sábado, 19 de septiembre de 2009

Envío Nº 19 LIBERACIÓN ¿UNA PALABRA PELIGROSA? (I Parte)

LA LIBERACIÓN… ¿UNA PALABRA PELIGROSA? (I PARTE)

1.- Introducción.- Acabo de regresar de una reunión en una provincia de la costa. En el transcurso del diálogo, sugirió uno de los participantes que el objetivo del plan que estábamos elaborando fuera “La Evangelización liberadora”. Al terminarse esta sesión se me acercó alguien para pedirme: en el momento que crea oportuno, le ruego dar una explicación acerca de la liberación, porque algunos de nosotros consideran peligrosa la palabra. Busqué la ocasión oportuna y satisfice el pedido hablando de la liberación en sentido cristiano.

Durante los días miércoles, jueves y viernes de esta misma semana, me ha tocado también hablar de la teología de la liberación en la semana de Catequesis organizada para profesores de primaria y secundaria de planteles de la costa, dirigidos por comunidades religiosas.

Me ha parecido conveniente hacer un resumen de mis ideas sobre liberación y darlas también a conocer a los radioescuchas de Escuelas Radiofónicas que están en Riobamba, en la provincia del Chimborazo y aún en otras provincias del Ecuador. ¿Es realmente peligrosa la palabra liberación?

2.- El hombre en esclavitud.- Si examinamos la historia de cualquier pueblo antiguo, inevitablemente encontramos relatada la esclavitud de unos hombres perpetrada por otros hombres. También encontramos referencias frecuentes al hecho de que los hombres han caído en la esclavitud de pasiones y de vicios a los que inclusive han tributado culto elevándolos a la categoría de dioses.

No se escapa el pueblo de Israel, el pueblo escogido por Dios, de esta misma situación. Aún antes de que Israel existiera como pueblo, la Biblia nos relata que Abraham movilizó su tropa, cuando supo que su sobrino Lot había caído cautivo con ocasión de la campaña desatada por cuatro reyes. Abraham cayó repentinamente sobre los agresores, los derrotó y liberó así a su sobrino con toda su hacienda.

Es conocida y digna de consideración la historia de la esclavitud de Israel en Egipto y luego la historia de su liberación. El libro que lleva el nombre de Éxodo no es sino la historia de la liberación del pueblo israelita. José había sido vendido por sus hermanos. Llegó a ser, gracias a la interpretación de los sueños del Faraón, el segundo en Egipto. Gracias a esta situación, su padre y hermanos pudieron encontrar, en época de hambre, trigo abundante y un lugar en donde establecerse en las riberas del Nilo. Pasaron muchos años y el pueblo de Israel se multiplicó asombrosamente. Entonces el nuevo rey de Egipto que no sabía ya nada de José, pensó que el crecimiento del pueblo de Israel era peligroso y dijo: “Tomemos precaución… y pusieron capataces a los israelitas para oprimirlos con duros trabajos… Y redujeron a cruel servidumbre a los hijos de Israel, les amargaron la vida con rudos trabajos de arcilla y ladrillos, con toda suerte de labores del campo y toda clase de servidumbre que les imponían por crueldad.
El rey de Egipto dio también orden a las parteras de las hebreas…, diciéndoles: “cuando asistáis a las hebreas… si es niño, hacedle morir; si es niña, dejadla con vida”… Faraón dio a todo su pueblo esta orden: “todo niño nacido de los hebreos le echaréis al río; pero a las niñas las dejaréis con vida” (Ex. 1, 8-22)

Notemos las dos formas crueles de establecer la esclavitud de los hijos de Israel: la primera, amargándoles la vida con rudos trabajos en construcciones y en el campo, poniéndoles encima capataces que los atormentaran. La segunda, ordenando la muerte de los niños varones, sea al nacer, en manos de las parteras, sea arrojándoles en el río.

Dios suscitó a Moisés para que fuera el instrumento de la liberación del pueblo israelita. Pero es impresionante leer en la Biblia las palabras con que motiva el Señor su envío a Moisés: “Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado el clamor que le arrancan sus capataces; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para liberarlo de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa… El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto además la opresión con que los egipcios los oprimen. Ahora pues, ve; yo te envío a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto”.

Así empieza la historia de la liberación de Israel que culminó, después de 40 años de viajar por el desierto, en la conquista de la tierra prometida.

Por la misma Biblia, conocemos que el pueblo israelita cayó en esclavitud, en múltiples ocasiones, cada vez que abandonaba al verdadero Dios y se iba en pos de los ídolos. Es memorable el cautiverio de Babilonia. Y, no debemos olvidar que, cuando nació el Hijo de Dios hecho hombre, el pueblo israelita gemía bajo el dominio del Imperio romano.

El hombre que vive en nuestra época cree haber conquistado la libertad y haber acabado con la institución de la esclavitud. Ciertamente que ya no se venden negros o indios por una suma irrisoria de dinero. Ciertamente que en estatutos y declaraciones de carácter nacional e internacional, se ha dejado constancia de que la esclavitud quedaba abolida. También es cierto que muchísimas colonias han dejado de serlo en los últimos 25 años. Pero, podemos preguntarnos: ¿ha quedado abolida en verdad la esclavitud? ¿No es que ha cambiado solo de nombre, mientras ha tomado nuevas formas de existencia y quizá más aplastantes?

3.- El hombre latinoamericano en esclavitud.- La esclavitud, en América Latina, después de haber sido abolida en cuanto al hombre, supervive bajo otras formas y otras designaciones. Lo curioso es que estas nuevas designaciones han sido inventadas por los científicos, por ejemplo sociólogos, de los nuevos faraones. Así, han entrado en el vocabulario moderno las palabras “marginalidad”, “subdesarrollo”.

Los pueblos latinoamericanos lograron su independencia de España y de Portugal, en el siglo pasado, es decir, se liberaron de la tutela de sus descubridores y conquistadores. La gran mayoría de los pueblos latinoamericanos están celebrando el sesquicentenario de su independencia, sin caer mucho en la cuenta de que se encuentran oprimidos por otras esclavitudes y por otros amos.

Los conceptos de marginalidad y de subdesarrollo han cedido el paso al concepto de dependencia, mucho más expresivo. También se llama nuevo colonialismo y se clasifica en colonialismo externo y colonialismo interno.

¿Para qué trabajan los países latinoamericanos?… Para producir materia prima que alimente las grandes industrias de los países superdesarrollados. Para consumir los productos que estos países han transformado en sus grandes fábricas. Los países superdesarrollados imponen los precios de compra de la materia prima y la cantidad que debe producirse, e imponen de igual manera los precios de venta de los productos industrializados. De esta manera, se enriquecen a doble costado; cuando compran y cuando venden.

Las grandes riquezas del suelo, del subsuelo y de los mares solo en apariencia pertenecen a los pueblos latinoamericanos. En realidad, poderosas empresas extranjeras son las que explotan el banano, el café, el cacao, el petróleo, el cobre, el estaño. No olvidemos tampoco que de igual manera son ricas empresas extranjeras las que explotan el atún y los peces de nuestros mares. De las millonarias ganancias que se obtienen, apenas quedan en los países dueños un pequeño porcentaje: todo lo demás viaja para enriquecer más a los países superdesarrollados.

Con razón, en boca de estos países se pone esta frase: “mi desarrollo se debe a vuestro subdesarrollo”.

La dependencia económica engendra necesariamente otras dependencias: la clase dominante es la clase privilegiada y uno de sus privilegios es el acceso fácil a la cultura, con lo cual se le pone en condiciones de imponer la cultura a las multitudes, inclusive destruyendo la cultura autóctona.

La posesión de grandes medios económicos y de la cultura facilita el uso de los medios de comunicación social y de la propaganda, lo cual constituye un nuevo instrumento de dominación, tanto económica como cultural y también política. Son las exiguas minorías de privilegiados las que, en los países latinoamericanos imponen las decisiones políticas que más les favorecen. El pueblo se mantiene en una dependencia espantosa.

Este fenómeno de dependencia múltiple que aparece claramente en la vida nacional, aparece de manera más clara todavía a nivel internacional.

4.- Crítica del desarrollismo.- Cuando se hace el análisis de esta situación de esclavitud en que se encuentran los pueblos latinoamericanos, no faltan voces que protestan y hacen reparos, diciendo que, gracias a la ayuda de países superdesarrollados, pueden realizarse en los nuestros programas de desarrollo. Efectivamente, se invierten grandes sumas de dinero en la ayuda a múltiples programas de desarrollo, en la concesión de becas, como también en la compra de armas. Acaba de publicar la prensa nacional que en los últimos tres a cuatro años América Latina ha comprado 478 aviones militares, 71 tanques, 57 helicópteros, 38 navíos de guerra, 245 vehículos blindados, 24 piezas de artillería y un número no especificado de cohetes. En la misma información se asevera que América Latina ha comprado entre 1950-1970 armas por un valor promedio anual de 95 millones de dólares. (¡Eso en 1972!!!)

El desarrollismo no es desarrollo auténtico. Es algo así como el desarrollo de un solo miembro del cuerpo o de una partecita de ese miembro, mientras todo lo demás permanece en su primitivo estado. Primera gran falla del desarrollismo es que es parcial y limitado.

Por lo mismo, es también fundamentalmente equivocado. A lo que debemos propender con todas las fuerzas, como lo dice el Papa en su encíclica Populorun Progressio, es a conseguir el desarrollo integral, esto es de todo el hombre y de todos los hombres. Si, por ejemplo, una ayuda extranjera, como lo dejamos expresado, desarrolla descomunalmente el ejército de un país, ejército que por otra parte recibe la misión de reprimir todo grito que reclame justicia para defender los intereses económicos de los países desarrollados, mientras se deja sumido en la misma miseria al pueblo, se está creando algo así como un fenómeno: un brazo fuerte y largo y un cuerpo enano.

Por último el desarrollismo aparece como odiosamente mal intencionado. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que se favorece ese desarrollo parcial, inclusive de la comunidad, únicamente para calmar y tranquilizar las inquietudes del pueblo. Arriba dije que se levantan voces para poner reparos a la crítica de esta situación de dependencia. Quienes hacen esos reparos han caído en la trampa y se imaginan que porque han recibido una beca ya han recibido un beneficio inmenso.

Continuará…

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