sábado, 19 de septiembre de 2009

Envío Nº 26 CLAUSURA DEL CURSO CATEQUÍSTICO...

CLAUSURA DE CURSOS CATEQUISTICOS EN QUITO

El viernes 27 de agosto, por la tarde, se realizó la clausura de los Cursos Catequísticos organizados por el personal del Secretariado Nacional de Catequesis de la Conferencia Episcopal. Los Cursos fueron dos y se realizaron simultáneamente: uno para catequistas de Primaria y otro para catequistas de Secundaria. Participaron sacerdotes, religiosos de todo el país. Al acto de clausura concurrimos los dos obispos de la Comisión hoy llamada Evangelización y Crecimiento en la Fe: Mons. Antonio González, obispo Auxiliar de Quito y yo. Mons. González clausuró el Curso para catequis tas de Primaria y yo el Curso para catequistas de Secundaria. La numerosa participación en ambos cursos ha sido una muestra evidente de que los agentes de la pastoral catequística en los colegios sienten la necesidad de ponerse al día en vivir el hoy para poder construir el mañana, si es que la renovación en los métodos responde a una renovada visión de la Iglesia, puede haber una catequesis renovada en cuanto a metodología; pero puesta al servicio de la Iglesia inmovilista ¿cómo puede esa misma metodología catequística renovada estar al servicio de una Iglesia en marcha?

REUNION DE LIDERES EN PENIPE

El domingo pasado, 29 de agosto, tuve la grata oportunidad de participar en la reunión de líderes de comunidades. Como dije en un comentario anterior, las misiones realizadas en los múltiples anejos y parroquias de Penipe constituían un primer paso, el de la Evangelización, hacia la formación de comunidades eclesiales de base. Y dije también que el segundo paso hacia la consecución de este mismo objetivo era la formación de líderes. Con el deseo de alcanzar esta meta, se ha resuelto la organización de reuniones dominicales, en Penipe, de los líderes de todas las comunidades. He querido participar en la reunión del domingo 29 de agosto y deseo participar, en la medida de lo posible, en posteriores reuniones.


La del domingo pasado fue muy interesante. Concurrieron unos 60 líderes, hombres y mujeres. Después de ensayar juntos algunos cantos, se dividieron en cuatro grupos, para comunicarse las dificultades y problemas que estaban encontrando; para descubrir, a la luz de la palabra de Dios, la manera de vencer esas dificultades y de dar solución a esos problemas. En una breve sesión plenaria, los grupos informaron acerca de su trabajo. Entre las dificultades, aparecieron éstas, entre otras: quedan todavía ecos de desconfianza sobre la identidad de los misioneros, pues algunos siguen hablando de que los misioneros no son católicos, sino protestantes; se pone de manifiesto en algunos lugares la desconfianza en la gente con respecto a los líderes, de quienes se dice que “Cómo van a poder enseñar si no están preparados”; hay anejos en donde se echa de menos una buena concurrencia de la gente, en algunos casos, de los jóvenes particularmente, y se explica que este fenómeno se produce, a veces por dejadez y ligereza, a veces por motivos insignificantes, como el mal tiempo. Entre los problemas de fondo, surgieron algunos como éstos: ¿Qué es vivir la Fe según el Evangelio?... ¿Cómo se debe entender la conversión?... ¿Cómo se debe entender el perdón de Dios?... ¿Quiénes y cómo deben dar educación sexual a los niños y a los jóvenes?... ¿Cuáles son los pecados de la lengua?... Después de la sesión plenaria, ya a mediodía, celebramos la Eucaristía en un ambiente de gozo. Desde el principio nos hemos dado cuenta de que, para la formación de líderes, no tenemos que guiarnos estrictamente por normas prefabricadas, sino que tenemos que ir buscando caminos. Y el camino que se nos abre por de pronto es el conocimiento de las dificultades y problemas que vive en realidad el pueblo, es el conocimiento de las dificultades y problemas que de algún modo afectan a los mismos líderes.

Y adivinamos que, en este punto, es donde debemos encontrar la clave de la educación cristiana de los líderes y del pueblo: aquí es donde tiene que entrar el Evangelio a iluminar, no sólo la cabeza, sino la vida misma. Hemos empezado la segunda etapa en el hoy y pensamos llegar mañana a una nueva etapa que nos acerque al objetivo: la formación de comunidades eclesiales de base.

INTERESAN COMPRAR EL SEMINARIO

Al día seguido he recibido la visita de quienes han demostrado interés por comprar el edificio en donde funcionó el Seminario Menor “La Dolorosa”. En primer lugar, recibí la visita del P. Luis Ambrosio Cruz y de una delegación de la Universidad Católica. Vinieron a decirme: “Seguimos interesados en la adquisición del edificio del Seminario, para el funcionamiento de la Facultad de Ciencias Teológicas”. Le contesté: “Es necesario definir la situación cuanto antes. No podemos permanecer en una situación ambigua. Personalmente, deseo que todo quede muy claro. Hay una campaña en Riobamba en contra de la venta del edificio del Seminario, porque se cree que así se estaría perjudicando al proyecto de creación del Instituto tecnológico, desde el punto de vista económico. Yo aclaro una vez más que no pretendo perjudicar al Instituto tecnológico. Si, en nombre del Instituto tecnológico, se compra a la Diócesis el edificio del Seminario, para canjear éste con el edificio y terrenos de la Facultad de Ciencias Agrícolas, no me corresponde a mí ninguna injerencia en este canje; pero me parece justo que haya una compensación de valores, al hacer el canje, entre la Facultad de Ciencias Agrícolas y el Instituto tecnológico”. Posteriormente, recibí la visita de un encargado del Señor Rector de la Universidad Central; él también venía a decirme que la Universidad Central estaba interesada en la adquisición del mismo edificio. Le expresé que necesitaba primero definir la situación con los otros proponentes y que esto se haría en un plazo corto, para poder hablar de un contrato de compra-venta para la Universidad Central.- En cualquier caso, parece que el edificio que sirvió para el funcionamiento de un Seminario Menor podrá servir para el funcionamiento de una Facultad universitaria. La formación de los sacerdotes del futuro no tendrá necesidad de grandes edificios para concentrar en su seno una cantidad más o menos grande de aspirantes, primero en un Seminario Menor, y luego en un Seminario Mayor: la formación de los futuros sacerdotes se hará en medio del mundo. Hoy, los seminarios van desapareciendo. Mañana, los aspirantes al sacerdocio vivirán en sus propias casas se formarán en medio del mundo, para aprender a ser sal del mundo.

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