sábado, 19 de septiembre de 2009

Envío Nº 16 CHOQUE DE DOS MENTALIDADES (III Parte)

CHOQUE DE DOS MENTALIDADES III
21 de enero de 1972

Periodistas del Chimborazo interpelan.- El Obispo de Riobamba responde.-

LA CUSTODIA

Sr. Vizcaíno: Perdone Monseñor otra inquietud: uno de los patrimonios que tiene la ciudad de Riobamba y todo el mundo conoce, es la famosa custodia, que no tengo yo el gusto de conocerla. Pero se hablaba en alguna oportunidad de la venta de esa custodia al Banco Central, al museo del oro del Banco Central para que esos fondos sirvieran para esa promoción que usted dice, de hacer una promoción del hombre por el hombre mismo, y también en cierta parte, para construir la catedral de acuerdo a la planificación, que eso sí la conozco en detalle. Conozco que es funcional, moderna y tiene todo lo necesario para estar de acuerdo con nuestro tiempo. ¿Alguna información podría dar? Porque es preocupación especial de mucha gente este aspecto de la custodia y de qué podría hacerse con la custodia. Para mí yo creo que más representaría hacer una labor de promoción del hombre a base de lo que cuesta esa custodia, siempre que se quede en nuestro país, que el que siga guardada, escondida a los ojos de todos.

Obispo: La custodia estuvo efectivamente ofrecida en venta al museo del Banco Central del Ecuador. Los directores o dirigentes estaban bien dispuestos a realizar la compra. La prueba era que ellos enviaron una comisión para realizar una especie de avalúo, secreto, porque no llegamos a conocerlo jamás. Por nuestra parte hicimos también un avalúo con dos comisiones: una de joyeros y otra de un entendido en arte antiguo: el Sr. Nicolás Delgado. Entonces estábamos dispuestos de parte y parte a realizar este negocio. Como usted bien recuerda habíamos de dedicar la mayor parte de ese dinero a la promoción del hombre y quizá destinar una parte pequeña a la construcción de la catedral en el sentido que he explicado ahora. En el momento menos pensado las relaciones se paralizaron. Entonces yo fui a Quito personalmente para hablar con los personeros del Banco y del Museo y dos de ellos me dijeron lo siguiente: Hemos recibido un montón de cartas de Riobamba. La mayoría de las cartas son amenazantes. No quieren que se venda la custodia por sentimientos de apego a algo que les han dejado sus mayores. Nosotros no queremos problema; ya nos vienen problemas de otros costados, por ejemplo, del costado político. Si nosotros continuamos con la idea de comprar la custodia tendríamos nuevos problemas. Podríamos quizá dejar pasar el tiempo y, quizá en otra época podría plantearse este asunto.
No sé entonces si la mentalidad de determinadas personas, sobre todo de éstas que han escrito al Banco en forma amenazante, habrá cambiado. Porque, si es que no ha cambiado, yo respeto también la opinión de la gente y no puedo proceder en contra, y el Banco tampoco querría. Pero si ha cambiado, se podría replantear de nuevo la posibilidad de venta.
No digo esto para manejar yo el dinero, porque se dicen tantas barbaridades en la ciudad… Así como se ha manejado ese dinero de la catedral por otras personas, en cuanto al dinero que se destinaría a la promoción del hombre, así mismo, que se cree una junta de notables, de personas capaces que lo administren. Yo no tengo ningún interés en el dinero como cosa personal. Entonces una mera posibilidad dados esos antecedentes que le explico.

Sr. Vizcaíno: De sus últimas palabras se desprende que tal vez usted aceptaría la colaboración, ya sea de la Junta Cívica o de otras instituciones, para dentro de un tiempo, ojalá lo más pronto posible, llegar a buscar medios de financiamiento para la construcción de la catedral.

Obispo: Perfectamente. Si la Junta Cívica o cualquier otra institución encuentra caminos de buscar fondos y construir la catedral, perfectamente, no hay ningún inconveniente. Sino que lo que he dicho es más bien otra cosa, no distinta, a propósito de la custodia. Si la custodia se vendiera, que ese dinero fuera administrado por una Junta o por el Consejo Gubernativo que es el organismo legal, tanto eclesiástico como civil. Está integrado por civiles este rato… De modo que es la hora en la cual tenemos que promover a los laicos, a los seglares y que sean ellos los mejores colaboradores de todas estas cosas. No tendría el menor inconveniente. Pongo la salvedad: siempre que se trate de personas capaces y honradas.

Sr. Mancheno: Gracias Sr. Obispo. Nosotros hemos tratado de llevar esta entrevista de prensa con la altura necesaria para demostrarle a usted que la invitación que le formuláramos fue de lo más sincera. Nos ha interesado, como vuelvo a ratificar una vez más, únicamente el aspecto informativo y también contribuir con esta actuación nuestra para que ojalá se soluciones este problema de Riobamba, que sí es problema para un gran sector de la población urbana.
Nosotros quedamos agradecidos y de acuerdo a la sugerencia que acaba de aceptarnos usted, si acaso tuviéramos felizmente alguna nueva oportunidad para dialogar con usted, espero que así mismo se digne darnos acogida como ya lo ha hecho en esta vez. Muchas gracias Sr. Obispo.

Hasta aquí la entrevista realizada el 21 de enero de 1972.

El tema de la custodia volvió a plantearse en Pimampiro, cantón de la Provincia de Imbabura, el 21 de septiembre de 1985, con ocasión de un homenaje organizado con motivo de la candidatura de Mons. Leonidas Proaño, al Premio Nobel de la Paz, allí pronunció una conferencia seguida de un foro abierto en el cual le realizaron una pregunta referente a la custodia de Riobamba. A continuación, la contestación de Monseñor Proaño que guarda completa coherencia con la respuesta transcrita más arriba.


LA CUSTODIA DE RIOBAMBA

En cuanto a la custodia ¿de donde es usted?, ¿cómo supo lo de la custodia? -Por la prensa. Ya, muy bien. La custodia. Riobamba antiguo, la ciudad antigua de Riobamba que fue destruida por un terremoto en el año 1778, por ahí, contaba con esta custodia y otros objetos, también sumamente valiosos. Es una custodia que mide 1 metro 5 centímetros de alto. Está hecha de oro y de plata macizos. Tiene una cantidad enorme de esmeraldas, de perlas, de topacios y otras piedras finas. Se la mantenía escondida por el temor de que se roben. Nadie sabía, sino una Congregación Religiosa encargada de esta custodia y el Obispo. No sabía más nadie. Estaba totalmente refundida, no tenía ninguna función ni religiosa ni social. Yo propuse la venta de esa custodia. La propuse al Banco Central del Ecuador. Los objetivos que tenía fueron dos: crear fuentes de trabajo para la gente pobre y una parte invertir en la construcción de la Catedral de Riobamba. Esto levantó una tempestad en Riobamba. Fue uno de los caballos de batalla con el que se me combatió mucho. No llegué a vender al Banco Central ni a nadie. La Custodia de Riobamba está ahora exhibiéndose en el Museo, con el que cuenta Riobamba mismo, en el Convento de las Madres Concepcionistas Franciscanas. Ahí está la custodia. No ha sido vendida, ni mucho menos porque, claro, le pregunté si usted era de aquí, porque una de las acusaciones que se me había hecho, en relación con la custodia, es de que la había vendido y de que me había robado, al menos, una buena parte del precio de la venta de esa custodia. Ni robado, ni vendido, nada de eso. Allí está.

Bueno, una función social en el sentido de que, por lo menos, ahora ya se exhibe. Pero nada más. Ahora, claro, en ese sentido, no se me entendió, pues. Y se opusieron en el Banco. Los del Banco fueron los que se desistieron de la compra. Me dijeron: “Hemos recibido una cantidad enorme de cartas amenazantes. Con esto, nosotros no podemos proceder a la compra de esa custodia”. Entonces se impidió realmente que el precio, el valor de esa custodia fuera invertido en una labor social, beneficiosa para los pobres.
Así fue.

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