sábado, 19 de septiembre de 2009

Envío Nº 14 CHOQUE DE DOS MENTALIDADES (I Parte)

CHOQUE DE DOS MENTALIDADES
21 de enero de 1972

Periodistas del Chimborazo interpelan.-
El Obispo de Riobamba responde.-

Introducción.- Riobamba es la capital de la provincia del Chimborazo y sede de la Diócesis. La antigua ciudad de Riobamba fue destruida por un terremoto en el año 1797. Los sobrevivientes escogieron la llanura de Tapi para la fundación de la nueva ciudad. Aquí edificaron, con sus casas, sus iglesias: entre éstas la iglesia parroquial de San Pedro de Riobamba. Para la fachada, trajeron piedras labradas de la antigua ciudad de Riobamba. Cuando la Santa Sede creó la Diócesis de Riobamba, esta iglesia fue escogida para servir de catedral: de esto hace 107 años. Durante este tiempo, los intentos de construir una catedral han fracasado.

A fines del año 1965, un torrencial aguacero produjo el derrumbamiento de una considerable porción del techo y tumbado de la vieja iglesia. Este hecho provocó la participación de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Quito en la realización de un estudio desde los puntos de vista histórico, estético, constructivo y arquitectónico. Se terminaba el estudio sugiriendo la conservación de la fachada por razones históricas y la restauración de la iglesia dentro de un conjunto que mantuviera las líneas arquitectónicas originales.

Desde muchos años atrás, la Diócesis había venido percibiendo una parte de un impuesto a la sal, creado por el Congreso Nacional para favorecer determinadas entidades: esta participación en el impuesto a la sal estaba destinada a la reconstrucción de la catedral. Pero antes del desastre relatado, la Junta Militar de Gobierno anuló ese Decreto.

El actual Obispo de Riobamba, en sus primeros años de gobierno, se propuso con todo entusiasmo allegar fondos para satisfacer el anhelo de la ciudad de contar con una catedral nueva. La suma que alcanzó a reunir no era suficiente ni para pagar el 50% de elaboración de unos planos arquitectónicos.

El Obispo de Riobamba dedicó lo principal de sus esfuerzos a levantar al hombre aplastado por una sociedad feudal y dominadora. Con este objeto, fue creado sucesivamente el Centro de Estudios y Acción Social, organización dedicada a la promoción de cooperativas en la ciudad y en el campo; Escuelas Radiofónicas Populares, orientadas a la alfabetización de los campesinos, principalmente de los adultos; el Instituto Campesino de Tepeyac, destinado a la formación de líderes campesinos; la Cooperativa Agrícola Juan Diego, compuesta por familias indígenas, a las que se hizo entrega gratuita de más de 300 hectáreas de la Diócesis; el “Hogar de Santa Cruz” destinado a promover la Iglesias como comunidad dentro de un proceso conscientizador y evangelizador. Estas actividades han provocado la odiosidad de las clases pudientes, las que han utilizado como caballo de batalla la no construcción de la catedral de Riobamba.

Para dar apariencias de validez a los ataques, se han echado a rodar conjeturas imaginarias, mentiras y calumnias. Se ha llegado a afirmar, en corrillos y reuniones, que el Obispo ha gastado el dinero destinado a la construcción de la catedral en viajes al extranjero y en obras destinadas “a levantar a los indios”. Eco de estas comidillas calumniosas fue la intervención del Presidente de una organización de iniciativa privada llamada “Junta Cívica”.

Estos son los antecedentes que se deben tener en cuenta para comprender el enfrentamiento de dos mentalidades, en la entrevista radial organizada por la Unión Nacional de Periodistas, Núcleo de Chimborazo, y la participación del Presidente de la Junta Cívica el día 21 de enero de 1972. La entrevista duró una hora y media. Se transcriben aquí las diversas intervenciones, tomadas de una grabación. Guardando toda fidelidad al pensamiento, se ha juzgado conveniente, para mayor claridad, despojar a las mismas intervenciones de ciertas frondosidades inútiles. Los entrevistadores fueron: Lic. Carlos Mancheno, Presidente de la Unión Nacional de Periodistas, núcleo del Chimborazo, el Sr. Luis H. Guerrero, Corresponsal del Diario “El Comercio” de Quito, el Dr. Eudófilo Costales Samaniego, el Sr. Marcelo Vizcaíno, Presidente de AER (Asociación Ecuatoriana de Radiodifusoras) núcleo del Chimborazo y el Teniente en retiro Alberto Díaz, Presidente de la mencionada Junta Cívica.

La entrevista.-

Sr. Mancheno: Sr. Obispo: En Primer término, deseamos nosotros dar a Ud. un saludo cordial por concurrir para dialogar sobre un asunto de esencial importancia e interés para nuestra ciudad…
Quisiéramos, Sr. Obispo, que Ud. nos indique en forma ligera pero concreta, puesto que disponemos de tiempo limitado: ¿qué es lo que Ud. ha hecho en beneficio del adelanto material de Riobamba, durante el tiempo que ha durado su administración apostólica?

Obispo: Antes de dar respuesta a su pregunta, quiero también yo agradecer a Emisora Mundial por haber permitido que pueda venir acá a explicar mi pensamiento y la realidad de la verdad en cuanto al problema de la catedral y, ojalá en ésta y en otras oportunidades, en relación con otros problemas. Deseo también explicar, antes de responder a su pregunta, el origen de esta entrevista: tuve conocimiento de que el Teniente Díaz, aquí presente, se había prestado a una entrevista semejante y… se había pronunciado en una forma acusatoria contra mí. Pido al Teniente Díaz que vuelva a decirme lo que había dicho en esa ocasión y entonces yo aclararé todo cuanto se refiere a este asunto.

Sr. Mancheno: Sr. Obispo: Es ésta una entrevista que hemos preparado nosotros, los personeros de la Unión Nacional de Periodistas. Dentro de la entrevista, hemos recogido ya lo manifestado por el Teniente Alberto Díaz. Yo le voy a rogar, a suplicar, Sr. Obispo, que nos deje seguir el curso de la entrevista tal como nosotros la hemos planificado. Si hay alguna cosa que pueda concretar el Sr. Teniente Díaz le rogaremos a él que se digne pedirnos la palabra para ver si es conveniente o no que se la concedamos. Pero antes rogamos al Sr. Obispo que se concrete a contestarnos la primera pregunta que le hemos formulado. (Extraordinarias las reglas del diálogo para los periodistas del Chimborazo, ¿verdad?)

Obispo: Accedo a contestar la primera pregunta: ¿Qué he hecho yo por el adelanto material de la ciudad de Riobamba? Brevemente: terminé el edificio que sirvió para el funcionamiento del seminario menor “La Dolorosa”• se ha construido la capilla, antes dedicada a Sta. Bárbara, junto a la Catedral. He ayudado, mediante auxilio proveniente del extranjero, para la construcción de la casa parroquial de San Francisco, de la iglesia de la Santa Faz, de la iglesia de Santa Rosa, de la iglesia de la Inmaculada. Esto es lo que recuerdo haber hecho por el adelanto material de la ciudad de Riobamba.
Desde el punto de vista social, he promovido la organización de cooperativas de diversa índole: cooperativas de ahorro y crédito, cooperativas de consumo… más que todo, he promovido la organización del Centro de Estudios y Acción Social –CEAS- que es a su vez el promotor en estos momentos de cooperativas importantes en la diócesis de Riobamba, no solamente en la ciudad, sino también en el campo. Pero quiero añadir como respuesta que mi misión no es tanto promover el adelanto material de la ciudad de Riobamba. Para esto están las autoridades civiles. Para eso es el Municipio. Para eso es el Consejo Provincial. Para eso es el Gobierno. Yo creo que es una equivocación muy grande pensar que el Obispo ha de ser algo así como un ingeniero, un arquitecto o un empresario para el adelanto material de la ciudad. La misión del Obispo es proclamar por todos los medios la Buena Nueva de la liberación de los pobres, o sea el Evangelio, en su Diócesis y en donde se le abran las puertas.

Sr. Guerrero: En calidad de corresponsal del Comercio y miembro de la Unión Nacional de Periodistas, Sr. Obispo, quiero permitirme decirle que yo discrepo totalmente de su manera de pensar en lo que se refiere a la participación de su persona en la vida civil de nuestra ciudad.
Ud. acaba de manifestar que es una equivocación de Riobamba el esperar, como si Ud. fuera ingeniero o una autoridad, que encuentre solución a los problemas materiales de la ciudad. ¿Quiere decirme entonces que estarían equivocados los párrocos que, en las respectivas parroquias hacen labor a favor del progreso material de cada una de sus localidades? Hay párrocos brillantísimos que se distinguen por abrir caminos, por darles agua potable, luz eléctrica. Yo no creo, Sr. Obispo, que Ud. diga que están equivocados estos párrocos y que están equivocados los pueblos al pedir la cooperación de los párrocos. Los párrocos son elementos fundamentales, junto con el profesor, con el teniente político. Son los que hacen el progreso material de los pueblos. No se puede olvidar ese progreso. Ud. más que todo, Sr. Obispo, que es un distinguido sociólogo, comprenda perfectamente que ya no estamos atravesando la época de los simples sueños, de los simples ofrecimientos, de la vida de enseñar en aspectos patrióticos y de morirse de hambre. Los pueblos tienen que progresar materialmente y uno de los factores importantes para este progreso es el personaje religioso que dirige la vida de cada pueblo y de cada localidad. Ud., Sr. Obispo, con su talento reconocido internacionalmente, no digo nacionalmente, internacionalmente, puede hacer mucho por nuestra ciudad; yo me permito discrepar como dije, de su manera de pensar, y quisiera que Ud. se una a la angustia de nuestra ciudad, al deseo de proveer a la necesidad de nuestra ciudad, junto con el Gobernador, junto con el Alcalde, junto con el Prefecto, junto con muchas personas que no son ni siquiera funcionarios, que ni siquiera son riobambeños.
Cito el caso del Sr. Humberto Cordero quien siente en carne propia el dolor de la ciudad frente a la desatención de los poderes públicos. Es uno de los que se han interesado, por ejemplo, en que esa carretera Riobamba-Cajabamba-Bucay que la hagan en la mejor forma, como la carretera Riobamba-Baños.
Cito también el caso del Sr. Guillermo Galecio, Gerente del Banco Central, sucursal Riobamba, que se interesó porque se le dé todas las funciones a la sucursal de Riobamba para que pueda atender al comercio importador y pueda desarrollar este comercio importador.
De manera que yo no apruebo, Sr. Obispo, que esté Ud. equivocado, peor, que Riobamba esté equivocada al exigir su presencia en la vida civil de nuestra ciudad frente a nuestros problemas que padecemos todos los días.
Qué bien estaría nuestra ciudad que tuviera así Obispo, como están muchos Obispos que están junto al pueblo, junto a su ciudad, defendiendo los intereses materiales y no solamente los intereses espirituales, Sr. Obispo!
Yo quisiera que Ud., si vale el término decir, rectifique esta manera de proceder; estaríamos nosotros sumamente satisfechos, sumamente orgullosos, que el Obispo de Riobamba, de ahora en adelante, se ponga al frente de cualquier batalla de orden civil que tenga que realizar en la ciudad a favor de su progreso.

Obispo: Bien, yo primero pediría un poco de lógica en las intervenciones.
La primera pregunta que se me ha hecho es: cómo he contribuido yo al adelanto material de la ciudad de Riobamba. He respondido como yo pienso y según la realidad. El Sr. Guerrero se manifiesta que está en desacuerdo conmigo por haber manifestado que no es mi misión buscar el adelanto material, pero me dice que echa de menos mi presencia en las acciones cívicas de la ciudad.
Bueno, vamos a ir respondiendo punto por punto. Yo primero preguntaría al Sr. Guerrero: cuál es el criterio que nos va a guiar para determinar si es o no es función del Obispo, y, ya que menciona los párrocos, de los párrocos la construcción de obras materiales. Yo no digo que esté mal, pero lo que yo pregunto es si esa es su función, y segunda pregunta que hago yo a mi vez es la siguiente: si a fuerza de construir carreteras, puentes, de dar agua potable, luz, etc. ¿será que se ha conseguido en la diócesis de Riobamba este subdesarrollo, tanto en lo económico, humano, como también en lo religioso? Porque hay un verdadero subdesarrollo religioso en la provincia del Chimborazo.
Yo le ruego entonces responderme a estas dos preguntas, precisar bien los conceptos. Porque yo digo al Sr. Guerrero que respeto su criterio, pero que Ud. debe también respetar el mío. Yo le voy a decir cual es el criterio del que me guío para pensar como he dicho.

Sr. Guerrero: bueno, Sr. Obispo, en primer lugar tenemos que recalcar que se trata de un diálogo que queremos llevar en una forma más cordial, más respetuosa, con el fin de sacar alguna conclusión que beneficie a la ciudad. No es un aspecto de simple curiosidad la nuestra, la de los miembros de la Unión Nacional de Periodistas la de saber cómo piensa el Sr. Obispo. Esto no interesaría nada. Lo que nosotros queremos es llegar a conclusiones que beneficien a la ciudadanía
Ud. responde a la primera pregunta. Dice que digo yo si es función de los párrocos, de la autoridad religiosa el preocuparse del aspecto material.
Yo sé que la pregunta tal vez esté mal porque no voy a decir que es función de los párrocos, ¡cómo voy a decir que es función de los párrocos! Pero sencillamente, porque no es función de los párrocos tiene mucho más mérito. Porque deja entender Ud. que una persona esté obligada a hacer una cosa y la hace por obligación. Precisamente porque no es función de los párrocos, no es función de los obispos, no es función de los arzobispos es mucho más meritoria la presencia de ellos en la vida cívica de los pueblos. Creo que he contestado a su primera pregunta. La segunda pregunta ¿cuál era, Sr. Obispo?

Obispo: La segunda pregunta se refería al criterio con el cual tenemos que juzgar ese su pensamiento, su opinión. Yo tengo una opinión contraria: acaba de decir que está en desacuerdo. Si nos ponemos de acuerdo en el criterio, entonces nos pondremos de acuerdo en lo demás. ¿Cuál es el criterio en el que se basa para afirmar que, aún cuando no sea obligatorio para el sacerdote, para el obispo, el dedicarse a la construcción de obras materiales, que si lo hace que está bien? ¿Cuál es el criterio para eso, para pensar así?

Sr. Guerrero: yo creo que en la primera pregunta ya está contestada la segunda.

Obispo: Entonces, permítame Sr. Mancheno, decir cuál es el criterio, a mi modo de ver, que debe guiarnos: yo creo que para un Obispo, para un sacerdote, el criterio es el Evangelio, para ésta como para cualquier otra actitud. Si nosotros examinamos un poco detenidamente el Evangelio vemos que:
1) Cristo no construyó nada, más bien anunció la destrucción del templo de Jerusalén “no quedará piedra sobre piedra”;
2) El no mandó a sus apóstoles a construir templos ni ciudades. El mandó predicar el Evangelio, esa es la misión propia que les dio;
3 ) La Iglesia en sus primeros años, 300 años, 3 siglos, no tuvo templos. El templo tiene un origen pagano. El templo fue posteriormente, más bien ya comenzando la era constantiniana, utilizado por la Iglesia cuando salió de las catacumbas para cristianizar en cierta manera esos lugares que habían sido utilizados por los paganos.
300 años de funcionamiento de una Iglesia realmente pura, de una Iglesia que transformará el mundo, de una Iglesia que seguía las normas y pautas dejadas por su fundador Cristo. Se reunían en casas de familias, se reunían en las catacumbas, se reunían donde querían.
Entonces, yo digo que, si éste ha de ser el criterio para juzgar de las actividades y de la actitud misma de un sacerdote, de un obispo, yo creo que tenemos ahí el criterio. Por eso le preguntaba cuál era su criterio. Yo he emitido el mío… Ud., Sr. Mancheno, ¿quería hablar? Pero queda pendiente todavía la pregunta del Sr. Guerrero.

Sr. Mancheno: Sr. Obispo, no hemos venido aquí ha hacer polémica de ninguna clase, únicamente la entrevista de prensa consiste en sacar el pensamiento de nuestro Obispo para conocimiento del público. Sin embargo nosotros estamos obligados a puntualizar para pedir aclaraciones respecto a contestaciones que se dan.
Al Sr. Guerrero le dice Ud. que el criterio es el Evangelio. En la parte principal, aceptamos, es verdad, pero tengo en mis manos las conclusiones del Concilio Vaticano II que me parece está de último en la materia eclesiástica, y así en la página 318 tratando de los Obispos en relación con las diócesis, dice lo siguiente: en el acápite que creo yo, si no estoy equivocado, viene al caso, sin duda dice: “los sagrados pastores al consagrarse al cuidado espiritual de su grey favorecen también realmente el provecho y prosperidad social y civil, uniendo para este fin su acción eficaz con las autoridades públicas de acuerdo con la naturaleza de su oficio el cual conviene a obispos e inculcando la obediencia a las leyes justas y el respeto a los poderes legítimamente constituidos”
En primer término hoy no estamos viviendo en aquellos tiempos de la Roma decadente donde existía la primitiva Iglesia, hoy estamos viviendo en plenitud del siglo XX y ahora no se puede prescindir de construir y mantener ciudades. Si esta es una ciudad que aspira a presentarse como tal creo es conveniente ponernos en el medio en que estamos viviendo.
Ud. sabe muy bien que la historia no retrocede de acuerdo a las leyes de la evolución histórica y de la dialéctica marxista, que tenemos entendido Ud. conoce perfectamente. Bueno, no pueden repetirse las etapas ya superadas; en fin, la prédica de la destrucción del templo de Jerusalén estaba bien en aquella época. No podríamos aceptar que hoy se dé una prédica semejante, porque a dónde iríamos a parar si, en vez de construir templos nos dedicáramos a destruirlos. De manera que tampoco esta opinión está muy de acuerdo con la manera de pensar nuestra, Sr. Obispo, y juzgo de la gran mayoría de fieles de su misma religión, prescindiendo del problema religioso que Ud. ha mencionado, que ese no nos interesa a nosotros discutirlo porque no somos autoridad en la materia. Pero sí en este aspecto de la opinión pública nosotros creemos que sí hay hoy razón para pedir a las autoridades eclesiásticas, que se decidan a construir un templo, en el caso de que eso sea posible; pero si a pesar de esa puntualización que yo hago, valiéndome precisamente de los documentos del Concilio Vaticano II, en donde se han hecho las reformas necesarias y creo que la última palabra… bueno, yo me imagino que si Ud. no está facultado o no cree que es función suya la de construir, entonces así mismo de acuerdo a la necesidad, a las ordenanzas de la ciudad, es necesario pues que a este lugar se le dé el empleo necesario.

Yo le rogaría al Sr. Obispo que se digne contestar a la segunda pregunta que le va a hacer el Dr. Eudófilo Costales.

Dr. Costales: Sr. Obispo, ¿Cuáles son los motivos por los que no se emprende la construcción de la catedral a pesar del tiempo que ha transcurrido desde la demolición de la antigua?

Obispo: yo esperaba ya esta pregunta y por eso he tomado algunas notas.
Digo: Razones por las cuales no he construido la catedral.
1ª Porque no hay dinero.
2ª Porque no puedo invertir en este obra los bonos de reforma agraria, por razones que daré luego.
3ª Por decepción de las clases pudientes de Riobamba.
4ª Porque me gusta ser libre frente a los gobiernos.
5ª Porque no debo en justicia sacrificar al pueblo pobre.
6ª Porque mi función fundamental no es construir templos no catedrales, sino construir hombres y anunciar el Evangelio a los pobres tal como lo venimos haciendo.

Y hora explico, una por una, estas razones.
1ª No hay dinero. El dinero que hubo ya se gastó. Se recogieron cerca de $500.000 en largos años de participación en el impuesto de la sal y después de sesiones a las que me di con mucho entusiasmo en los primeros años de mi permanencia en la ciudad, recogimos alrededor de $70.000. Esos dineros se han gastado: en el pago del arquitecto Carlos Velasco para la confección de los planos de la catedral; en el pago de los trabajos realizados en la restauración de la capilla y en el pago de los ingenieros que dirigieron esos trabajos de restauración. Y se ha gastado más de lo que había del dinero mismo de la Diócesis.
A ese propósito que se me permitan dos aclaraciones: sé que hay ciudadanos que sugieren que se me pidan cuentas. Se me ha dicho, - la persona misma a quien se ha pedido que se me pida cuentas me lo ha dicho-. Yo digo que no hay ninguna dificultad, ni ningún inconveniente. Pueden pedir cuentas de ese dinero. Pero yo les aclaro con tiempo que no tienen que pedirme cuentas a mí, que no he sido yo el administrador de ese dinero. Puedo indicarles quiénes han administrado ese dinero y son personas ambas muy honradas y muy serias. El dinero recogido como participación en el impuesto a la sal fue administrado por el Sr. Gabriel García Moreno, tesorero de la Junta pro Catedral de Riobamba. Cuando él presentó su renuncia de tesorero, la Contraloría de la Nación hizo una fiscalización y no encontró incorrección alguna. Después de eso, de acuerdo con la misma Contraloría y con la Junta pro Construcción de la Catedral, esos dineros pasaron a ser administrados por el Pagador Provincial del Chimborazo. Y, mediante vale, el Pagador ha estado pagando tanto a los arquitectos e ingenieros como a quienes han entendido en la mano de obra, en los contratos que se han realizado para la construcción de la capilla. De modo que les anticipo que allí es donde tienen que pedir cuentas. Aclaro también que, así mismo corre el rumor calumnioso que yo habría utilizado ese dinero de la catedral para hacer viajes al extranjero. Ya he aclarado una vez y vuelvo a hacerlo ahora. Nunca he viajado con dinero de la Diócesis a ninguna parte. Cuando he tenido que viajar a Roma, para participar en las sesiones del Concilio, la Santa Sede ha sido quien nos ha pagado, no solamente a mí sino a otros obispos, el viaje en avión y la permanencia en Roma. De modo que no he tomado ningún dinero de la Diócesis y menos de la catedral. En otras oportunidades, numerosas ciertamente, he tenido que viajar al extranjero, sobre todo a países latinoamericanos, siempre a cumplir con una misión dentro del Consejo Episcopal Latinoamericano. Creo que tengo que recordar que durante 6 años fui Presidente del Departamento de Pastoral de Conjunto del CELAM y, en cumplimiento de esas funciones he tenido que viajar a un lugar y a otro. Pero ha sido esta organización la que me ha pagado siempre viajes y permanencia.

Segunda razón: No puedo invertir los bonos de Zula . Primero porque sería un mal negocio si es que tuviera que venderlos con el 46% de descuento. Segundo, porque tengo que atender con los pocos intereses del porcentaje de interés que se me paga –el 5%- al presupuesto de los gastos de la Diócesis. El Municipio funciona con un presupuesto. La Diócesis también. Tiene actividades que atender y entonces necesitamos por lo menos un mínimo del presupuesto para que la Diócesis no se paralice. Y, tercero, porque no puedo desde el punto de vista jurídico eclesiástico, disponer ni de bienes inmuebles ni de sumas de dinero cuantiosas que sobrepasan cierta suma, sin autorización de la Santa Sede, en fines que no son los destinados por los donantes de cualquier donación, de cualquier inmueble o de cualquier suma de dinero.

Tercera razón: He dicho que no he construido la catedral por decepción de las clases pudientes. Pregunto: ¿con cuánto han contribuido las clases pudientes de Riobamba para la construcción de la catedral? Son ellos, son los pudientes los que más exigen, pero los que menos contribuyen.
¿Por qué quieren una catedral? ¿Por un espíritu de fe cristiana? Lo pongo en duda. Yo digo que son intereses, como acabamos de oír también aquí, simplemente el ornato de la ciudad. Pero yo aquí respondo a las observaciones que se me han hecho. No es que yo esté ausente de la acción cívica auténtica. Yo estoy presente allí donde están los oprimidos, allí donde están los marginados, allí donde está el pueblo que sufre, allí donde se conoce la injusticia, allí donde se perpetúa un sistema de opresión, allí estoy presente. Entonces digo yo, que estoy decepcionado de las clases pudientes que son las que quieren una catedral como ornato de la ciudad. Pero a quienes no les importa nada ese otro templo vivo que es el hombre pobre, que es el hombre que se debate, que es el hombre explotado.

Cuarta razón: He dicho porque me gusta ser libre frente a los gobiernos. Cuántas veces se me ha insinuado que vaya a pedir dinero para la construcción de la catedral sea a los congresos sea a los gobiernos. Y esto a mí me repugna, lo digo con toda sencillez y franqueza. No quiero plata que me tape la boca, que me ate las manos, que me quite la libertad. Un obispo tiene que ser libre para publicar, para denunciar injusticias, tiene que ser libre para decir la verdad a quien quiera que sea. Cuando se recibe dinero de los gobiernos un Obispo se tapa la boca y se ata las manos y esto no lo he querido jamás en mi vida.

He dicho como quinta razón: Porque no debo sacrificar al pueblo pobre y aquí contesto también otra parte de la pregunta del Sr. Guerrero.
Ha existido la costumbre casi consagrada en parroquias y en ciudades de hacer trabajar al pueblo pobre para levantar templos, para levantar casas parroquiales y ahora se quiere levantar la catedral. Yo digo que, en mi conciencia, me repugna sacrificar al pueblo pobre, hacer que ese pueblo pobre quede todavía más pobre. Y creo que es una ignominia abusar del sudor del pobre para construir una catedral que sirva de adorno.
Se dice que una catedral es la expresión de la fe de un pueblo. A mí me parece que es todo lo contrario, que es la expresión de falta de fe. Porque si queremos templos, el único templo es Cristo y, como participantes de una misma fe, el cristiano, el hombre es el templo vivo de Dios, y cuando se le maltrata como se le maltrata en la provincia de Chimborazo, yo creo y repito que es una ignominia pensar en tener una catedral ornato cuando la llaga está en los hombres aplastados.

Sexta y última razón: Porque mi función no es construir catedrales, como empecé diciendo. Cristo no construyó catedrales. Cristo no mandó a construir catedrales a sus apóstoles. Durante 300 años, dije ya, la Iglesia no tuvo necesidad de templos.
La función fundamental del Obispo es predicar la Buena Nueva de salvación. Si es que en algún momento y, como ha dicho el Sr. Mancheno, habiendo la posibilidad, se puede hacer algo funcional como para que eso sirva precisamente para la reunión del Pueblo de Dios, de ese pueblo que tiene que congregarse alrededor de Alguien, que es Cristo, por su fe viva, entonces, perfectamente, estamos dispuestos a hacerlo; pero con el sentido de las cosas. Con este mismo sentido, si es que llega el momento, yo puedo anunciar que he pedido también el auxilio a una organización extranjera, para la construcción de la catedral de Riobamba y quisiera dar a conocer a la ciudadanía la respuesta que se me ha dado.
Esta es mi respuesta a su pregunta, Sr. Costales.

Continuará…

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