lunes, 5 de octubre de 2009

Envío Nº 80 EL PASTOR HOY (III Parte)

EL PASTOR HOY (III Parte)

Conferencia dictada por Monseñor Proaño en la Facultad de Teología de Quito
18 de octubre de 1985

Aquí entra claramente la primera característica que he señalado: conocer. Conocer a las ovejas, conocer he dicho la realidad, incluyendo la realidad sicológica, la realidad sicológica del hombre oprimido, meternos un poco en ese mundo del hombre oprimido, conocer esa realidad, para que entonces seamos capaces, como dice Jesús, de llamarlas por su nombre, el nombre no es una palabra cualquiera no está llamada a ser un nombre, una palabra cualquiera, el nombre debe tratar de expresar lo que es una persona, lo que es un animal, lo que es una cosa; tiene que expresar el sentido mismo de esa cosa o la misión misma de ese hombre. Cuando Jesús encuentra por primera vez con Simón, le pone los ojos en la cara, en el rostro, le mira fijamente, se fija en él, dice el Evangelio, y luego le dice tú eres Simón hijo de Jonás de ahora en adelante te llamarás Pedro es decir Piedra, le cambia de nombre, le da un nombre significativo: Piedra, piedra fundamental de la Iglesia, eso es lo que está llamado a ser el nombre. Entonces cuando Jesús habla aquí de que conoce y llama a sus ovejas por su nombre es por que nos está indicando que así mismo tenemos que esforzarnos por conocer, yo no diría tanto a nivel individual, es muy útil, muy conveniente que alguien que hace de párroco, por ejemplo, conozca por su nombre, por su apellido, por su apodo a cada persona; es muy útil… pero es necesario conocer desde dentro, este significado, esta naturaleza de un pueblo. Pongamos que alguien está destinado a trabajar con los obreros; es necesario conocer desde dentro he dicho la realidad en este caso de los obreros, de las organizaciones, de las familias obreras ¿Cuál es su mentalidad? ¿Cuáles son las motivaciones por las cuales él trabaja y actúa? hasta que punto es libre dentro del Sindicato o está manipulado, o está amenazado para poder actuar como está actuando ¿qué tipo de liberación se ha conquistado allí dentro de la marcha de una organización obrera? Conocer por su nombre a esa agrupación, a ese conjunto de organizaciones. Y volviendo a lo de los indígenas conocer su identidad, esforzarnos por conocer, por conocer su cultura, el indígena no es lo mismo que el mestizo, el indígena no es lo mismo que el hombre blanco; el pensamiento que el indígena tiene (y a propósito, de eso, se va hablar en estos días y he traído un trabajo) …el pensamiento que el indígena tiene acerca de la tierra, no es el mismo que tiene el hombre blanco, el hombre empresario, el técnico, el de las transnacionales, el de la palma africana en el Oriente, mira la tierra como un objeto de explotación y de enriquecimiento. El indígena no mira así la tierra tiene otra visión, el indígena toma a la tierra como su Madre; este pensamiento, esta concepción de la tierra la ha venido heredando de generación en generación y lo identifica; y por eso que cuando encontramos indígenas que ya ponen el acento en el dinero, en la ganancia, en el negocio, en la empresa, aún cuando sea pequeña, es por que ha perdido ya su identidad, ha perdido su nombre. Necesitamos ir entonces entrando en el descubrimiento de esto que distingue a unos hombres de otros; conocer a las ovejas por su propio nombre, conocerlas desde dentro.

He dicho en segundo lugar que debe ser el pastor alguien que hace la opción preferencial por los pobres quizá no aparece muy claro del texto que acabo de leer esta opción preferencial por los pobres, al menos no está dicha explícitamente. Pero recordando todo lo que dije ya, en cuanto a esta encarnación del verbo de Dios, y en cuanto a esta opción, dijéramos, hecha por nuestro Señor Jesucristo, de vivir entre los pobres y de rodearse de pobres y de hacer su Iglesia por los pobres; creo que podemos comprender que cuando hablo de ovejas y de rebaño como una comparación, está hablando preferentemente de esos pobres, del pueblo pobre. Por este pueblo pobre el buen pastor está llamado a dar su vida que es lo que se desprende de aquí. El buen pastor da su vida por sus ovejas, da la vida por sus ovejas el buen pastor, primero en ese mismo esfuerzo de encarnación; segundo en la atención a las ovejas, al pueblo, en el desgaste diario de servicio no de dominación, de servicio a ese pueblo; da la vida por sus ovejas cuando las defiende del lobo, las defiende de los asalariados, las defiende de los que pretenden entrar en el rebaño para matar y destruir, las defiende valientemente… está dando su vida por esas ovejas. Está dando su vida por sus ovejas cuando hace todos los esfuerzos que le son posibles para que ese pueblo vaya caminando, vaya organizándose, vaya poniéndose en marcha hacia una Iglesia viva, hacia una Iglesia dinámica, hacia una iglesia que se convierte y que convierte a otros, hacia una Iglesia misionera y puede ser el caso que dé también su vida, como ya no es muy raro en América Latina, porque efectivamente no falta alguien que decreta su muerte y le matan, lo mismo que sucedió con Jesús que dio su vida por nosotros, también hay sacerdotes, hay obispos, hay religiosas que han dado su vida por el pueblo, por causa del evangelio. Todo eso se desprende de este compromiso, de esta opción con los pobres y añado por la justicia y por la libertad de este pueblo.

En tercer lugar, señalé que es el que está encargado de alimentar al pueblo, eso aparece claramente del texto que he leído: las lleva, las saca fuera del corral, las alimenta, busca buenos pastos ¿y cuál es el buen pasto? El buen pasto está aquí mismo, en el Evangelio. Si Él es la puerta, Jesús, Él mismo es el buen pasto, Él mismo es quien tiene que alimentar a las ovejas. Por eso que entonces el pastor, el buen pastor debe llevar adelante su trabajo de evangelización, la buena nueva, su trabajo de reevangelización en países como el nuestro en donde quizás podemos encontrar muchos aspectos de regresión al paganismo o de contagio de un paganismo moderno. Por eso que el buen pastor está llamado a purificar interpretaciones antojadizas, utilitarias del evangelio que se realizan, tiene que buscar la pureza del Evangelio, la simplicidad del Evangelio, nada de tomarle por los cabellos para hacerle decir al Evangelio lo que yo quiero, sino lo que auténticamente dice Nuestro Señor Jesucristo. Lo otro sería engañar al pueblo y engañarnos a nosotros mismos, y sería conducir no a un verdadero pasto sino a alimentación de muerte, de veneno, a ese mismo pueblo.

Esas tres características nace, como acabamos de ver, del mismo evangelio y se acomodan perfectamente, se orientan a las necesidades de hoy, a las necesidades de aquí.

Esto es sencillamente lo que quería decirles, mis queridos jóvenes.

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