, como el sindicato, como la cooperativa? ¿Son respuesta estas últimas organizaciones a la manera de ser del indígena, a sus necesidades? ¿Cómo funciona una comuna? ¿Cómo funciona, por lo mismo, toda la comunidad? ¿Cuál es el papel que desempeñan los que han sido elegidos dirigentes o miembros del Cabildo? ¿Qué raigambre histórica tiene todo esto? ¿Qué relaciones tienen, por consiguiente, estas organizaciones campesinas, indígenas con otras organizaciones; pongamos las tres centrales principales sindicales que existen en el Ecuador: la CTE, la CEDOC, CEOLS? de una manera han tratado de extender su acción al campo, al mundo indígena ¿qué influencia alcanza? ¿Hasta qué punto han penetrado con sus ideologías a la realidad, al pensamiento mismo indígena? ¿Qué es lo que se proponen en todo conjunto de relaciones entre las organizaciones indígenas y las organizaciones que vienen desde fuera? De la misma manera tenemos que conocer, desde dentro, su situación de salud: ¿cuáles son las enfermedades a que está más expuesto? La tuberculosis, la parasitosis,… enfermedades de otra índole más violenta que acaba rápidamente con la vida de los niños, con la vida de los mismos adultos. Y digo desde dentro: estando con ellos, viviendo en lo posible, si quiera parcialmente en cuanto a tiempo con ellos, para irnos dando cuenta de esa realidad; y los mismos desde el punto de vista religioso, hablé también de distracciones: ¿cuáles con sus distracciones? Allí entraría un estudio del alcoholismo en las comunidades indígenas. Desde dentro es lo que quiero subrayar: mediante un esfuerzo de encarnación. “Encarnación” que, siempre que hablo de este tema, advierto que debe ser gradual; no podemos encarnarnos violentamente en una realidad tan dura, tenemos que ir paso a paso; gradual también en el sentido de que no todos tenemos la misma capacidad de encarnación en una realidad de pobreza, y que por lo mismo hay que respetar las capacidades diversas. Hay gente que es capaz de vivir y de compartir permanentemente la vida de los indígenas, por ejemplo, son casos raros; si alguien dijera que esa ha de ser la norma de encarnación, me parece que se equivocaría porque si se quiere obligar a un estilo de vida semejante a todo tipo de persona: o bien se puede caer en una enfermedad mortal, o bien se puede caer en una enfermedad sicológica, en la depresión. Por eso digo que hay necesidad de hacer una encarnación gradual, midiendo las propias fuerzas hasta dónde puedo, pero con sinceridad; no para excusarnos y decir yo no puedo meterme con los pobres, no puedo meterme con los indígenas… hacer los esfuerzos. Y para eso entonces ha de servir, para hacer un juicio y un discernimiento, de las capacidades, la cooperación de un equipo, de un equipo que vaya diciendo así mismo con sinceridad: hasta ahí no más, no vayas más adelante, te notamos muy melancólico, te notamos muy preocupado no se si es cierto pero parece que no duermes bien. por ejemplo, entonces hay una voz amiga que le detiene en ese esfuerzo generoso; pero vuelvo sobre el mismo pensamiento, hay necesidad de un conocimiento de esa realidad ya globalizando de la realidad social en general, de acuerdo al campo al que nos vayamos a destinar, conocerla desde dentro; nos servirá mucho el estudio realizado por otras personas la interpretación que nos de el sociólogo y el antropólogo nos van a servir mucho, pero nada podrá remplazar a este conocimiento que se va adquiriendo en contacto, en convivencia con la misma realidad de los hombres a quienes vamos destinados como pastores. Primera característica.

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