sábado, 19 de septiembre de 2009

Envío Nº 24 NOS MIRAN DESDE EUROPA Y VIENEN A VERNOS (I PARTE)

NOS MIRAN... DESDE EUROPA... Y VIENEN A VERNOS...

En la semana anterior recibí una inesperada visita: vinieron a verme dos sacerdotes belgas, a quienes nunca había conocido. Según me dijeron, son responsables de determinadas materias en el Instituto “Lumen Vitae” de Bruselas. ¿Qué es este Instituto? ¿Qué hace?... Es curioso el nombre que le han puesto a este Instituto: “Lumen Vitae” quiere decir “Luz de la vida”. De modo que se llama “Instituto “Luz de la Vida”. Es un Instituto Catequístico. Tiene por finalidad la formación de catequistas de todo el mundo. Mis visitantes me dijeron que, cada año, pasan por el Instituto un promedio de 40 estudiantes latinoamericanos y que concurren también numerosos estudiantes venidos del Africa, del Asia, además de los esdutiantes europeos.

¿Con qué objeto habían venido hasta acá estos sacerdotes belgas?... ¿Tal vez estaban haciendo una gira de vacaciones?... No. Estaban recorriendo algunos países latinoamericanos, con el objeto de conocer de cerca la realidad de nuestros pueblos, a fin de poder dar así una formación adecuada a los estudiantes de este Continente. Habían estado ya en Brasil, en Argentina, en Chile, en Bolivia, Perú; llegaban ahora al Ecuador y luego seguían a Colombia y a otros países.

-Desde Europa -me dijeron-, estamos mirando a estos países lationamericanos, con un interés cada vez más creciente. Pero, no es lo mismo mirar desde lejos que venir a ver de cerca. Nosotros nos estamos preguntando si debemos o no seguir en nuestra labor en relación con América Latina, pues acá van surgiendo tantos Institutos y hay una vitalidad tan grande, que, en momentos, sentimos que nuestra labor es inútil, innecesaria. Sin embargo, que taodavía podemos cumplir una labor supletoria.

¿Qué es lo que está pasando en estos pueblos latinoamericanos? ¿Por qué nos miran desde Europa con interés creciente y por qué vienen a conocernos de cerca? Quizá nosotros mismos no nos damos cuenta de lo que está pasando. Pero la verdad es que, por ejemplo el pueblo del Ecuador, o más concretamente y en forma más limitada el pueblo de la Provincia del Chimborazo, está despertando a la conciencia de sí mismo: se va dando cuenta de sus capacidades, de las injusticias de que ha sido víctima, de la vocación con la que Dios le llama; va descubriendo, su propia originalidad; está aprendiendo a pensar y a reflexionar por sí mismo; está iniciando una nueva independencia. Esto que digo se ve muy claramente realizado cuando consideramos que América Latina está dando hombres como Paulo Freire, un educador del pueblo original y revolucionario; sociólogos, teólogos, pastores comprometidos hasta las últimas consecuencias, cuyos nombres no es necesario por ahora mencionar. Pero también esto que digo se comprueba cuando tenemos presente el avance que están dando hacia la consecución de una conciencia crítica muchos campesinos, muchos obreros, muchos trabjadores, algunos de cuyos nombres podría citar, si fuera necesario. Hasta hace pocos años, El Ecuador y los otros países de América Latina dependían totalmente de la cultura europea: hoy empiezan estos pueblos a encontrarse a sí mismos, a elaborar su propia cultura, a hacer valer la cultura de los aborígenes: mañana, América Latina será el Continente con personalidad propia, en capacidad de aportar al mundo muchos valores que ahora le hacen falta.

“VAYAN POR TODO EL ECUADOR ENSEÑANDO...”
LA GENTE ESTA ABIERTA A LOS CAMBIOS

Es muy enriquecedor el contacto con la gente. Esto es indudable. La gente encierra en su corazón tesoros inapreciables. La gente es capaz de comprender mucho más y mejor de lo que ordinariamente nos imaginamos. Y dicen sus cosas. Lo dicen a su manera, tan sencilla y al mismo tiempo tan profunda.

Después del Concilio, con frecuencia se oye decir: “Hay que ir poco a poco con los cambios. El pueblo no está en capacidad de dar saltos. Le resulta demasiado brusco. Como el pueblo ha estado tan acostumbrado a determinadas tradiciones, es difícil sacarle de ese convencimiento. Hay el peligro de escandalizarle. Por esto, hay que ir poquito a poco”.

Pero, a veces, se quiere ir tan poquito a poco, que prácticamente no se avanza nada. Y la experiencia enseña que el pueblo está abierto a los cambios. Ciertamente que los cambios bruscos le desorientan. Ciertamente que le nacen dudas y le invaden oscuridades. Ciertamente que se le puede hacer mucho daño, sobre todo cuando los cambios que se pretende introducir no son de fondo, sino superficiales, o peor todavía cuando los cambios no son los del Concilio, sino los del capricho de cada uno, o cuando se quiere cohonestar con el Concilio verdaderas relajaciones. Pero, no por esto es menos cierto que el pueblo tiene una gran apertura a los cambios, lo cual significa que tiene hambre de vivir según el Evangelio.

Un ejemplo: la escena se desarrolla en la parroquia de Penipe, con ocasión de las últimas misiones. Un humilde artesano se acerca a una de las misioneras y le dice: “Yo quisiera hacerle algunas preguntas, que me aclare algunas dudas, pero hablando a solas. Si Ud. pudiera venir a mi tallercito, para mí sería un gusto y un honor tan grande recibirle... y entonces podríamos hablar tranquilamente...” “Muy bien yo voy a ir...”

La misionera fue a visitar al artesano y éste le fue haciendo muchas preguntas: ¿por qué los sacerdotes se están vistiendo como los particulares? ¿Por qué los sacerdotes están diciendo la misa en castellano, cuando era tan impresionante asistir a una misa en latín? ¿Por qué ya no se da tanta importancia a las imágenes de los santos, como era antes?... y así, por este estilo, una serie de preguntas. Una por una fue desvaneciéndose cada duda, durante la conversación con la misionera. Conforme se iba haciendo la luz, el rostro del artesano se iba iluminando de alegría hasta volverse radiante. Al final de la conversación, tuvo esta frase: “Gracias, vayan por todo el Ecuador enseñando”.

En estas sencillas palabras descubro la comprobación de todo lo que dije al principio. Ese “vayan por todo el Ecuador enseñando” expresa el gozo de haber descubierto la verdad, de haber salido de las tinieblas de la duda a la luz de la certidumbre. Expresa al mmismo tiempo un profundo sentido apostólico: no se contenta con salir él solo de las dudas, sino que inmediatamente piensa en otros hombres que pueden estar padeciendo lo mismo que él y piensa en el beneficio que recibirían si se les dieran las mismas explicaciones. No sé, pero a mí, ese “vayan por todo el Ecuador enseñando” me suena lo mismo que el “Id por todo el mundo a predicar el Evangelio” de Nuestro Señor Jesucristo.

Lo mismo que a la misionera, me pasó a mí. El sábado de la semana pasada, recibí la visita de uno de los líderes de un anejo de la misma parroquia de Penipe, a donde no había podido ir con ocasión de las misiones, “Vengo a pedirle un favor que no me va a negar”, empezó diciéndome, para añadir luego: “Los pobladores de mi comunidad le reclaman. Muchos de ellos quieren conocerle, porque no todos le conocen. Quieren tenerle un ratico. Quieren hacerle muchas preguntas, porque no faltan algunos que siguen creyendo que los misioneros que fueron no son católicos, sino protestantes. Es muy importante que nos visite, siquiera una horita...” Y le ofrecí que iría a visitarles el domingo siguiente.

No pude llegar allá sino en las primeras horas de la noche. La gente se reunió en la escuela. Nos alumbrábamos con diez o doce velitas. Rápidamente se entabló el diálogo y salieron a flote muchísimas preguntas, algunas idénticas a las que había hecho el artesano de Penipe; otras, diferentes. Señalo dos de éstas: 1o. ¿Por qué es que, en los libros que ahora se han repartido en las misiones, no hay las oraciones de la mañana, el rezo del santo rosario, la preparación a la confesión y a la comunión, las oraciones para seguir la santa misa?... 2o ¿ por qué ahora ya no se confirma a los niños pequeñitos y se exige que tengan doce años?

Tal vez sea interesante para los amigos que me estén escuchando saber cómo respondí a cada una de estas preguntas. En cuanto a la primera, dije que el libro que se repartió en la misión última era el Evangelio y los libros que se repartían en las misiones de antes eran devocionarios; que el libro fundamental para un cristiano es el Evangelio; que el Evangelio es Cristo mismo que nos habla. Los devocionarios han prestado su servicio, pero si no conocemos el Evangelio, desconocemos lo principal, desconocemos a Cristo mismo. “Uds. me han pedido que venga -les dije-, para conocerme. ¿Qué les parece si yo hubiera venido acá a sentarme delante de Uds, pero a quedarme mudo?”. “Hubiera sido lo mismo que no conocerle”, me contestaron. Exacto. Conocer a una persona es saber lo que piensa, es saber cuáles son sus sentimientos, es saber qué obras ha hecho. Por el Evangelio podemos conocer nosotros lo que Cristo piensa, sus sentimientos y sus acciones. Los devocionarios prestan un verdadero servicio a la vida cristiana sólo en la medida en que de alguna manera lleven al conocimiento de Cristo, al contacto con Cristo.- En cuanto a la segunda pregunta, expliqué preguntándoles a ellos mismos qué sabían del Sacramento de la Confirmación. “Porque no sabemos, por eso mismo le preguntamos”, fue la manera de devolverme la pregunta. Entonces les dije: los Obispos del Ecuador habíamos resuelto confirmar solamente a los niños que pasaran de 12 años, para que haya oportunidad de enseñarles lo que es el Sacramento de la Confirmación, mediante un cursillo preparatorio, precisamente para que se sepa qué es este Sacramento, para qué sirve, cómo hay que vivirlo.

Cuando parecía no haber ya más preguntas, anuncié mi partida. Como un clamor surgió a una sola voz la súplica: “No se vaya...” Y aquí también me viene a la memoria el Evangelio, cuando la gente quería retener a Jesús en medio de ellos.

El pueblo está abierto a los cambios, porque está abierto al Evangelio. Basta tener un poco de paciencia para explicarles con toda la claridad que podamos a qué obedecen los cambios, y la gente comprende, siente que se ilumina su vida, que toma un nuevo impulso, y agradece. Por algo será que se afirma que los cambios vendrán de la base.

(Continuará…)
eNV

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