jueves, 28 de enero de 2010

Ponencia: PUEBLOS Y SUMAK KAWSAY. Fraçois Houtart

LOS INDIGENAS Y LOS NUEVOS PARADIGMAS DEL

DESARROLLO HUMANO
François Houtart

Celebrar el 100° aniversario del nacimiento de Monseñor Leonidas Proaño, el obispo de los Indios, no se puede hacer sin recordar como desde una perspectiva espiritual, el abordo las dimensiones sociales y políticas de la situación de los pueblos indígenas, mucho antes del reconocimiento político de la realidad multinacional de la sociedad ecuatoriana, él hablo de la importancia del concepto, no solamente para el Ecuador, sino también para el conjunto del continente Latino Americano. Sus estrechos contactos con la OIT influyeron la redacción del Convenio 169 sobre los Pueblos indígenas y tribales, del 14 de Abril 1989. El resultado final fue la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos indígenas del 13 de septiembre 2007. Sabemos también todo lo que la Constitución Política del Ecuador de 2007 contiene como fruto del pensamiento promovido por Monseñor Proaño.

Sin embargo, es importante hoy día alargar las perspectivas y desarrollar una dimensión global. Frente a la crisis multidimensional que vive la humanidad, Proponer regulaciones como lo hacen el G20 o aún la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas de junio 2009, no basta. Se trata de encontrar alternativas al modelo de desarrollo económico, social y cultural que llevo el mundo al callejón sin salida que conocemos. Y por eso el renacimiento del pensamiento indígena tiene su importancia:

1. Los indígenas del continente americano:

La visión de pueblos anihilados e incapaces de reencontrar una razón colectiva de vivir ha sido totalmente abandonada, existió en la mente de los colonizadores y de sus descendentes y a veces también dentro de ciertos indígenas, pero no fue compartida por la memoria colectiva viviendo debajo de apariencias de sumisión o de ignorancia. La celebración del 500° aniversario de la conquista fue una buena oportunidad para acelerar una toma de consciencia nueva, que muchos actores sociales habían ya promovido, entre otros, Monseñor Proaño. Eso significó una salida de la clandestinidad y una afirmación pública de la dignidad de los pueblos originarios.

Al principio, la reenvidacion era de tipo cultural: recuperar una identidad, erradicar la folclorización de la cultura indígena, afirmar su cosmovisión como diferente y no como atrasada. Sin embargo, rápidamente apareció la dimensión política del fenómeno y hemos visto en muchas partes del continente Latino Americano, manifestarse exigencias precisas de orden jurídico y territorial en Ecuador; la influencia política de las marchas indígenas marca en la historia contemporánea del país y fenómenos similares que se produjeron en Bolivia, Chile, Perú, Guatemala, Colombia y Nicaragua, sin hablar de México con el Zapatismo.

Muy rápidamente hubo un discurso económico que completo la visión indígena. No se puede decir que los movimientos de los pueblos autóctonos entendieron bien, al principio, la importancia de la dimensión económica, lo que provocó, en Ecuador, por ejemplo; alianzas políticas dudosas. Sin embargo, en varias sesiones de ellos, la confrontación con la lógica del capitalismo, a raíz de los problemas fundamentales de la destrucción de la vida de los pueblos, provocó un cambio ideológico. La alteración de los territorios por la búsqueda del petróleo, la explotación de las minas, la extensión del monocultivo, era tal, con el desarrollo neoliberal, que no fue posible evitar una reflexión y en consecuencia, protestas. Es así, que el documento más radical producido en el Foro Social Mundial de Belem (Brasil) de 2009, fue el texto de los Pueblos indígenas atribuyendo a la lógica del capital la destrucción de su vida.

2. La crítica del modelo de desarrollo

Lo que pasa en América Latina, y hasta ahora no en otros continentes, es el pasaje de la crítica a la elaboración de alternativas, seguramente todavía parciales, pero reales. La acción de los movimientos sociales se tradujo en política y avances revolucionarias han tomado lugar. Sin embargo estamos en una situación de transición por varias razones. Una, parte del modelo de desarrollo que predomina es diferente del neoliberalismo, pero con una concepción del crecimiento todavía influido por el pensamiento dominante. Se utilizan los instrumentos clásicos del capitalismo para medirlo o anticiparlo: el PIB, las exportaciones, las reservas de divisas, etc. Por otra parte; la crisis económica está afectando muchos países, aún los que iniciaron cambios importantes, y la falta de medios lleva los Estados a perseguir medidas clásicas, para asegurar sus ingresos.

De verdad, después de casi dos decenas de políticas neoliberales, una tarea principal es la reconstrucción del Estado, en particular para poder reanudar programas de alfabetización, de educación, de salud, de inversiones públicas, pero no existen modelos experimentados de otro Estado y la dificultad consiste en cumplir con esta tarea de reconstrucción y al mismo tiempo organizar un Estado, más democrático, participativo y respetuoso de las diferencias. De hecho, en muchos casos, se reconstruye un Estado bastante Jacobino para realizar políticas económicas de tipo « cepalino », es decir de producción local, pero dentro de una lógica todavía capitalista.

Al mismo tiempo surgen concepciones diferentes de desarrollo, como exigencias al escalón mundial y también en las prácticas de los nuevos Estados. Así, el principio de la multinacionalidad se encuentra en las constituciones de Bolivia y del Ecuador. En este último país decidió aún no explotar el petróleo del Yusani. El discurso de los movimientos indígenas insiste mucho sobre la necesidad de una otra concepción.

De ahí, las tensiones que provienen de contradicciones entre modelos de crecimiento: producir más o bien vivir. Por un lado, el aumento de la producción, aún en condiciones socialmente más justas y más aceptables para el entorno, significa concretamente poner en peligro el bienestar de partes importantes de la población, en particular los pueblos indígenas. Del otro lado, el « buen vivir » puede aparecer come el rechazo de un progreso destinado a ser aprovechado por el conjunto de la población.

De allí, la necesidad de un pensamiento dialéctico para orientar las soluciones: ni el desarrollo lineal de la modernidad capitalista, ni un fundamentalismo indígena con mira al pasado, sino una orientación nueva., teniendo en cuenta las exigencias de la salvación del planeta y de los pueblos. Por eso, los nuevos paradigmas de desarrollo deben ser propuestos y no hay duda que la cosmovisión de los pueblos indígenas puede contribuir a elaborarlos. Sin duda, eso exige una adaptación del pensamiento. La dificultad consiste en hacer la diferencia entre valores fundamentales de respeto de la tierra y de solidaridad humana expresada
por las culturas indígenas y la manera como se manifiestan en sus expresiones.
No se trata evidentemente de comparar las culturas con juicios de valor, sino de manifestar la existencia de diferencias. Así, por una parte existen culturas caracterizadas por un pensamiento simbólico, donde el símbolo se hace realidad (personificación de las fuerzas naturales) y por otra parte, culturas analíticas que localizan las causalidades de los hechos en su proprio campo (natural o social). Las primeras conllevan una aprehensión holística de lo real, pero con dificultades de actuar con bastante eficacia sobre los elementos complejos de la naturaleza o de la sociedad. La segunda posición de elementazación grande de lo real, que pierde el sentido del conjunto y es aún capaz de destruir el universo para perseguir fines particulares y para acumular capital sin tener en cuenta las « externalidades » (daños ecológicos y sociales, que no entran en el cálculo económico). Es por eso, que debemos construir nuevos paradigmas para realizar el Bien Común de la Humanidad.

3. Los nuevos paradigmas del Bien Común de la Humanidad

La dimensión de la crisis climática y social lleva a la conclusión que las regulaciones del sistema financiero y monetario son solamente una mínima parte de la realidad. Son los fundamentos de la vida colectiva de la humanidad en el planeta que debemos revisar y traducir en nuevos paradigmas. Se trata primero de la relación entre los seres humanos y la naturaleza, teniendo en cuenta que hay solamente un planeta disponible para la humanidad. Segundo, entra en línea de cuenta la manera de producir lo necesario para la vida física, cultural y espiritual de todos los seres humanos (la economía). El tercer fundamento, es la necesidad de organizarse social y políticamente. Finalmente el último elemento es la lectura de lo real y la formulación de la ética necesaria a la cohesión social, es decir la cultura.

Cada sociedad tiene su manera de concebir la realización de estos fundamentos. Con la globalización neoliberal, es la concepción del capitalismo que llegó a constituir el « pensamiento único ». Este fue y es incapaz de afrontar, sino de manera parcial e inadecuada, los desafíos contemporáneos. Eso se verifica, por ejemplo a propósito de la crisis energética. Es la razón por la cual debemos proponer orientaciones nuevas y que el encuentro con las culturas indígenas es particularmente interesante.
La redefinición de los fundamentos para responder a estas necesidades puede ser expresada de la siguiente manera:

1 La utilización sostenible y responsable de los recursos naturales. Aquello significa otro enfoque de las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza: pasar de la explotación al respeto de esta última, fuente de toda la vida. El concepto de la « pachamama » es particularmente adecuado.

2 Privilegiar el valor de uso sobre el valor de cambio. Luego, definir la economía como la actividad destinada a crear, dentro del respeto de las normas sociales (relaciones de producción) y ecológicas, las bases de la vida física, cultural y espiritual de todo los seres humanos sobre el planeta. El « buen vivir » es una filosofía muy útil en el respecto.

3 Generalizar la democracia a todas las relaciones sociales y a todas las instituciones. No solamente aplicarla y profundizarla en el campo político, con una nueva definición del Estado y de los organismos internacionales, sino también ampliarla al área de la economía, de la cultura y de la relación entre hombres y mujeres. El estado multinacional y la participación colectiva son principios de base.

4 La multiculturalidad, afín de darle la posibilidad a todos los saberes, a todas las culturas, a todas las tradiciones filosóficas y religiosas de participar en la definición del Bien común de la Humanidad y a la elaboración de su ética.

La adopción de estos principios permitiría de comenzar un proceso alternativo real frente a las reglas que presiden actualmente el desarrollo de la economía capitalista, a la organización política mundial y a la hegemonía cultural occidental y quienes causan las consecuencias sociales, culturales y naturales que conocemos actualmente. Los principios expresados desembocan sobre grandes orientaciones que es posible esbozar. En efecto, está claro que el respeto de la naturaleza exige el control colectivo de los recursos. Aquello requiere también de constituir los elementos, los más esenciales a la vida humana (el agua, las semillas…) como patrimonio de la humanidad, con todas las consecuencias jurídicas
que aquello provoca. Ello significaría igualmente la toma en cuenta de las « externalidades » ecológicas en el cálculo económico.

Privilegiar el valor de uso exige una trasformación del sistema de producción actualmente centrado sobre el valor de cambio, con el fin de contribuir a la acumulación del capital considerado como el motor de la economía. Aquello provoca el restablecimiento de los servicios públicos, incluido en las áreas de salud y de la educación, es decir su « no mercantilización ».

Generalizar la democracia, especialmente en la organización de la economía, supone el fin del monopolio de las decisiones ligadas a la propiedad del capital, pero también la puesta en práctica de nuevas formas de participación que conviertan los ciudadanos en sujetos.
Aceptar la multiculturalidad en la construcción de los principios mencionados, significa no reducir la cultura a uno de solo de sus componentes y permitir a la riqueza del patrimonio cultural humano expresarse, de poner término a los brevetes monopolizadores del saber y de expresar una ética social en los diversos lenguajes
Utopía! Si, ya que aquello no existe hoy día, pero podría existir mañana. Utopía necesaria, ya que es sinónimo de inspiración creadora de coherencias en los esfuerzos colectivos y personales. Pero también aplicaciones muy concretas, sabiendo que cambiar un modelo de desarrollo no se realiza en un día y su construcción demanda un conjunto de acciones individuales y colectivas las cuales evolucionan de forma diversa en el tiempo. Entonces ¿cómo proponer medidas insertándose en esta lógica y que podría ser el objeto de movilizaciones populares y de decisiones políticas? Muchas proposiciones ya han sido planteadas, pero se podría agregar otras.

En el plano de los recursos naturales, un pacto internacional sobre el agua, proveyendo una gestión colectiva (no exclusivamente estatal) correspondería a una consciencia existente de la importancia del problema. Otras orientaciones podrían ser propuestas: la soberanía de las naciones sobre los recursos energéticos; la prohibición de la especulación sobre los productos alimenticios; la regulación de la producción de los agrocarburantes en función del respeto de la biodiversidad, de la conservación de los suelos y del agua, y el principio, de la agricultura campesina; la adopción de las medidas necesarias para limitar, en el curso del siglo XXI, a un grado centígrado, la aumentación de la temperatura de la tierra, el control público de las actividades petroleras y mineras, mediante un código de explotación internacional, verificada y aprobada, concerniendo los efectos ecológicos y sociales (los derechos de los pueblos indígenas, entre otros)
A propósito del valor de uso, ejemplos concretos pueden ser dados igualmente. Se trataría de restablecer el estatuto de bien público, del agua, de la electricidad, del correo, de los teléfonos, del internet, de los trasportes colectivos, de la salud, de la educación, en función de las especificidades de cada sector. Exigir una garantía de cinco años sobre todos los bienes manufacturados, lo que permitiría de alargar la vida de los productos y de disminuir la utilización de materias primas y de la energía. Imponer un impuesto sobre los productos manufacturados que recorren más de 1000 kilómetros entre su producción y su consumo (adaptable según los productos) y que sería atribuido al desarrollo local de los países los más frágiles; reforzar las normas de trabajo establecidas por la OIT, sobre la base de una disminución de los tiempos de trabajo y de la calidad de este último, cambiar los parámetros del PBI, introduciendo en él, los elementos cualitativos que conlleven la idea del « buen vivir».

Las aplicaciones de la democracia generalizada son innumerables y podrían concernir todas las instituciones que pidan un estatuto reconocido públicamente, tanto por su funcionamiento interno como por la igualdad en las relaciones de género: empresas, sindicatos, organizaciones religiosas, culturales, deportivas. En lo que concierne al plan de las Naciones unidas, se podría proponer la regla de los dos tercios para las decisiones de « principio » y de la mayoría absoluta para las medidas de aplicación. En cuanto a la multiculturalidad, ella comprendería entre otros, la prohibición de patentar los saberes tradicionales; la puesta a disposición pública de los descubrimientos ligados a la vida humana (medícales y farmacéuticos); el establecimiento de las bases naturales necesarias a la sobrevivencia de culturas particulares (territorialidad).

Para concretizar este propósito, darlo una visibilidad y Contribuir a una coherencia teórica y práctica de las numerosas iniciativas que existen en estos sectores, la propuesta de una declaración universal del Bien Común de la Humanidad, basada sobre los cuatro ejes indicados, podría ser conveniente. De la misma manera que la Declaración de los Derechos humanos, ella podría tener un efecto similar.
De verdad los derechos humanos antes de haberse adoptado por la comunidad internacional han conocido un largo recorrido desde la revolución francesa y estadounidense. El proceso fue progresivo, hasta la tercera generación incluyendo una dimensión social. Bastante occidental en sus perspectivas, el documento fue completado con una Declaración africana y por una iniciativa similar del Mundo árabe. Sin ninguna duda ella ha sido muy seguida manipulada en función de intereses políticos, especialmente por las potencias occidentales. Pero ella continua siendo una referencia de base, indispensable a toda legitimidad política y una protección de las personas. Sin embargo debe ser completada, ya que está en juego la supervivencia de la humanidad y del planeta.

Utopía! Si, ya que aquello no existe hoy, pero podría existir mañana. Utopía necesaria, ya que es sinónimo de inspiración creadora de coherencia y de esfuerzos colectivos y personales. Pero también aplicaciones muy concretas sabiendo que cambiar un modelo de desarrollo no se realiza en un día y que su construcción exige un conjunto de iniciativas. Los pueblos indígenas de las Américas podrían contribuir a promover una tal propuesta, enriqueciéndola con sus propios puntos de vista. Sería un aporte valioso al Bien Común de la Humanidad.

Louvain-la-Neuve-Enero 2010

Ponencia: PUEBLOS Y SUMAK KAWSAY. Raul Suárez

Pueblos y Sumak Kawsay desde la Perspectiva Cubana

Rev. Raúl Suárez Ramos

Hoy, 28 de enero, es un día muy significativo en la memoria histórica del pueblo cubano, es el 157 aniversario de nuestro Héroe Nacional José Martí Pérez, de quien hemos aprendido:”Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar el arrullo de la palma, me complace más que el mar”. Y resulta de mucha importancia para este Encuentro que para este Padre de la América nuestra, hay razones poderosas para unir en una sola inconformidad ética, la pobreza humana y la agresión ecológica que por siglos ha padecido la Pachamama, nuestra madre tierra y a la vez, recuperar y hacer realidad la rica tradición de nuestros antepasados en términos del Sumak Kawsay, que, en esencia es también pensar en el sentido de la vida de nuestro antepasado galileo, Jesús de Nazaret quien definió su misión al afirmar: “Yo he venido para que tengan Vida, y Vida en abundancia. ( Juan10:11). No hay dudas que el sentido correcto de ambas expresiones se refiere no a cualquier forma de vida, sino el vivir en plenitud, no solo en la subjetividad individual y colectiva, también en una íntima y real comunión con la madre tierra.

Estudiando algunas palabras del griego popular del Nuevo Testamento, encontré el término “Makarios“ usado por Jesús de Nazaret en la introducción del Sermón de la Montaña del evangelista Mateo, y que en algunas versiones aparece como bendito, feliz, dichoso, bienaventurado, palabras que no reflejan su profundo sentido etimológico. Es una palabra muy especial, por cuanto se usaba en el griego clásico como cualidad muy propia de los dioses. En el texto neotestamentario, Jesús ofrece a los seres humanos la posibilidad de participar en la alegría de Dios. Los griegos siempre llamaban a la isla de Chipre je makaria, la isla feliz, porque creían que Chipre era tan preciosa, tan rica, tan fértil y plena, que no habría necesidad de buscar más allá de sus costas para encontrar la vida en toda su belleza en la biodiversidad. En ella estaban todas las condiciones dadas para lograr la materialidad del bienestar humano. Desde esta perspectiva, el sumak kawsay y el je makario de los pobres de nuestra madre tierra se encuentran y nos desafía con su connotación inclusiva parta sentir y vivir esta espiritualidad. Los pobres no son objeto de lástima que tengan que vivir de la piedad religiosa y el asistencialismo de las “agencias gubernamentales de ayuda”: El vivir bien, incluye, además de la realización personal, el compromiso de trabajar por el shalom de Dios, la paz, y tener hambre y sed justicia, unido a la firme decisión de aceptar el riesgo de ser perseguidos por causa de la justicia expresada en “buenas obras que glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos (Mateo 5:1-16 y Lucas 2:52).

Ambas tradiciones se unen para tener una mejor comprensión de la crisis civilizatoria; actual; la cual no surge por generación espontánea, como si fuera un juego del azar o de la voluntad de Dios. Sabemos que es el resultado de largos años de explotación y apropiación irracional de los recursos naturales y la irreverencia por la diversidad de todos los seres vivientes.. La vida en todas sus manifestaciones y la naturaleza han sido duramente dañadas; porque todo se ha hecho para satisfacer la voracidad insaciable del individualismo, el egoísmo, el consumismo y el despilfarro que el sistema capitalista ha engendrado. Pero esta crisis como bien señala nuestro hermano Leonardo Boff, tenemos que aceptarla como un desafío para crecer, o como recientemente leí en una revista digital. “Si el occidente moderno no se hizo nunca cargo de la humanidad y del planeta, nosotros tenemos ahora que hacernos cargo de aquello. Nuestra lucha ya no es particular sino profundamente universal. La responsabilidad es ahora nuestra. Por eso: los mejores años de nuestras vidas, es lo que se nos viene, de aquí en adelante”. (¿QUÉ SIGNIFICA EL “VIVIR BIEN”, Por Rafael Bautista S, escritor boliviano)

Hablar del Bien Vivir, significa ir a las causas estructurales de los males que han afectado la vida de nuestros pueblos, y así recuperar la memoria histórica. No al mero conocimiento histórico, para quedarnos en la superficie de la información de los hechos, o de las estadísticas, que aunque importantes, podemos acostumbrarnos a ellas, y entonces nada nos dicen: es necesario y urgente, ir a la raíz de los problemas que limitan e impiden el sumak kawsay, el je makario al cual somos llamado.

Luego de estas observaciones necesarias, permítanme entonces, acudir a esa memoria histórica de nuestro pueblo, y preguntarnos,
¿Cómo fue el encuentro de la trascendencia del sumak kawsay y el je makario con el occidente cristiano y civilizado que se apareció de la noche al día en la tierra de nuestros ancestros, manipulando la cruz con la espada? Como ustedes seguramente conocen, solamente en 60 años desaparecieron a los primeros pobladores del archipiélago cubano Solo quedó al descubierto por los instrumentos de los arqueólogos y por alguna otra información, cómo sus niños y niñas en lo más hermoso de su naturalidad jugaban a algo así como lo que hoy llamamos los cubanos el juego de pelotas, nuestro querido béisbol. Nos dejaron como legado algunas expresiones con las cuales nombraban sus pocos ríos, sus asentamientos y sus alimentos favoritos. No quedó, como en el caso de los aymaras, un Evo Morales que recordara a los que abrieron nuestras venas en América Latina y a sus descendientes y que hoy se resisten a renunciar a sus fabulosas ganancias en detrimento de una posible solución al calentamiento global: “Para nosotros, lo que ha fracasado es el modelo del “vivir mejor”, del desarrollo ilimitado, de la industrialización sin fronteras, de la modernidad que desprecia la historia, de la acumulación creciente a costa del otro y de la naturaleza. Por eso propugnamos el Vivir Bien, en armonía con los otros seres humanos y con nuestra Madre Tierra.” (Recomendaciones de Evo Mortales a la Cumbre de Jefes de Estado en Copenhague, Dinamarca).
Y cuando desparecieron a aquellas comunidades pacíficas y débiles frente al trabajo forzado, y sus instrumentos de muerte, y ya no tenían la mano de obra barata, apareció la trata negrera con sus barcos cargados de hombres y mujeres encadenados y los regaron por nuestras tierras para la incipiente industria azucarera. La trata y la correspondiente esclavitud, según algunos historiadores, fue uno de los factores principales de la acumulación originaria del capital y con ella el amanecer del capitalismo. El doctor Eduardo Torres Cuevas, actual director de a Biblioteca Nacional acertadamente caracteriza esta nueva modalidad implantada en Cuba, como un capitalismo anómalo, por cuanto implicaba relaciones mercantiles, pero con mano de obra esclava, no asalariada. Sin embargo, la “injusticia e impiedad” de los esclavistas, las largas jornadas laborales, las nuevas enfermedades y el látigo implacable del capataz, en esta ocasión, no pudieron como a las comunidades indígenas, materializar su exterminio. Sí lograron unir el sudor y la sangre para forjar la riqueza de la sacarocracia, y a la vez la envidia y la voracidad de los que tenían otro sueño, los ilusos que crearon la doctrina de la fruta madura, la zanahoria, el garrote, la diplomacia del dólar y la doctrina de las guerras preventivas. Los descendientes de Africa en tierra cubana, fueron ejemplo de rebeldía y de resistencia a la cultura de la espada, y con su espiritualidad construida desde la cuna, enfrentaron la aculturación y la imposición de una evangelización diabólicamente unida con la violencia del conquistador. Y dejaron a sus descendientes, y a los muchos blancos evangelizados por ellos, la pureza de su fe, sus creencias y de sus danzas con ricos gestos de agradecimiento por la naturaleza que los acogió y creó murallas de protección a sus niños y niñas que sobrevivieron. Según nuestro hermano católico recientemente fallecido, Cintio Vitier, fue un mestizo cristiano, el primero en ostentar la bienaventuranza por el hambre y sed de justicia, y de esta manera, iniciar el tejido indestructible con el hilo ético, “ese sol del mundo moral” que atraviesa toda la historia revolucionaria del pueblo cubano. Miguel Velásquez, jamás se hubiera imaginado que con este gesto, sería un antecedente remoto de lo que hoy se conoce como teología negra de la liberación.

Cuando se dio el Grito de Yara en 1868, y el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, dio la libertad a su pequeña dote de esclavos, y tomó las armas para iniciar nuestra primera gesta de liberación, ellos se unieron a la lucha, y no solo lucharon por la independencia y la soberanía, lucharon también por la abolición de la esclavitud y la paz, fruto de la justicia y la dignidad. A esta gesta, y a las otras dos que siguieron, fueron ejemplo cimero del amor redentor a favor de la libertad, y aportaron sus más valientes generales de las guerras de independencia. Y Cuando la Guerra Grande, la Guerra necesaria del 95, la del antiimperialista José Martí y el Héroe de Baraguá, General Antonio Maceo, prácticamente estaba ganada, apareció una de las primeras invasiones del vecino del Norte, y se robaron nuestra victoria. Aparecieron en la historiografía burguesa, la que hacen los conquistadores, no los pueblos, como nuestros libertadores, como diría el doctor Martin Luther King Jr. sobre la supuesta justificación de la guerra de Vietnam: “! Valientes libertadores nos hemos convertido!”. Uno de sus generales interventores, Leonardo Wood, arquitecto de los mecanismos de la neolonización: el Tratado de Reciprocidad Comercial, la Enmienda Platt y la Base Naval de Guantánamo ayer, de torturas hoy, dejó a la posteridad el mayor monumento al cinismo y a la hipocresía, cuando en un informe a sus superiores, groseramente se expresó:

Por supuesto que a Cuba se le ha dejado poca o ninguna independencia con la Enmienda Platt... y lo único indicado ahora es buscar la anexión... está en lo absoluto en nuestras manos y creo que no hay un gobierno europeo que la considere por un momento como otra cosa sino lo que es, una verdadera dependencia de los Estados Unidos... Creo que es una adquisición muy deseable para los Estados Unidos. La isla se norteamericanizará gradualmente y, a su debido tiempo, contaremos con una de las más ricas y deseables posesiones que haya en el mundo...)

Con el cambio de jinete imponiendo la neocolonización con su envoltura republicana, se generalizaron a lo largo y ancho de nuestro archipiélago, los grandes pecados capitales de la sociedad cubana: La subestimación de nuestras capacidades con relación al modelo civilizatorio de la colonización y a la neocolonización; la subordinación cultural, ideológica y política; la atomización de la sociedad: nos impusieron sus divisiones, aun a las propias Iglesias; la cultura patriarcal y autoritaria; la avaricia, la sed del oro, la permanente tentación del poderío del dólar; la hipocresía farisaica del doble rasero, la doble moral; priorización cotidiana del placer por el placer, antepuesto al sentido del trabajo socialmente útil. No obstante a estos males antes mencionados, desearía detenerme en otras tres lacras sociales heredadas del pasado de la opresión y de la exclusión: El racismo, con su inseparable discriminación racial y los prejuicios raciales. No es el propósito de esta conferencia el tratamiento en todas sus dimensiones de esta secuela.. Basta acudir a una cita del doctor Armando Hart Dávalos donde destaca los aspectos dañinos a la vida espiritual de nuestro pueblo ocasionado por el racismo al resaltar la obra cimera del científico social Fernando Ortiz:”El racismo, como sucedáneo de la esclavitud, reforzado por la prepotencia discriminatoria de los imperialistas y sus aliados nativos, era uno de los frenos puestos al desarrollo democrático de la cultura nacional. Constituía una fuerza reaccionaria que impedía la plena integración nacional. Ortiz se dio a la hermosa tarea de combatir, científica y culturalmente, la discriminación racial, y mostrarla en toda su injusticia social” (Hart, A. Armando, Perfiles, Editorial Pueblo y Educación, segunda edición, 2008 p. 128) En su Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, Fidel apunta:”La discriminación racial, que la sangre común derramada en los campos de batalla debió borrar para siempre en un pueblo que tan heroicamente luchó por la libertad y la justicia, cobró particular acento con el dominio de Estados Unidos en Cuba. En los parques de muchas ciudades se podía observar el espectáculo bochornoso de blancos y negros que debían transitar por diversos sitios. Muchas instituciones educacionales, económicas, culturales y recreativas privaban a los ciudadanos negros del acceso a ellas, y con esto, del derecho al estudio, al trabajo y a la cultura, y lo que es más esencial, a la dignidad humana”. (Tomado de Fidel Castro Cinco Texto Sobre Nuestra Historia, Editorial Pueblo y Educación, 2008, p. 12) A estas observaciones de Hart y de Fidel, hay que añadir que el racismo y los prejuicios raciales se daban especialmente en los sectores de la clase media y alta de la sociedad cubana; entre los pobres blancos, negros y mestizos, generalmente no existía, y unos y otros sufrían la marginación y exclusión de aquella sociedad.

A la cuestión racial e íntimamente interrelacionada, el otro problema social era la pobreza con todas sus secuelas. Según el censo de 1953, los trabajadores agrícolas constituían el 44% de la población y eran unas 400 000 familias. La encuesta realizada por la Acción Católica Universitaria refleja el estado deprimente de uno de los sectores más empobrecido de la sociedad que precedió a la Revolución cubana. Este encuesta se realizó en distintas regiones del país y sus resultados fueron publicados en un folleto con el sugerente título de ¿Por qué una Reforma Agraria? Según la misma, sólo el 4% de los entrevistados mencionó la carne como alimento de su ración habitual, y sólo el 1% el pescado. Sólo un 11,12% consumía huevos, y un 3,36%, pan. La harina de maíz, a diferencia de lo que ocurría en otros pueblos de América Latina, sólo la consumía un 7%, y los tubérculos un 22%. Los frijoles (23%) y el arroz (24%) constituían la base de la dieta básica. Los datos reflejaban que el peso ideal del campesino debía ser dieciséis libras superior al real. El índice de desnutrición era de un 91%, y el déficit diario promedio de calorías de mil.

En cuanto a la salud, la tuberculosis pulmonar y las enfermedades como la tifoidea, el parasitismo y el paludismo tenían una alta incidencia. Los trabajadores agrícolas sólo gastaban dos pesos al mes en medicinas y la atención médica gratuita a cargo del Estado sólo alcanzaba a un 8% de la población. La esperanza de vida de los hombres era de cincuenta y nueve años y sesenta y tres la de las mujeres; la tasa de mortalidad (por cada mil nacidos vivos) llegaba a sesenta. En todo el territorio nacional existían veintidós hospitales maternos y solamente tres infantiles, un único hospital rural y no había policlínicos o centros de salud.

El 43% de los encuestados no sabía leer ni escribir, y el 44,11% no había asistido nunca a la escuela. Solamente el 21,66% había aprobado el tercer grado de la enseñanza primaria.

Si a todos esos datos obtenidos rigurosamente por encuestadores preparados y con sensibilidad ética y moral, se añade que, normalmente en una familia de seis miembros sólo trabajaba el jefe de núcleo, y durante escasos cinco meses al año, por un salario de unos cuarenta y cinco pesos mensuales, es fácil imaginar la suerte de esas personas en aquella sociedad, en la que los derechos humanos no tenían los defensores de estos tiempos y era muy difícil luchar contra la explotación, la miseria y la politiquería.

El tercer flagelo social era la corrupción Este pecado social se daba en todas las esferas de la vida nacional, pero sin dudas algunas, donde mas se manifestaba era en el sistema político de la republica. Fidel Castro, en el mismo Informe antes citado. hace la siguiente observación histórica:” la corrupción más increíble se estableció como práctica habitual en la administración pública. Las facciones políticas al servicio de los intereses extranjeros se repartían a su turno las prebendas y los cargos públicos. Miles de nóminas falsas sostenían a los agentes y maquinarias políticas de los partidos en el poder. Los fondos para obras públicas, educación y salud eran malversados escandalosamente. La miseria, el analfabetismo y las enfermedades proliferaban a lo largo y ancho del país. La fuerza pública reprimía brutalmente toda manifestación de protesta obrera, campesina o estudiantil” ( Op. Cit.. p. 12) La política se convirtió en un verdadero y próspero negocio. Hombres y mujeres de los diferentes partidos, una vez en la realización de sus cargos, iniciaban el proceso de enriquecimiento personal y familiar. En las campañas electorales se hacían todo tipo de promesas; promesas que una vez en el poder jamás se cumplían, Y el pueblo engañado y manipulado por los politiqueros de turnos, cada vez más perdía su fe y esperanza en cambio alguno, porque en la medida que los pobres eran cada vez más pobres, los políticos cada vez eran más ricos. Esta es una de las razones, por las cuales, la lucha armada desde su mismo inicio en el asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, y su continuidad en la Sierra Maestra, ganó la simpatía y apoyo de obreros y campesinos.
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Las instituciones que podían dar una solución radical a estos pecados sociales, desde el mismo inicio de su llegada a Cuba, a semejanza de la característica del modelo económico, constituían una anomalía. Me refiero a la presencia de la religión cristiana en sus dos modalidades: El catolicismo romano estrechamente vinculado a la metrópoli española y el protestantismo exportado desde las Juntas Misioneras del Sur de los Estados Unidos. Un catolicismo, con sus excepcionales voces inconformes asumidos así por su pueblo, pero generalmente sacralizados e ignorados como tales por las estructuras jerárquicas que no han logrado desaparecer de la memoria histórica nacional la trascendencia de su ministerio profético. No podemos pasar por alto lo que apunta Aurelio Alonso en su libro Iglesia y Política en Cuba revolucionaria:” La Iglesia Católica, tributaria en Cuba como en el continente de una situación dominante en el plano religioso heredada de su status colonial, no estaba preparada en la hora de la victoria revolucionaria de 1959 para las transformaciones sociales conquistadas en el Programa del Moncada, y mucho menos para la rápida transición a un proyecto socialista”. Alonso, subraya esta idea teniendo en cuenta:

• Un marcado compromiso de la jerarquía eclesiástica con las clases explotadoras y con los gobiernos corruptos que aseguraban la continuidad de la dependencia neocolonial.
• La concentración de la acción pastoral en los sectores acomodados de la población.
• La desvinculación del culto católico del sentimiento nacional, ajeno a los intereses y sufrimientos de las capas populares.
• La existencia de sacerdotes y religiosas, mayoritariamente españoles, predominantemente conservadores y con proyecciones franquistas,
• La construcción de muchos templos en zonas residenciales por las ofrendas de políticos acaudalados, especialmente después del golpe de estado de 1952 y a lo largo del batistato. (Editorial Caminos, 2000, p.9 al 12),

Por otra parte, el protestantismo iniciado y dirigido por patriotas cubanos que habían conocido el evangelio en la emigración, con la ocupación de la Isla como resultado de la intervención norteamericana en la guerra hispano-cubana, tuvo que aceptar el arribo de las Juntas Misioneras del Sur de los Estados Unidos. Prácticamente, se les impuso un nuevo liderazgo que ocupó la dirección de las principales denominaciones del protestantismo histórico. Los misioneros norteamericanos transplantaron sus iglesias y con ellas, el evangelio americano con su fuerte carga ideológica y racista. Fueron, con rarísimas excepciones, instrumentos del proyecto de norteamericanización de la isla que paulatinamente se fue implantando en todas las esferas de la vida nacional. Por esta razón, los protestantes heredamos la influencia de un esquema ideológico-religioso que nos fue separando de los intereses, reclamos y aspiraciones sociales de nuestro pueblo.

En la experiencia histórica cubana, el samaritano es el héroe de Jesucristo, y el segundo hijo de la parábola, aquel que le dijo al padre, no voy a trabajar en tu viña, pero luego fue, y lo hizo. Frente al silencio y la indiferencia social del levita y el sacerdote, en su lugar, como lo había profetizado Jesucristo, las piedras clamaron. La Revolución se hace, al fin de cuentas, con las iglesias, sin las iglesias o en contra de las iglesias, pero se hace. A la luz de los hechos recientes, no nos sorprendió que en la estrategia imperialista y oligárquica en el golpe de estado en Honduras, que el fundamentalismo protestante y el Opus Dei católico se unieran a la misma en la elaboración de la justificación ideológica para golpear, no a los ladrones, sino a la obra del buen samaritano, por hacer el bien, como dijera mi nieto Javierito, a su mamá: “A veces el mal triunfa sobre el bien porque al bien no le interesa hacer el bien”.

La Revolución cubana, desde el 1ro. de enero de 1959, a pesar de la oposición y agresividad de los Estados Unidos de Norteamérica mantenida por más de 50 años y reflejada de una manera cruel y despiadada con el bloqueo económico, comercial y financiero, inició un proceso en el cual el Sumak Kawsay, el vivir bien, vida abundante, y con sentido, ha sido la prioridad número uno de su proyecto social. Recientemente algunas iglesias evangélicas, sus instituciones y el movimiento ecuménico celebramos el 50 aniversario de la Revolución, y diferentes hermanos y hermanas, enfatizamos los logros alcanzados y mantenidos hasta el día de hoy por los cuales nuestros himnos, oraciones y lecturas bíblicas se convirtieron en una noche de testimonios y acción de gracias.

Permítanme compartir algunas de las motivaciones de esa celebración, con una observación previa:

No es fácil para los cubanos y cubanas hablar del bien vivir y del je makario, al enfrentar la realidad que hemos vivido durante estos años del período especial en tiempo de paz que se ha extendido desde el año 1991 y los años que le siguen hasta el día de hoy. Medidas necesarias para la sobrevivencia como nación independiente y soberana y mantener los logros de la Revolución, se han convertido en indeseables por el precio social que hemos tenido que pagar. No siempre hemos tenido la determinación y la osadía para aplicar en la nueva situación que atravesamos como pueblo, dos de las cualidades esenciales de toda auténtica revolución según nos lo ha enseñado su líder máximo, Fidel: Revolución es el sentido del momento histórico y cambiar todo lo que debe ser cambiado. Sin embargo, a mi edad y a la luz de mi origen social, me resisto a la ingratitud, a la desesperanza y al derrotismo. Hay signos que son inseparable del vivir bien, aunque este vivir bien, se de con las limitaciones que nos vienen de afuera y de adentro que reducen la proximidad de la plenitud de nuestra vida material. Y estos signos, en la experiencia de muchos cubanos y cubanas, constituyen el sustento de la resistencia y esperanza, y el asirnos firmemente al “arado donde hemos puesto nuestras manos, sin mirar atrás, para ser consecuentes y dignos del Reino de Dios y su justicia.

Entonces, los preciso:

La recuperación de la dignidad humana. La vida, para la inmensa mayoría de los cubanos y cubanas, ha sido radicalmente distinta. Hay un antes y un después de la Revolución cubana. Nuestro proyecto de sociedad ha intentado durante estos casi cincuenta y dos años, de hacer posible el sueño en la sociedad que avizoraba José Martí como fruto de la Guerra del 95, que la primera ley de la república debía ser el culto a la plena dignidad de los cubanos y cubanas. Aunque el sueño no se ha realizado en su plenitud, la vida de nuestros niños, la seguridad social para los ancianos y ancianas, la política de pleno empleo, la educación, la cultura y el deporte como derecho del pueblo; los significativos logros obtenidos por la mujer cubana que encontró en el trabajo su liberación y su independencia, son señales de la vida abundante y el buen vivir. Por todos los campos, pueblos y ciudades emergieron los “ninguneados”, al decir de Eduardo Galeano, y con voz firme y sin temor podemos afirmar con sano orgullo y a pulmón pleno:”!Soy una persona humana, yo soy “alguien!” “! Somos pobres, pero no pobres en sí, objetos de la lástima y de la limosna! “!Somos pobres para sí, con renovado sentido de la vida!”. En su mejor documento durante los años de la Revolución como resultado del Encuentro Eclesial Cubano, la Iglesia Católica reconoció: “La sociedad socialista nos ha enseñado a dar por justicia lo que antes dábamos por caridad”.

Aún cuando no hemos logrado en toda su significación martiana, “fa fórmula del amor triunfante: Con todos y para el bien todos”, sin embargo, con Ernesto Guevara hemos intentado y mantenemos la decisión ética en la formación del hombre nuevo y la mujer nueva, y este énfasis guevariano acerca la ética marxista a los reclamos paulinos a despojarnos del hombre viejo y a revestirnos del nuevo creado por Dios para vivir y actuar en justicia, (Ver las cartas paulinas a los Efesios y a los Colosenses). Che, frente al intento de construir otros proyectos socialistas, en aquellos años primeros de la Revolución, señalaba la inconsistencia y debilidad de los mismos, porque procuraron crear la nueva sociedad “con las armas melladas del capitalismo”, y enfatizó:”Sin la transformación radical de la conciencia no es posible crear el socialismo”.

Crear las condiciones en sus programas de educación, cultura y ciencia acompañado con la promoción de valores humanos, sustentados en una ética del ser, y no en el tener es lo que ha hecho posible que a pesar de nuestras limitaciones económicas y financieras, Cuba se ha convertido en un monumento de la solidaridad. Las instituciones que proclaman el “amor al prójimo” y los valores de “la cultura occidental cristiana”, jamás influyeron en las diferentes administraciones gubernamentales de los años pre revolucionario para alcanzar signos del “buen vivir”¸ mucho menos, promoverlos y hacerlos realidad en otros pueblos. “La operación Milagro” realizada en Cuba e impulsada en otras naciones le ha devuelto la visión a cientos de miles de personas en Cuba y aún más allá de las fronteras de nuestro continente. En el primer día de debates del VI Congreso Internacional de Educación Superior Universidad 2008, el ministro de Educación de Cuba informó que con el método cubano Yo sí puedo se han alfabetizado cerca de 3 000 000 de personas procedentes de más de 27 países. El 20 de enero de este nuevo año, la UNESCO declaró a Guatemala país libre de analfabetismo y reconoció el gesto solidario de nuestro pueblo. Hemos asumido los desastres naturales de otros países como si nosotros mismos lo hubiéramos padecido. En estos días hemos visto cómo unido a otros profesionales de la salud de Ecuador y Nicaragua, han estado los nuestros para detectar e iniciar un nuevo programa de atención social a cientos de impedidos físicos y mentales. Mucho antes del terremoto en Haití 382 profesionales de la salud servían desinteresadamente a este pueblo humilde y pobre de nuestro Caribe. A las pocas horas del terremoto, Cuba fue uno de los primeros en hacerse presente y no solo dar su ayuda, sus hombres y mujeres se han dado a si mismos, como bien afirmara el Apóstol Pablo: “Doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas” (2 de Corintios 8.1-3) Según nuestro hermano Don Pedro Cazaldáliga, la solidaridad es el nuevo nombre de la fe”.

En la experiencia cubana, “el vivir bien” también incluye la recuperación de la memoria histórica; así como el segundo Isaías llamaba a los exiliados de Babilonia al deber sagrado de no olvidar “el socavón de la cantera de donde habían salido (Isaías 51:1-3). Esta recuperación es parte esencial del bien vivir, porque le da sentido a la identidad nacional, al sentido de pertenencia, a la autenticidad del patriotismo, a sentir el sano orgullo de ser cubanos. Todavía conservo el impacto de aquellas palabras de Fidel en los primeros días de la Revolución. ”Nos cazaron con la mentira, y nos obligaron a vivir en ella; por eso parece que el mundo se hunde cuando oímos la verdad, como si no valiera la pena que el mundo se hunda antes que vivir en la mentira”.

No es fácil romper el determinismo geográfico tan penetrado durante años en nuestra conciencia latinoamericana, el fatalismo del no podemos. No podemos cambiar las estructuras opresivas de la dependencia del neocolonialismo, tan cerca de Estados Unidos, o el vicio de querer parecernos a otros, como resultado de asumir la deformación y la ignorancia de la historia, en detrimento de la autoestima nacional. Es preciso recuperar por una parte, la comprensión y el discernimiento del largo camino de la opresión y la humillación, y por otra, recordando una vez más a nuestro Cintio Vitier, fortalecer el hilo ético que corre a través de los años por el alma de nuestros pueblos.

Finalmente, como cristiano, tengo que reconocer que si hay raras excepciones en la realidad eclesial y ecuménica en Cuba que han intentado y logrado algunos signos de aquel otro sueño de nuestro Héroe Nacional, ha sido posible gracias por el antes y después del año 1959. Porque en la futura República, obra de la Revolución del 95, José Martí avizoraba la necesidad de un acompañamiento eclesial ejercido por una Iglesia nueva, con una reflexión teológica renovada a partir de la vivencia de una fe religiosa que siempre se hace vigente y necesaria en el progreso de la historia humana; una Iglesia nueva cuyos sacerdotes serían "caballeros de los hombres, obreros del futuro, cantores del alba" a dónde irían a parar "como zorras encadenadas, todas estas iglesias”. "Esa es la Iglesia nueva, que reemplaza a la que se va". (Citado por el Dr. Rafael Cepeda en su libro José Martí, perspectivas éticas de la fe cristiana, pp. 162-163)

Por esa razón, a pesar de nuestras limitaciones y desaciertos, y de haber vivido tantos años sometido a la odiosa política del país cuyos presidentes juran colocando sus manos sobre la Biblia; a pesar de que el levita y el sacerdotes y la versión fundamentalista en Cuba del evangelio americano llegaron al año 1959 con una imagen deformada por la cual nuestro pueblo nunca esperó en ellas sus soluciones porque en su lugar, el samaritano que adora en Gerizín y no en Jerusalén, que tiene otros textos que no son Las Sagradas Escrituras, atendieron a los golpeados y humillados por los ladrones a la vera del camino. Por lo tanto, porque nuestro pueblo y su proyecto social no han renunciado en priorizar la justicia social. Tampoco ha renunciado a crear una sociedad justa y humana. Insiste en ser una alternativa al capitalismo en su expresión más diabólica, el neoliberalismo; porque seguimos creyendo en el hombre nuevo y la mujer nueva, porque cada día seremos apasionadamente fervientes promotores de la solidaridad humana, porque el Sumak Kawsay, y la Vida, y vida en abundancia se unen en la tradición de los pobres de la tierra en la vocación pastoral del obispo de la nueva Iglesia, Leonidas Proaño y el R.P. Comandante, Guillermo Sardíñas: entonces, por todos estos a pesar de y a causa de: sigo creyendo en la Revolución y en su inseparable proyecto socialista. Amén.

Ciudad Habana, Cuba “Años 52 de la Revolución”.

Ponencia: PUEBLOS Y SUMAK KAWSAY. Nancy Cardoso

contamos con tres ponencias sobre Pueblos y Sumak Kawsay:
Nancy Cardoso de Brasil, Raul Suárez de Cuba y François Houtart de Bélgica

cantando al sol como la cigarra
canções de “sumak kawsay”

Sumak Kawsay é herança e promessa. São nossas palavras nunca desaprendidas. “Buen Vivir” como relação com o passado dos povos originários e capacidade de resistência e criatividade do que queremos ser, de como queremos viver em comunidade... impregnados do uso de muitos! eco-dependentes! eco-socialistas! eco-feministas! nossas palavras mais queridas... estas e outras que vamos recolhendo, lapidando e trocando entre nós como aprendizado necessário e exercício de poder feito serviço e cuidado.
Estas palavras e seus poderes não foram esquecidas porque estavam e estão vivas na pele e nas relações cotidianas do povo pobre latino-americano. O idioma nunca conquistado, o dicionário não decifrado que se manteve nas lutas, nas bandeiras, nas marchas, nas orações, nos rituais, nas danças, nas comidas, nos desejos e nas canções! Por isso... e somente por isso! é que podem estar hoje nas constituições não como conceitos ou essências mas como expressão da luta de classes e as vontades das maiorias que vivem do trabalho e de cantar as antigas palavras novas.

Ah! o que seria de nós se nossos povos não fossem capazes de cantar suas dores e seus sonhos? Cantam os latino-americanos em tantas línguas não submersas... incorporando as sombras de tantas outras línguas que foram silenciadas. Cantam em pachamamas línguas, de abya-yalas melodias, quase esquecidas, quase impronunciáveis... em banto e yoruba reinventado em navios negreiros. Cantam nossos antepassados – abuelos e abuelas – os grunhidos da catequese, as melodias impostas pela estética do conquistador... e as canções escondidas em quilombos de beleza, o cantarolar das mulheres na beira do rio, o refrão insistente do índio feito obrero engolindo cobre e assobiando seu passado como indicativo de organização.
Foram estas canções que se recusaram a morrer que nos permitem hoje dizer assim “sumak kawsay”. São diversas as linhas melódicas, o jeito de cantar, o ritmo e seus instrumentos, pequenos gestos... grandes gestos, repetidos e reinventados. Um murmúrio, um sussurro, um urro, um grito, uma voz profunda e grave, uma voz aberta e fina, quase estridente, quase um gemido. Vozes sobrepostas, vozes em conflito. Ecos e monólogos. Canta a américa-latina numa síntese que não precisa ser... o diverso, o muito, o tanto são os materiais de cultura que temos e que somos. Ser latino-americano é conviver com o diverso, o muito e o tanto na expressão das maiorias que vivem do trabalho e vivem de cantar.

O limite geográfico não pode disfarçar a explosão de possibilidades. Contraditórias e incontáveis: somos muita coisa ao mesmo tempo. Já não há uma fala sossegada e redutora sobre nós mesmos. Negras, de todas as cores de todas as Áfricas. Indígenas, de tantas Américas inventadas e divididas. Latinas. Ibero-latinas de restos e expansões de um Portugal e Espanha que não existem mais. Falamos mil e tantas línguas diferentes. Cantamos mil e tantas línguas diferentes. Então, qualquer tentativa de dizer de um jeito só é traição.
Nascemos herdeiras da invasão que nos deixou pra sempre irreconciliáveis. Aprendemos a continuar cantando escondido, com medo e vergonha: aqui nossos povos se encontram! Vivemos às custas de modelos econômicos que nos iguala em desigualdades monstruosas e diferenças repetidíssimas: aqui nossos povos se encontram. Crescemos à sombra do Equador como se destino e sorte fossem as linhas que nos amarram ao sul: aqui nossos povos se encontram – nem destino nem sorte, nos une a luta por sumak kawsay.
As rádio e tvs dizem que não! que não sabemos cantar e nos enfiam goela abaixo as músicas que querem que cantemos. Música feito produto pelo capitalismo da mono-cultura. Os clipes, os cds, os mp 3 e 4 e 5... pobre música!!! sequestrada pela estratégia de inventar o consumo e vender mais um aparelho... entretenimento do lucro e dos sons descartáveis que ninguém mais vai saber cantar no próximo verão.

Em nossa busca e exercício de bien vivir temos que enfrentar o controle que o capitalismo e as elites insistem em ter sobre nossos ouvidos e cordas vocais. Mais do que estimular um cancioneiro a serviço da luta, um cancioneiro programático e funcional... precisamos de políticas culturais que resgatem e sustentem a diversidade do cancioneiro das maiorias que vivem do trabalho e de cantar. Nossa unidade latino-americana não precisa que cantemos as mesmas coisas... mas que nos escutemos entre o estranho e o difícil, a parte e o todo num profundo exercício de negociação e de crítica. Auto-crítica.

Entre tantos exercícios e expressões da cantoria latino-americana deixem que eu lembre uma delas... não porque é melhor ou mais importante mas porque quis ser esta multidão de poemas e tons, quis escutar as vozes quase inaudíveis e repartiu conosco lindas canções como quem distribui pão aos famintos. Deixem que eu lembre de Mercedes Sosa que nos deixou faz pouco tempo (4 de outubro de 2009) mas que lapidou palavras, versos e canções que nos tornaram mais fortes, mais criativos... tocados pela beleza e a tristeza da luta por terra e liberdade.

Haydée Mercedes Sosa nasceu em San Miguel de Tucumán, Argentina, em 9 de julho de 1935 filha de camponeses pobres. Aos 25 anos fez parte do Nuevo Cancionero um grupo de músicos comprometidos com mudanças sociais com raízes poéticas na cultura afro, cubana, andina e espanhola buscando expressar o cotidiano da vida do povo na Argentina. Em abril de 1967, Mercedes gravou “Mujeres Argentinas” já enfrentando os tempos difíceis das ditaduras militares no continente.

Estabelece um profundo processo de pesquisa e diálogo com compositores e grupos musicais latino-americanos catalizando expressões antigas e novas do cancioneiro latino-americano.

Canción Con Todos
Composição: Armando Tejada Gómez Y César Isella

Salgo a caminar
Por la cintura cósmica del sur
Piso en la región
Más vegetal del tiempo y de la luz
Siento al caminar
Toda la piel de América en mi piel
Y anda en mi sangre un río
Que libera en mi voz
Su caudal.
Sol de alto Perú
Rostro Bolivia, estaño y soledad
Un verde Brasil besa a mi Chile
Cobre y mineral
Subo desde el sur
Hacia la entraña América y total
Pura raíz de un grito
Destinado a crecer
Y a estallar.
Todas las voces, todas
Todas las manos, todas
Toda la sangre puede
Ser canción en el viento.
¡Canta conmigo, canta
Hermano americano
Libera tu esperanza
Con un grito en la voz!

Mercedes e seu grupo continuaram escutando as vozes de resistência e gravando autores não desejados tendo muitas de suas canções censuradas nos anos 70. Em 1979 foi presa depois de um show numa cidade universitária. Liberada, Mercedes podia ficar na Argentina mas... não podia cantar... foi quando se decidiu pelo exílio até 1982 quando volta e se junta às vozes pela liberdade e a justiça em seu país e no continente.
Escutar Mercedes é se apropriar do nosso dicionário musical, nossa lírica ressuscitadas nas greves e nas marchas contra a ditadura militar, as canções que ninaram presos políticos, os compositores desconhecidos que irritavam os poderosos, as frases pichadas nos muros: libertad! viva el pueblo! no passarán!

Mercedes recupera ritmos marcados para morrer, mistura os idiomas e faz com que os instrumentos nobres se curvem diante de milongas e zambas, orquestras virtuosíssimas nem imaginam os povoados distantes que fazem soar; crianças de cara suja atravessam os relógios e cravam o tempo e a história exactamente a esta hora hay un niño em la calle!

No cancioneiro de Mercedes somos perdoados de nossas iras e ódios porque pronunciados assim no grave da voz desta mulher os povos humilhados encontram ressonância e se fazem ouvir e a gente aprende as canções de justiça e juízo sem abrir mão das canções de amor e da paixão enorme: o homem que eu amo...la casa tuya, tu calle y tu patio. Gracias a la vida.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con él, las palabras que pienso y declaro
Madre, amigo, hermano
Y luz alumbrando la ruta del alma del que estoy amando

Mercedes nos organiza, nos reúne, desenha um mapa onde cabemos todos e todas, o contorno musical de Mercedes ajunta e protege, convoca e envia, mostra e esconde. A música de Mercedes é carta que avisa que cayó mi hermano...“La carta que me mandaron me pide contestación, yo pido que se propale por toda la población”. Tomar e devolver as palavras dos bilhetes e dos panfletos, os manifestos e os recados: tudo é poesia, tudo pode ser musicado, tudo deve ser cantado.

Com Mercedes aprendemos que todo cambia e que a defesa da sabedoria ancestral não se confunde com imobilismo e essencialismos culturais.Os saberes estão em diálogo e é a vida em sua materialidade que vai tecendo palavras novas a partir de saberes milenários... todo cambia e o sumak kawsay implica na capacidade de recriar as relações como respostas novas a antigas perguntas... nossa capacidade de crítica de nós mesmos e de aprofundar nossas revoluções... todo cambia não como relativismo preguiçoso mas como compromisso com o bien viver de todos e todas:

Pero no cambia mi amor
Por mas lejos que me encuentre
Ni el recuerdo ni el dolor
De mi pueblo y de mi gente

(escutar alguns trechos de canções e fazer partilha em pequenos grupos)

nancy cardoso
dezembro de 2009