sábado, 19 de septiembre de 2009

Envío Nº 28: NUEVOS CAMPOS DE ACCIÓN MISIONERA

LOS EQUIPOS MISIONEROS DIOCESANOS Y LAS COMUNIDADES DE BASE

Las misiones en Penipe ya se terminaron, después de dos meses de trabajo. Pero continúan las reuniones en Penipe, como resultado del trabajo misionero allí realizado. Y, además, se están abriendo nuevos campos para la acción misionera.

Las misiones... No es éste un tema teórico. Por esto, desde el punto de vista práctico, debemos ocuparnos de algunos aspectos concretos.

1. Nuevos campos para la acción misionera.
2. El equipo misionero diocesano.
3. Objetivo de la labor misionera.
4. Preparación, realización, revisión.

1. Nuevos campos para la acción misionera.- Es una alegría: se van abriendo nuevos campos para la labor misionera. El sábado pasado, volvieron a visitarme representantes de comunidades campesinas de la parroquia de San Juan. Querían tener una seguridad de que las misiones iban a realizarse. Con una de estas conversó el P. Carlos Vera y convinieron en la realización de muchos puntos prácticos como preparación a las misiones y en la fecha de iniciación: el 17 de octubre. Las comunidades de San Juan, por lo dicho, son un nuevo campo de acción misionera.

El mismo sábado, recibí también la visita de representantes de la comunidad de Pulinguí, caserío perteneciente a la parroquia de San Andrés. Ya antes habían hablado al P. Carlos Vera y le habían comprometido a realizar una misión. La visita del sábado tenía, como las de San Juan, el objeto de asegurar la realización de las misiones. Prueba evidente de que los pobladores se encuentran muy interesados en esto y a la expectativa. En Pulinguí se realizará la misión en las primeras semanas de octubre.

Otro posible campo de trabajo se abre en Chambo. Vino a verme un joven campesino y a decirme:
-¿Qué le parece, señor Obispo, estoy pensando en hacerme evangélico...estará bueno?
-¿Por qué estás pensando en hacerte evangélico? -fue mi pregunta. Y me contestó:
Porque quiero dejar la bebida y la mala vida.
No pude menos de sonreír, para volver a preguntarle:
Y, ¿crees que solamente haciéndote evangélico puedes dejar la bebida y la mala vida?...Mira. Todos podemos realizar cambios profundos en nuestra vida, si resolvemos ser fieles a la Palabra de Dios. ¿No te parece?...
-Por eso mismo vine a preguntar. Y es que...verá...tengo un antiguo compañero de escuela. Durante un tiempo, fue muy aficionado a la bebida y a las mujeres. Pero ahora se ha compuesto y me dice que es porque se ha hecho evangélico.
-Si hacerse evangélico es hacerse fiel a la Palabra de Dios, en buena hora: en este sentido, también los católicos podemos y debemos hacernos evangélicos.
-¡Cómo quisiera que estas cosas hubiera alguien que las dijera también a los miembros de mi comunidad, para que comprendan que no es necesario hacerse protestante para ser un buen cristiano! ¡Cómo quisiera que fueran a predicar unos padrecitos misioneros!

-Esto es muy posible. Si quieres, podemos seguir hablando y, oportunamente, irían a tu comunidad y a otras comunidades de tu parroquia unos misioneros.
- Voy a conversar con los de mi comunidad y entonces he de volver para hablar con usted otra vecita.

Como se ve, por aquí empieza también a abrirse un nuevo campo para la acción misionera. Hoy, comienza a sentirse la necesidad de una labor misionera: es el mismo pueblo el que está sintiendo esta necesidad y expresándola a su manera. Mañana, quizá podemos ir cubriendo todo el territorio de la Diócesis de Riobamba y dando a conocer a todos la Buena Nueva de Cristo Salvador de los hombres.

2. El Equipo misionero diocesano. Y sigo dando cuenta de las visitas...No sólo he recibido la visita de campesinos deseosos de que se les lleve la Palabra de Dios. También he recibido la visita de dos sacerdotes, uno de ellos de nacionalidad belga: ambos religiosos del Verbo Divino. Según me manifestaron, los superiores habían sugerido al sacerdote belga venir a visitarme y a decirme algo así como esto:

- Sabemos que en Riobamba se están haciendo algunas experiencias pastorales. Si no ve inconveniente, le pedimos que reciba, durante unos meses, a nuestro hermano sacerdote belga, para que, trabajando en el seno de esas experiencias, adquiera conocimientos sobre la realidad ecuatoriana y sobre la labor pastoral que debe realizarse como respuesta a esta realidad ecuatoriana.

Después de hablar conmigo y con el P. Carlos Vera, parece que este sacerdote vendrá, mañana mismo, a integrarse en el equipo misionero diocesano de Riobamba.

Puedo también decir que, de alguna manera, se aumentará el número de los integrantes del equipo misionero diocesano con el ingreso de dos jóvenes y con el posible ingreso de un tercero en el grupo de aspirantes al sacerdocio. Si bien es cierto que este grupo de jóvenes tiene como objetivo su preparación al sacerdocio, es necesario tomar en cuenta que, precisamente como un método de preparación, ellos están trabajando apostólicamente en el seno de comunidades escogidas por ellos mismos, sea en la ciudad, sea en el campo. Lo cual quiere decir que están trabajando como misioneros. Pero debo añadir que de los tres por lo menos habrá alguno que se decida a integrarse directamente en el equipo misionero diocesano.



Hasta ahora, han estado trabajando en misiones: dos sacerdotes, tres jóvenes que se preparan al sacerdocio, un estudiante de secundaria, tres religiosas y, eventualmente, han prestado su ayuda otros sacerdotes, otros estudiantes, otras religiosas. Como quiera que sea, está a la vista que el equipo misionero cuenta con muy pocos miembros permanentes. Por esto, es una alegría saber que hay posibilidades de que aumente el equipo. La Conferencia Episcopal, reunida en Baños, en el año 1969, recomendó a la Comisión Nacional de Evangelización y Catequesis la organización de equipos misioneros diocesanos o regionales, como agentes de una labor evangelizadora. Están naciendo ya los equipos misioneros diocesanos en Quito, en Latacunga, en Ambato, en Riobamba. Pero están naciendo con muchas dificultades. Creo que es el momento de repetir las palabras de Cristo; “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos: rogad al Dueño de la cosecha que envíe trabajadores que ayuden”.

Hoy, el equipo misionero diocesano está compuesto por un puñado de personas y el campo de trabajo es inmenso...Mañana, aumentará el número de misioneros y es posible que la misma Iglesia de Riobamba, hasta ahora todavía inmóvil y estabilizada, se convierta en una Iglesia misionera.

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