sábado, 19 de septiembre de 2009

Envío Nº 62: CUARESMA Y CONVERSIÓN (I PARTE)

CUARESMA Y CONVERSION (I Parte)

1.- Costumbres cuaresmales.- Nos encontramos ya bien adelantados en el tiempo de cuaresma. Si vamos a hablar en esta primera parte de costumbres cuaresmales, no es para detenernos en costumbres de carácter social, o las costumbres religiosas de cuaresma.

Los sacerdotes nos sentimos obligados a predicar sobre la penitencia y a organizar algunas actividades para ayudar a los cristianos a expresar de alguna manera su arrepentimiento. Con esta intención, se organizan novenas, reuniones salidas al campo...

En la ciudad de Riobamba, una después de otra se realizan dos famosas novenas: La novena de Jesús del Gran Poder, en la iglesia de los PP. Franciscanos, y la novena del Señor del Buen Suceso, en la iglesia de la Concepción. En las parroquias queda un poco a la iniciativa de cada párroco, como también al respeto a tradiciones hechas y conservadas por medio de organizaciones piadosas llamadas cofradías o hermandades.

Todas estas actividades destinadas a provocar el arrepentimiento desembocan en: confesiones masivas, misas de comunión numerosas, procesiones al fin de las novenas y en días señalados de la semana santa. Desde el punto de vista psicológico, hay quienes empiezan a sufrir atormentados por la idea de tener que confesarse obligatoriamente, no tanto porque les nazca del corazón el deseo de reconciliación con Dios. Todavía hay madres de familia y esposas que se dedican, en este tiempo, a urgir a sus hijos y esposo primero la asistencia a la celebración de las novenas y luego el acercamiento a la recepción del sacramento de la penitencia.

2.- Manifestaciones tranquilizantes de penitencia.- Por lo dicho, todo el anhelo de provocar la conversión se resume en la confesión y en la comunión durante los días de semana santa. Para el párroco, es un consuelo si puede saber que en su parroquia se han acercado a confesar y comulgar unos centenares o aún miles de personas. Para el predicador es asimismo un consuelo estimulante darse cuenta de que concurren a oírle multitudes innumerables atraídas por la fuerza de su oratoria. Para las esposas y madres, constituye el pago de sus esfuerzos y desvelos saber que el esposo se confesó después de largos años de haberse alejado de la recepción de este sacramento, o saber que el hijo continúa siendo fiel a esta práctica que se le inculcó desde cuando era niño. Para los organizadores de las novenas y de las procesiones, es un gusto constatar el éxito de los predicadores cuaresmales por la cantidad de gente que concurre y el éxito de su capacidad organizativa por la magnitud de las procesiones que, "en este año sólo se han arrancado tres veces en todo el trayecto".

Pero después de todo, la vida sigue igual. Por el éxito de la novena y de la procesión, los priostes invitan a todos sus amigos a sus casas para ofrecerles algún agasajo. A veces comprometen también a la banda de música. La alegría del éxito es tan grande que a veces se exceden en la bebida y así empiezan "a pascuar" en medio de la semana santa, por ejemplo el martes santo o el viernes santo. Si ya ha habido desuniones, después de semana santa continúan lo mismo. Si se ha tenido costumbre de explotar a los trabajadores, después de la semana santa se continúa explotándolos igual que antes. Si algunas personas se han dedicado como a un deporte a la calumnia, después de la semana santa continúan entregados a este "divertidísimo" deporte. Si se ha admitido socialmente que en el comercio hay que aspirar a hacer las más grandes ganancias, aunque sea engañando a los compradores, después de semana santa se sigue buscando ganancias exageradas y perjudicando a los clientes. Si de igual manera por costumbre socialmente admitidas se desprecia al pobres, al indio, al cargador, al peón, a la cocinera, después de semana santa el desprecio continúa tal como antes... en una palabra no se ven manifestaciones de un cambio notable en la vida. La participación en novenas, sacramentos y procesiones fueron solamente manifestaciones tranquilizantes de conciencia. Faltó la verdadera conversión.

3.- La penitencia en la Biblia.- Tomando casi al azar la sagrada Biblia, encontramos invitaciones a la penitencia que son fuertes llamadas de Dios. Abro por ejemplo las profecías de Joel y encuentro lo siguiente:

"Ceñíos y llorad sacerdote, gemid, ministros del altar; venid, pasad la noche en saco, ministros de mi Dios, porque a la casa de vuestro Dios se le ha negado oblación y libación. Promulgad un ayuno, llamad a consejo, reuníos, ancianos y vosotros todos, habitantes de la tierra, en la casa de Yahvé, Dios Vuestro, y clamad a Yahvé: ¡ay, qué día porque está cerca el día de Yahvé, ya llega como devastación de Sadday!" Joel 1, 13-15

"Mas ahora todavía -oráculo de Yahvé- volved a mí de todo corazón, con ayuno, con llantos, con lamentos. Desgarrad vuestro corazón y no vuestros vestidos, volved a Yahavé nuestro Dios, porque El es clemente y compasivo, tardo a la cólera, rico en amor, y se allana ante la desgracia" (Joel 2, 12-13)

"Yo detesto, desprecio vuestras fiestas, no gusto del olor de vuestras reuniones. Si me ofrecéis holocaustos, no me complazco en vuestras oblaciones, ni miro a vuestros sacrificios de comunión de novillos cebados. Aparta de mi lado la multitud de tus canciones, no quiero oír la salmodia de tus arpas. Que fluya, sí, el juicio como agua, la justicia como un torrente inagotable" (Amós 5, 21-24)

"Escuchad esto los que pisoteáis al pobre y queréis suprimir a los humildes de la tierra diciendo: "¿cuándo pasará el novilunio para poder vender el grano y el sábado para dar salida al trigo, achicando la medida y aumentando el peso, falsificando balanzas de fraude, comprando por dinero a los débiles y al pobre por un par de sandalias..." Amós 8, 4-6

"Pobres de ustedes, que meditan la injusticia, traman el mal durante la noche, y al amanecer lo ejecutan, cuando está a su alcance. Codician campos y los toman, roban casas y herencias; venden al padre y toman sus pertenencias" Miqueas 2, 1-3

"¿Qué he de hacer contigo Efraín? ¿Cómo he de tratarte Judá? El amor que me tienen es como nube matinal, como rocío que se termina muy temprano. Por eso tuve que destruirlos por medio de mis profetas. A ustedes les he dado muerto con mis palabras. Porque yo quiero amor, no sacrificios, y conocimiento de Dios más que víctimas consumidas por el fuego...Cuando yo, quería sanar a Israel, se descubrió el pecado de Efraín y la maldad de Samaria, porque obran con mentiras. En la casa entra el ladrón y fuera atracan los bandidos. No reflexionan que tengo presente su maldad; ahora sus obras los envuelven y están presentes ante mí... El día de nuestro Rey, los príncipes se enfermaron con el mucho vino que bebieron...su corazón encendido por sus malos proyectos es como un horno que arde toda la noche mientras dormita el panadero y por la mañana queda como fuego inflamado...Han hecho reyes, pero no elegidos por mí, se dieron jefes sin que yo lo sepa; de su oro y de su plata se han hecho ídolos: éstos los llevarán a su ruina...tu becerro es tu obra, Israel: es un escultor quien lo ha hecho. No es un Dios y acabará hecho pedazos...Me ofrecen sacrificios porque son ellos los que comen la carne. A Yahvé no le agradan estos sacrificios, pues recuerda la maldad de ellos y se dispone a castigar sus pecados...” (Oseas 6, 7, 8,)

De los textos arriba citados podemos extraer ciertos pensamientos claves:

Primero, la conversión no consiste en la práctica de ciertas exterioridades, como el ofrecimiento de sacrificios, sino en la purificación del corazón, en el cambio de vida.

Segundo, la conversión se manifiesta en la realización de la justicia con los pobres y los oprimidos.

Tercero, la conversión no es un acto pasajero sin trascendencia en la vida.

Cuarto, no es demostración de fe cristiana ni la religiosidad que pone toda su confianza en las imágenes hechas por hombres, ni tampoco la erección de ídolos tales como el dinero o el prestigio.

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