sábado, 19 de septiembre de 2009

Envío Nº 15CHOQUE DE DOS MENTALIDADES (II Parte)

CHOQUE DE DOS MENTALIDADES II
21 de enero de 1972

Periodistas del Chimborazo interpelan.-
El Obispo de Riobamba responde.-

Dr. Costales: Sr. Obispo, Ud. manifiesta que una de sus funciones o, mejor dicho, la función específica es la liberación de los pobres ¿qué efectividad ha tenido esta doctrina de liberar a los pobres? ¿Tiene unos datos estadísticos sobre la liberación de los pobres?

Obispo: Cómo no, Escuelas Radiofónicas Populares ha alfabetizado alrededor de 12.000 adultos; el Centro de Estudios y Acción Social –CEAS- que nació ahí en la casa episcopal y, por si tiene dudas, a propósito de un viaje a Europa, este Centro ha promovido cooperativas en diversos lugares de la provincia y lleva, dentro solamente de la actividad de cooperativas de forestación, centenares de miles de árboles sembrados en lugares inhóspitos como Palmira, como Punín y otras y, como promoción del hombre – porque todas estas obras yo no las considero tampoco como promoción del hombre-, yo le puedo decir que hay actualmente campesinos que son capaces de hablar delante de quien quiera. Son campesinos que son personas, que han aprendido a pensar por sí mismos, campesinos que antes estaban oprimidos y que hoy saben reclamar sus derechos; y si Uds. creen del caso, me ha venido acompañando uno que está aquí, J. V., un campesino indígena, de la parroquia de Columbe. Si quieren preguntarle a él algo, pueden preguntarle. Entonces constatarán por Uds. mismos que el hombre está siendo liberado de sus opresiones, que está saliendo de la esclavitud de la ignorancia, que está saliendo de la esclavitud de sentirse inferior, acomplejado delante de la raza blanca, que está saliendo de una esclavitud de una religiosidad alienante, que está saliendo de sentirse incapaz de realizar su propia promoción, su propio desarrollo. De modo que yo me siento más bien orgulloso de la labor que he hecho en la provincia de Chimborazo, una labor irreversible, quieran o no reconocer quienes no miran con agrado esta labor.

Sr. Guerrero: Una pregunta, Sr. Obispo, con relación a la última exposición. Dice Ud. que es una ignominia, y eso lo ha subrayado, construir un templo con el sacrificio de la gente pobre. Pregunto yo: cuando el P. Castillo construyó la iglesia de Calpi que no era con la cooperación de los ricos, sino con la participación de los pobres ¿creía Ud. que era una ignominia lo que estaba sucediendo en Calpi?, y si creía que era una ignominia ¿por qué no suspendió esta labor?

Obispo: No tengo ningún reparo en decir que creo que es una ignominia ese templo ahí en Calpi y juzga lo mismo cualquier persona un poco culta que venga a recorrer la provincia del Chimborazo. De modo que si he tenido alguna culpa allí no tengo ningún reparo en ser verdadero en todo. Si tengo alguna culpa ahí es haber dado la aprobación al haberme presentado los planos. Pero no puedo estar de acuerdo con ese templo, una verdadera catedral en un pueblo miserable, que ha sido construido con el sudor de los indígenas, quitándoles muchas veces sus prendas para obligarles al trabajo. Yo no puedo estar de acuerdo con que se haya construido ese templo alentando cobros precisamente a los pobres. Acaba Ud. de decir que no es donativo de los ricos. Y yo he dicho eso al mismo P. Castillo, le he dicho mi opinión. De modo que me ha dado la oportunidad de ratificarme en mis propios pensamientos.

Sr. Mancheno: Ud. nos ha hablado de los ingresos en forma general, global, pero ¿puede concretar cifras de lo recibido para este fin en cuanto al impuesto de la sal y a ciertos donativos recogidos aquí, entre personas de la localidad, y también se dice que ha habido un remate de ganado? ¿Podría Ud. indicarnos la cifra redonda, exacta de ese dinero y si acaso, después de los gastos que ha anunciado queda algún saldo favorable en beneficio de la futura construcción de la catedral?

Obispo: Sr. Lic. Mancheno, si Ud. hubiera tenido la bondad cuando fue a visitarme, de indicarme cuál era el tema del cual íbamos a tratar en esta reunión, en esta entrevista, si así mismo me hubiera pedido oportunamente estos datos, yo se los hubiera traído; pero yo en la memoria no tengo los datos y le doy las cifras aproximadas. Y además, he dicho que si quieren pedir cuentas, pueden acercarse. Ya se hizo una fiscalización de la administración del Sr. Gabriel García Moreno. Creo que bastaría con pedir una copia de esa fiscalización para darse cuenta de si estuvo correcta o incorrectamente, y ya he dicho que fue muy correctamente, muy honradamente. Ya he dicho también que lo recogido en la ciudad, tal vez no lo he dicho, y le agradezco la oportunidad, el tesorero de la Junta pro Catedral fue el Sr. C. Vallejo. Él, antes de ausentarse de la ciudad dejó rendidas cuentas de su administración. Y entonces he dicho también que de la ciudad se han recogido alrededor de $70.000. De ese remate de ganado, asimismo en cifras aproximadas se recogieron alrededor de $ 40.000. Eso es todo.

Sr. Costales: Sr. Obispo, Ud. en alguna reunión que tuvimos en el Municipio, manifestó que en la nación belga, y algunos señores que habían presentado fotos, y algunos señores que habían venido, habían admirado mucho el frontis de la Catedral. Ud. sabe Sr. Obispo que ese frontis no es de granito, no es piedra viva, es una especie de piedra más bien cancagua. ¿Se serviría indicarme Ud., ya que tiene un valor histórico inapreciable el frontis de la catedral, qué medidas ha adoptado para preservar que no se dañe ese frontis?

Obispo: La medida, la que Uds. conocen. La de haber mantenido en pie el frontis en contra de opiniones de algunos ciudadanos de Riobamba. Ciertamente en contra de la opinión no solamente de personajes extranjeros sino también de arquitectos. Ya he informado que he recibido la visita de arquitectos del Uruguay, Montevideo, y también de arquitectos nacionales. El mismo arquitecto Carlos Velasco que hizo los planos para una nueva catedral dijo que sería realmente un crimen destruir ese frontis.
Ahora, Ud. se refiere a la conservación, porque efectivamente el material no es de granito y necesita cierto tratamiento. En cuanto a eso no hemos hecho nada hasta este momento. Si en eso hay una falla, evidentemente hay que tomar precauciones para que no se destruya, para que eso se conserve como una joya única en el país. Porque, según opinión del mismo arquitecto Velasco, como de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central, quienes realizaron un estudio minucioso, recordarán Uds., dividiéndose en grupos, ellos opinan que es único en el país, porque es un trabajo, una labor realizada con inspiración española, pero con ejecución indígena. Entonces es una arquitectura mestiza, única en el país, que debe conservarse. La pregunta que me hace Ud. es al mismo tiempo para mí una observación y entonces ya pensaremos en tomar las medidas del caso haciendo que eso no se destruya.

Sr. Guerrero: Sr. Obispo, a pesar de que Ud. ya una vez en una intervención tocó algo con relación a los bonos de reforma agraria, quiero permitirme preguntarle, concretamente, qué destino se ha dado a los seis millones de los bonos de la reforma agraria que recibió en julio de 1967 por la venta de la hacienda Zula?

Obispo: ¿Qué destino se ha dado a los bonos? ¿Qué destino se puede dar a unos bonos? Los bonos son unos papeles, unos documentos, que significan valores. Esos bonos he dicho que se pueden vender y convertir en dinero efectivo. Luego el destino… ha sido hasta ahora la conservación de esos bonos para que el interés del 5%, son de la clase B, se siga percibiendo para atención a las necesidades de la Diócesis, es decir, para cubrir el presupuesto que necesita tener la Diócesis. Ahora tengo que aclarar, porque he recibido insinuaciones de que se vendan, que se han vendido unos cuantos y se han convertido en dinero para mejorar la situación de la misma tenencia de bonos. De improviso no podría decir cuántos se han vendido.

En parte Ud. hace esta pregunta porque yo he hablado con Ud. tantas veces de este asunto. Yo he hecho un ofrecimiento de crear fuentes de trabajo en la ciudad, y lo he hecho con toda sinceridad. Ud. tiene perfectamente experiencia de un primer intento. Tuvo la bondad de acompañarme inclusive en una reunión con zapateros. Creo que Ud. pudo constatar las dificultades que había en eso. Cómo, cuando se trata de arriesgar algo, la gente retrocede. La tarea no es fácil. En segundo lugar, quiero informar lo que ya he dicho en otra oportunidad. A pesar de eso estoy tratando de impulsar la creación de pequeñas empresas: Una de cerámica artística. No he vacilado en adquirir el horno eléctrico que esta depositado en el edificio de OSCUS.
Hemos hecho reuniones, he llevado un proyecto de estatutos para la constitución de una sociedad, hemos discutido los estatutos mediante la colaboración del abogado de la curia. Pero falta más entusiasmo y falta quizá alguna persona que lleve delante esos proyectos.
Luego quiero informar también que así mismo de acuerdo con el Consejo Gubernativo se ha resuelto proporcionar una cantidad pequeña de dinero a alguien que empezaba una empresa cabuyera en la ciudad, instalando pequeñas hilaturas y pequeños telares como ensayo. Y por último, así mismo se ha aprobado por el Consejo Gubernativo de los bienes de la Diócesis, si es que se cumplen determinadas condiciones, el apoyo al nacimiento de una pequeña empresa de confección de suéteres en la ciudad. Eso es, si es que es esa la intención de su pregunta.

Sr. Guerrero: Sr. Obispo, Ud. nos acaba de indicar que no puede vender los bonos de la reforma agraria porque significan un descuento del 46%. Yo quiero permitirme recordarle que Ud., en entrevista que le hice en febrero de 1971 Ud. dio a conocer que ya había hecho una venta de bonos que apenas tuvo el descuento del 34% y que ganaba el 9% de interés. Que por eso estaba Ud. más bien interesado en vender los bonos para ganar mayor interés. El descuento era, no del 46%, perdone Sr. Obispo, aquí tengo el recorte en la mano, sino del 34%. Por otra parte, le agradezco por sus palabras que indican que también hay la preocupación de mi parte, como conoce toda la ciudadanía, por servir a la gente pobre. Por eso fue iniciativa mía se efectuaran esas reuniones. Pero después de unas cinco o seis reuniones ya no se nos llamó más, y no supimos por qué no se nos llamó. Y no se llevaron a cabo estos proyectos que veníamos discutiendo a favor precisamente de la clase pobre.
En varias otras actividades Ud. recalcó que ese dinero proveniente de los bonos de la reforma agraria, serían destinados para la creación de las fuentes de trabajo. Pero sucede que han transcurrido ya 4 años y más, y hasta el momento, no se encuentra proyecto viable a favor de la creación de esas fuentes de trabajo en beneficio de los pobres. Sí sería de desear que se dé un poco más de agilidad y que se haga realidad esto que se viene diciendo hace mucho tiempo. Yo no creo que haya problemas insolubles y que no haya permitido durante cuatro años y más hacer realidad ninguno de estos proyectos. Porque se vienen anunciando una serie de proyectos. Deseable sería que en algún momento ya cercano se haga realidad, que lo que decimos en exposiciones lo hagamos en hecho.

Obispo: En cuanto a lo primero, creo que informaría suficientemente. Yo había hecho la aclaración de que se han vendido efectivamente algunos bonos, evidentemente, buscando las mejores condiciones. Si no me he referido al 46% es porque ésa es la forma que está en vigencia. Uds. pueden haber visto en la prensa todos los días cuando se hacen informaciones sobre la Comisión de Valores, cómo buscan esos descuentos grandes; de modo que eso quede bien claro.
En cuanto a los proyectos he informado también suficientemente.
Yo quisiera, Sr. Guerrero, que, por ejemplo en relación con ese proyecto de ayuda a los zapateros de la ciudad, si es que fue su iniciativa, yo le agradezco; fuimos a algunas reuniones, pero quisiera que recuerde que después de haber estado en una reunión en el mismo local de reuniones de ellos, cuando se hizo encargo a un miembro del CEAS de la organización de la educación cooperativa de quienes podrían ser miembros, Ud. dijo: ya está, entonces ya para qué…
Luego quiero decir que tampoco me creo yo ser llamado, primero porque con toda verdad yo no estoy capacitado ni es de mi competencia el dirigir empresas. Yo lo que he hecho es el ofrecimiento y, repito, sincero, y lo mantengo. Pero si hay ciudadanos capaces que ofrezcan garantía de honradez y garantía de capacidad técnica para lanzar esos proyectos y llevarlos adelante, sería una gran ayuda para los proyectos que tengo y para la gente misma pobre por la cual quiero trabajar. Hago la aclaración: se puede pensar que estoy contradiciéndome cuando digo que con esos intereses tiene la diócesis que atender a su propio presupuesto. Cada vez que se trate de la organización de un proyecto voy a pedir, efectivamente, una participación que permita el mantenimiento de las actividades de la Diócesis. Eso es una de las condiciones que tengo que poner para que los proyectos sean viables, de parte de esa ayuda económica que está dispuesta a prestar la Diócesis y de manera oficial, porque es el Consejo Gubernativo, el órgano legal reconocido por la ley en el Ecuador, el que ha resuelto eso con la insinuación de mi parte.
De modo que, si hay personas capaces, repito, y honradas que quieran ponerse al frente y llevar adelante esos proyectos, el ofrecimiento no retrocede, está hecho y hay que llevarlo adelante.
Por eso si Ud. mismo Sr. Guerrero, quiere volver a llevar adelante un trabajo de estos, tomar a su cargo el empuje de algunos de esos proyectos, yo mismo le doy mi voz de ¡adelante!, para que sea así un colaborador efectivo en la erradicación de la pobreza y de la miseria en nuestra ciudad y en la provincia.

Sr. Mancheno: El Sr. Vizcaíno me ha pedido una pregunta.

Sr. Vizcaíno: Muchas gracias. Monseñor, me han invitado especialmente a esta entrevista, no soy miembro de Unión Nacional de Periodistas, indicándome que se trataría sobre el futuro de la catedral de Riobamba que, como Ud. bien dice, es en cierta parte preocupación sobre el ornato. Digamos que Ud. nos ha dado a entender que es una cosa de vanidad tal vez el que nosotros tengamos o no tengamos catedral. Yo no considero que sea sólo una vanidad o una cosa que esté de acuerdo para el ornato, sino una necesidad. En cada una de las ciudades donde se predica la fe, de la cual es Ud. el principal exponente en nuestro medio, la fe cristiana, la catedral en una necesidad.
Nos ha dicho Ud. que ha tenido una decepción bastante grande de las clases pudientes. Que no ha querido comprometerse con los gobiernos para no atarse las manos, no ha querido sacrificar a la gente pobre y que su misión no es construir. Entiendo de todas maneras que la Iglesia católica es una sociedad; no es una sociedad sui generis, que viene de tantos años atrás, pero en la cual existe también el poder económico y las bases que serían, como ninguna otra, la presencia de los templos que, si en verdad no son sólo para satisfacer la vanidad de los pueblos, sí sirven para el crecimiento de las ciudades, y no sería vanidad de una ciudad el decir que tiene una catedral. Nosotros no la tenemos actualmente, porque todo el mundo conoce que está en un proceso retardatorio, digamos, dentro del progreso que debe tener la ciudad de Riobamba. Mi pregunta, concretamente, Monseñor, es si Ud. como pastor de almas no se ha sobrepuesto a esa decepción y cuál sería la proyección futura para hacer o no la catedral, es decir, si alguna vez tendremos catedral o si definitivamente Ud. cree que no debemos tener catedral.

Obispo: Muy bien. Aquí viene a propósito lo que ya anuncié. Yo he hecho una solicitud a una organización alemana, a una organización de los Obispos alemanes: se llama ADVENIAT. La solicitud parte del año pasado. He recibido una respuesta que, en buena parte, en un porcentaje alto, viene a ser negativa. Pero deja un resquicio de esperanza. Primera cosa que doy como repuesta.
Dice así la respuesta que he recibido: “Nos referimos a su solicitud del 14 de enero de 1971 para la construcción de la catedral de Riobamba. Una decisión definitiva de esta solicitud no está tomada todavía por el hecho de que, a la vista de los datos actuales, no se ven muchas posibilidades de una aprobación. Como Ud. bien comprenderá, la cantidad solicitada, US$28.000 anuales durante tres años, es demasiado elevada para invertirse en un proyecto de este tipo. Como Ud. comprenderá la cantidad de iglesias que existen en Latinoamérica a medio construir o con necesidad de restauración, sobrepasa absolutamente muestras posibilidades. Aunque comprendamos la necesidad de construir templos, creemos que hay que reducir al número indispensable y, sobre todo, hay que conseguir que sean los mismos feligreses los que participen en ello. La ayuda del exterior, en este caso la ayuda de ADVENIAT, creemos que hay que reducirla a actividades de formación personal, porque estamos también convencidos de que a la larga sólo con esta formación conseguiremos que el pueblo se interese por la construcción y la financiación de los templos que ellos mismos pedirán. La decisión definitiva a su solicitud se tomará en abril de 1972, pero como le decimos, no vemos actualmente muchas posibilidades de poder ayudarlo. Con saludos afectuosos, Paul Hoffacker.
Primera respuesta. Segunda: no es que he desechado yo de una manera total y absoluta la posibilidad de encontrar un camino para la construcción de una modesta catedral, funcional, litúrgica. Por eso he hecho ésta gestión. Otra posibilidad sería la de que el edificio que le llaman “palacio episcopal” pudiera ser vendido. Pudiera interesarse en esta venta algún banco, alguna empresa y entonces explico para qué y cómo y por qué pretendería realizar un proyecto semejante. El producto de esta venta podría invertirse en la construcción de dos tramos del proyecto mismo elaborado por el arquitecto Carlos Velasco: uno, la iglesia propiamente dicha, la catedral, y otro tramo, el que estaba previsto como centro parroquial y posible vivienda también del Obispo. Entonces, no es que desaparecería la vivienda del Obispo, sino que cambiaría de lugar, estaría más cercana a la catedral. Podría estar por lo mismo más en contacto con la realidad religiosa alrededor de este sitio. Así podría procederse, no a la edificación del proyecto total, porque no hay medios suficientes para eso, pero sí estos dos caminos son los que tengo en mientes. Para decir que no es un no absoluto al deseo de contar con una catedral funcional, modesta, adecuada a las funciones que tenemos que ejercer aquí en la Diócesis.

Sr. Mancheno: Quisiera saber si el Teniente Díaz quiere hacer uso de la palabra.

Teniente Díaz: Sr. Obispo, debo indicarle la razón de mi presencia en esta entrevista que le hacen los periodistas a la que prácticamente no debería tener acceso por no tener nada que ver con el periodismo. Mi presencia aquí se debe a desempeñar funciones de Presidente de la Junta Cívica. Como tal quiero contestar a su inquietud, Sr. Obispo, que al comienzo de su intervención me nombrara para que expusiera lo que había dicho yo en una entrevista anterior cuando se preguntó o se me pidió mi concepto sobre la construcción de la catedral. En ese entonces había dicho que la ciudadanía debería preocuparse por preguntar qué se ha hecho con los fondos que se recogieron por concepto al impuesto a la sal; así también con los fondos que se recogieron por limosnas, ganados, dineros y en alhajas. Eso es lo que había manifestado a la ciudadanía para saber en qué se han gastado. Ud. hace un momento nos acaba de explicar, nos acaba de dar, en datos precisos, la recaudación de los impuestos de la sal y de estas donaciones que hizo la ciudadanía. Creo que está perfectamente aclarado con su contestación anterior.
En lo que respecta, Sr. Obispo, a que Ud. mencionó algo de la Biblia, que Jesús dijo que no se construyeran templos, perdóneme Sr. Obispo que yo no estoy de acuerdo con esto, porque tal vez se está contradiciendo Ud. mismo; porque Ud. sí pidió dinero, sí pidió una contribución para construir una catedral, y si no se ha llevado a efecto, como acaba de decir, es porque no tiene más dinero para construirla hoy. Inclusive, Sr. Obispo, yo creo que Ud. mismo colocó dos primeras piedras para comenzar la construcción de la catedral. Tengo entendido así. Yo no tengo mayores razones de conocer en estos detalles.
Ahora en lo que respecta, Sr. Obispo, a que usted dice que tal vez es un capricho, que queremos nosotros que se construya la catedral como ornato, yo sí debo decir con toda verdad: los riobambeños sí queremos a nuestra tierra, no es que queremos exigirle a usted que construya la catedral, Sr. Obispo. Si usted trata, hágalo; si no trata, venda esos terrenos, Sr. Obispo, y dedíquelos a que desempeñen funciones sociales, que se construyan casas… pero no es posible, la ciudadanía ve mal eso, Sr. Obispo. Yo, repito, como presidente de la Junta Cívica estoy transmitiendo el sentido de la ciudadanía. Usted ve perfectamente y conoce, Sr. Obispo, cómo se construye ahora en la ciudad, en los barrios alejados del centro ¡cómo se construye! La gente está interesada en hacer una ciudad nueva. Cómo es posible que este centro de la ciudad, Sr. Obispo, se le tenga así abandonado!
Repito, Sr. Obispo: venda esos terrenos; haga que esos terrenos desempeñen una función social, que desaparezca ese abandono de lo que fue el centro histórico de la ciudad. Nada más.

Obispo: Bien, Teniente Díaz, le agradezco. Por fortuna he pedido grabaran en Escuelas Radiofónicas esta entrevista para que no se me haga decir lo que no he dicho. Inclusive quiero comunicarles que un resumen fiel de esta entrevista pienso enviarlo a revistas internacionales para que entonces, desde allá, también se opine sobre este problema.
Entonces quiero decir y aclarar lo siguiente: No es que yo haya afirmado que Cristo ha dicho: no construyan templos. No, eso no he dicho. Lo que yo he dicho es que Cristo no construyó templos, ni mandó construir templos. Es cosa distinta. La Iglesia después de trescientos años, al empezar una etapa de su historia que yo la califico de dañina para la misma vida de la Iglesia, empezó a utilizar los templos paganos en Roma y a utilizar también los privilegios que le daba el emperador Constantino. De modo que, eso he dicho. Por lo mismo, si es que se ve la utilidad en la edificación de una casa que pueda servir para las reuniones del pueblo, reuniones a la cuales está impelido por su fe, creo que eso no está tampoco en contradicción. Usted me quiere hacer caer en contradicción. No. Eso perfectamente se puede hacer como no se puede hacer. Hoy la corriente en el mundo no es la de dedicarse a construir grandes templos. Hoy la corriente en el mundo es la de edificar pequeñas salas, inclusive polivalentes, en donde pueden reunirse para celebrar la Eucaristía. Como digo, no es que hay contradicción de mi parte; si hay necesidad, se la hará en la medida de la necesidad. He respondido ya que no he dicho no al proyecto de una manera absoluta. He dado pasos con este sentido; hay dos posibilidades de pasos. Si estos dos pasos no tienen ningún resultado, yo no tengo ningún inconveniente, Sr. Teniente Díaz, en que se proceda a la venta de ese predio y que la ciudad pueda utilizar eso en lo que sea o juzgue conveniente. De modo que así respondo y le agradezco una vez más por haber reconocido ya lo que he informado suficientemente sobre la inversión de esos dineros recogidos.

Sr. Vizcaíno: Monseñor. En relación a sus palabras, usted debe conocer mejor que nosotros ¿existe la necesidad de que haya un templo, al que hemos hecho referencia, sea este templo una sala que, bien dice usted sea modesta que no necesite en verdad el boato de las antiguas catedrales sino la comodidad del lugar, que sea acogedor, amplio, limpio, claro para los feligreses, existe esta necesidad? Y si existe, ¿usted emprenderá en el trabajo de realizar esta obra modesta, cambiando de planificación y todos los criterios expuestos antes y todo lo aprobado para hacer la catedral que se había proyectado?

Obispo: Yo creo que de todo lo que he dicho se deduce que sí, pues sí hay una necesidad. La ciudad va creciendo; entonces hay una necesidad de ir edificando salas en los alrededores. Primera necesidad. A eso se debe dar atención de alguna manera. Ahora, para el centro mismo digo que sí, hay una necesidad y por esto es que se ha concebido. Yo hubiera querido que ustedes estudiaran tranquilamente toda la historia de la elaboración de los planos del proyecto de la catedral hecho por el arquitecto Velasco.
Porque la catedral que se proyecta es sencilla, es modesta y, sin embargo, estaría totalmente de acuerdo con el Concilio Vaticano II. Por lo mismo, pienso también que, económicamente, no necesita de sumas cuantiosas.
En este sentido yo digo que sí, que hay una necesidad y que si hay las posibilidades se le dará la atención necesaria.

Sr. Vizcaíno: Sr. Obispo, dígame, ¿cuál es la razón por la que no se abre al público la capilla que se ha construido ya y entiendo que está terminada? ¿Acaso esta capilla bastaría para lo que acaba de anunciar?

Obispo: Más bien ha sido un descuido que no se abra la capilla. Alguna vez he propuesto a algún sacerdote hacerse cargo del culto en la capilla, pero encontró dificultades y entonces no hubo cómo insistir. Pero así mismo como otra pregunta que se me ha hecho, para mí es una sugerencia y voy a preocuparme de abrirla pronto, lo más pronto posible, al culto la capilla construida ya. ¿Si esto bastaría? Para funciones normales sí; para funciones un poco extraordinarias, no. Creo que debe saber la ciudadanía que la diócesis de Riobamba está dando un impulso extraordinario a la conformación de comunidades eclesiales de base de acuerdo a los documentos de Medellín, y que entonces, llegará un momento en el cual estas diversas comunidades eclesiales de base tendrán necesidad de un lugar en donde concentrarse para realizar allí un intercambio de su vida cristiana. Ya hemos tenido un primer ensayo. Se lo ha hecho en Santa Cruz. Concurrieron entre todos unas ciento ochenta personas, pero más tarde, serán más numerosas las personas que concurran como miembros de estas comunidades, y ahí será necesario un lugar más amplio. Por ahora creo que bastará la capilla.

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