sábado, 19 de septiembre de 2009

Envío Nº 23 EN PENIPE HOY LAS MISIONES ¿Y MAÑANA?

EN PENIPE: HOY, LAS MISIONES ¿Y MAÑANA?

Semana tras semana estoy viajando a Penipe, para clausurar la misión en dos o tres lugares. Primero fue en Matus y en Calsi. Después, en Bayushí. Otra semana, en Pallaquiñay, Palitahuay El Altar. En esta semana, en Puela y otros lugares más. En esta vez, el grupo que está haciendo el curso largo en Santa Cruz, se ha trasladado a realizar la misión y a poner así en práctica los descubrimientos hechos, mediante la reflexión, sobre evangelización y catequesis.

Clausurar... )qué quiere decir clausurar?...Literalmente, quiere decir cerrar. En este sentido, decimos: “El Gobierno ha clausurado la Universidad”. O hablamos también de la clausura del año escolar. Ordinariamente, una clausura trae como consecuencia una paralización de actividades, unas vacaciones obligadas o unas vacaciones reglamentadas. ¿Qué es lo que hago cuando voy a alguna parroquia o a algún anejo de Penipe “en este caso a clausurar las misiones”? ¿Voy a declarar terminadas unas actividades y a paralizar toda actividad cristiana, hasta que se presente, después de años, una nueva oportunidad de que unos misioneros vayan a predicar unas misiones? ¿Voy a declarar solemnemente que la vida cristiana, intensamente llevada durante unos días, debe entrar en vacaciones largas... largas?

No. Si trabajamos por un objetivo, clausurar quiere decir, ciertamente, cerrar, pero cerrar solamente una etapa de trabajo, para empezar una nueva etapa. En la Diócesis de Riobamba, hay muchos que estamos trabajando por conseguir un objetivo y éste es: la organización de comunidades eclesiales de base.

Esto es lo que nos proponemos. Hacia allá se encaminan nuestros esfuerzos. Estamos trabajando por un objetivo. Por esto, clausurar las misiones quiere decir, en este caso, cerrar una etapa de trabajo, para empezar una nueva. Y ¿Cuál es esta nueva etapa?...

Desde el momento en que comienza una misión en un anejo, los encargados de llevarla a cabo están atentos para descubrir los posibles líderes de la comunidad. ¿Cómo lo hacen? Ante todo, es necesario saber que la misión no está concebida ya como antes. Es decir, ya no hay grandes anuncios, grandes y terribles sermones. Ya no hay inmensas concentraciones. Claro que hay una invitación. Claro que la gente se reúne, en la capilla, cuando hay, o en la sala de una casa, la que sea más amplia en el caserío. Y, entonces, se comienza conversando. Se lee un trozo del Evangelio. Lo lee alguna persona voluntaria de la misma comunidad. Se pide que cualquier otro voluntario repita la lectura. De modo que el mismo trozo del Evangelio es leído por dos personas. Esta doble lectura de un mismo trozo tiene por objeto fijar mejor en la memoria el contenido de la lectura. Es sabido que una sola lectura deja fuera del ámbito de la captación muchas cosas importantes, sobre todo en las personas que están poco acostumbradas a prestar una atención sostenida a la lectura. Hechas las dos lecturas, las personas que han aceptado la invitación y que se han reunido se dividen en pequeños grupos de 8, 10, 12 o 15 personas. Previamente, se ha puesto en manos de cada uno de los participantes un ejemplar del Nuevo Testamento. Así equipados y divididos en grupos, los participantes empiezan a conversar para ayudarse a entender la Palabra de Dios. Una vez que se han esforzado por entender el mensaje evangélico, ellos mismos, espontáneamente, pasan a buscar aplicaciones para su vida. Pues bien, antes de seguir adelante, doy respuesta a la pregunta que nos hicimos antes: ¿cómo se hace para descubrir los posibles líderes de la comunidad? Contesto: diciendo que, en estas reuniones de grupo no interviene nadie de los que están allí como misioneros.

Tienen que desenvolverse ellos mismos. Tampoco se encarga a nadie de la comunidad que dirija la reunión.

¿Qué sucede entonces? Sucede que espontáneamente van apareciendo allí uno o dos que toman la dirección de la reunión con la aceptación tácita, pero real, de los demás participantes. Este hecho es ya un indicio. Si el mismo hecho se repite en cada reunión, el indicio se refuerza, como es evidente. Pero este indicio repetido no basta. Cuando la misión está en vísperas de terminarse, se hace una consulta al pueblo, después de explicarle que la misión tiene que continuar conducida por ellos mismos, después de explicarle sumariamente lo que es una comunidad eclesial de base. Para que los habitantes de un anejo puedan continuar en reuniones similares, es necesario que de entre ellos mismos se elijan personas capaces de seguir preparándose para conducir las reuniones y conducirlas efectivamente. Y entonces, la gente se pronuncia y va dando nombres: en un alto porcentaje, los nombres que proporciona la gente son los mismos que se destacaron en las reuniones de grupos. A estas personas, en el último día de la misión, se les entrega solemnemente el encargo de continuar con la dirección de las reuniones de grupos.

Así se hace la elección de líderes. Y así aparece ya claramente la segunda y nueva etapa de trabajo. No olvidemos que el objetivo por el que estamos trabajando es la formación de comunidades eclesiales de base. Este objetivo no puede ser conquistado en 8 días. Es necesario tiempo y tiempo largo. Y es necesario todo un proceso con múltiples etapas.

¿Cuál es, entonces, la segunda y nueva etapa de trabajo? Pues, la formación de líderes.

Para esto, se ha pensado en una concentración semanal de los líderes en la casa parroquial de Penipe, el domingo, durante por lo menos unas dos horas. En esta reunión dominical se irán formando los líderes: traerán los problemas que encuentren en sus respectivas reuniones, reflexionarán juntos acerca de esos problemas, buscarán la luz del Evangelio y volverán a la acción, alternando de esta manera entre la acción y la reflexión, la reflexión y la acción.

¿Se comprende ahora que clausurar una misión no significa paralizar actividades ni declarar vacaciones largas...largas, para la vida cristiana?...Todo lo contrario. Significa empezar una vida de primeros compromisos. En Penipe, hoy, se realizan unas misiones de nuevo estilo. Mañana, se dará un paso más hacia la formación de comunidades eclesiales de base.

Sáqueme de una curiosidad -me dice uno de mis radio-oyentes estas misiones ¿terminan, como era antes, con una confesión general y con una comunión general?... -Satisfago su curiosidad: se confiesa a todos los que quieren confesarse voluntariamente y, naturalmente, se les da la comunión en la misa de clausura. Pero estas misiones no tienen como objetivo un número elevado de confesiones y comuniones. Ya lo he dicho varias veces: tienen como objetivo la formación de comunidades eclesiales de base. Estamos cada vez más convencidos de que debemos trabajar dentro de una pastoral de la buena vida y no dentro de una pastoral de la buena muerte, inclusive porque sólo viviendo como cristianos nos preparamos a morir como cristianos. ¿Qué le parece, mi querido radio-oyente? Si todavía no está satisfecho, envíeme su pregunta y yo trataré de responder oportunamente.

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