viernes, 21 de agosto de 2009

Envío 4º PREPARACIÓN PARA DIRIGIR LA COMUNA POR PARTE DE MONSEÑOR LEONIDA PROAÑO

FUNDACIÓN PUEBLO INDIO DEL ECUADOR
Constituida por Mons. Leonidas Proaño
fpie@fundacionpuebloindio.org
CELEBRAMOS el XX ANIVERSARIO de la Pascua de Mons. PROAÑO

(Algo de actualidad)

Siempre con una sonrisa, una mirada inteligente, una voz pausada como que madura las palabras, es Rafael Pérez, el luchador por la tierra comunitaria de la Comunidad de Tunibamba que hace poco publicó un libro-testimonio de esa lucha que se libró en muchos campos, especialmente en el “campo ajeno” de las Leyes ecuatorianas y sobre todo en los tribunales que favorecían a los poderosos.
Esta lucha que la llevó a cabo con una gran parte de los comuneros de Tunibamba, tuvo éxito y la comuna pudo tener sus tierras comunitarias. Tierras fértiles, con una vertiente que nace en el mismo terreno y que permitió construir tanques de reserva de agua y acequias para conducir el riego. Tierras que permitieron a la comunidad una gran producción de cereales y leguminosas, de frutales y hortalizas. Se podía decir que estábamos en el paraíso terrenal.
Aunque todos no participaron en la lucha, Rafael, fiel a los principios rectores de la cultura indígena hizo todo lo posible hasta que toda la comunidad sea beneficiaria de la tierra, superando divisiones y problemas internos.
Ahora, cuando gracias al trabajo comunitario, la tierra ya está libre de deudas un movimiento al interior de la comunidad está propiciando la división de la tierra comunitaria. Rafael sigue con su lucha permanente al interior de la comunidad para evitar esta fragmentación que solo traería un nuevo empobrecimiento. La comunidad está siendo engañada por traficantes de tierra que quisieran ver ampliados sus linderos con nuevas y productivas tierras y los comuneros quedarían sumidos nuevamente en el “huasipungo” (pequeña porción de tierra) que no les permitiría vivir.
Los que llevan esta posición por el reparto de la tierra han llegado al extremo de golpear físicamente a Rafael con la amenaza de expulsarlo de la comunidad. Rafael continúa firme.
A continuación entregamos el primer extracto de su libro “Tierra comunitaria de Tunibamba, por fin eres nuestra”, en el que da cuenta de quién fue el que encendió en su corazón esta llama inextinguible…

TIERRA COMUNITARIA DE TUNIBAMBA POR FIN ERES NUESTRA
Rafael Pérez Anrango

8. PREPARACIÓN PARA DIRIGIR LA COMUNA POR PARTE DE
MONSEÑOR LEONIDA PROAÑO (págs. 99 – 101)

A fines del mes de noviembre de 1985, se realizó un curso de capacitación para dirigentes indígenas del país en el Hogar Santa Cruz de la ciudad de Riobamba, provincia de Chimborazo. El curso fue organizado y dirigido por Monseñor Leonidas Proaño, obispo de los pueblos indígenas. Gracias al compañero Alberto Lima, presidente de la UNORCAC en ese entonces, pude participar en el curso de capacitación como representante. Yo había sido elegido Síndico en la Comuna.
En ese curso se me despertó la conciencia (Dice textualmente Rafael: “en ese curso mi hecho la conciencia”) porque fui con mi corazón lleno de sentimiento de angustia y llegué a comprometerme con toda mi voluntad, como pobre y por amor hacia los pobres. Mi conciencia se transformó, sentí mucha preocupación sobre el trámite por la recuperación de la Tierra Comunitaria, y, a través de las palabras llenas de sabiduría de Monseñor Leonidas Proaño, me comprometí a luchar por los derechos comunitarios, causa justa de los pobres hacia la liberación, para que las Tierras de nuestros padres pasen a favor de nuestra comuna Tunibamba de Bella Vista.
Monseñor nos llamó la atención con sabias enseñanzas y nos decía: “Hay que luchar por la recuperación de las Tierras, para mantener la tierra comunitaria, para que tengan el derecho a trabajar todos los comuneros en su propia Madre Tierra. Sin tierra no habrá cómo mantener la identidad cultural comunitaria, es importante para salvarnos como pueblo indígena y para salir a la liberación. Manteniendo la relación con la Madre Tierra, nos relacionamos con Dios Pachakamak, y nos relacionamos con los demás hombres, de allí nace la organización comunitaria, esa es nuestra cultura indígena” Eso entendí. Estas palabras me motivaron y me despertaron la conciencia oscura que había tenido. En el curso con Monseñor Proaño me di cuenta de que nada había hecho entonces en calidad de síndico de la Comuna, por la recuperación de la tierra comunitaria.
Monseñor Proaño me hizo tomar conciencia de que como pueblos indígenas debemos mantener la identidad a través de la tierra comunitaria y el derecho a la tierra. En sus palabras nos hizo ve que en la cultura existen tres relaciones fundamentales para mantener nuestra propia identidad:
1. Relación con la Madre Tierra,
2. Relación con Dios, Pachakamak y
3. Relación con los demás hombres (Organización)
Para comprometerme en la lucha por la recuperación de la tierra comunitaria la presencia y pensamiento de Monseñor Leonidas Proaño fue para mí, decisiva, porque al final del curso a todos los dirigentes participantes nos envió a nuestras organizaciones comunitarias, con la misión de poner en la práctica lo reflexionado, mediante enseñanzas como educadores comunitarios. Todos nos comprometimos a seguir con la concientización sobre la organización; a luchar por la causa común de la defensa de la Madre Tierra; todos reclamando y defendiendo nuestros derechos como pueblos. Luego Monseñor Proaño nos hizo comprometer a cada uno de los dirigentes a que entreguemos un informe de trabajo “como hemos trabajado en cada organización” y a volver a una nueva capacitacion.
Ante Mons. Leonidas Proaño me comprometí voluntariamente para investigar en qué estado se encontraba el trámite del juicio d afectación de la hacienda Tunibamba que había quedado abandonado.
Mi compromiso fue con el objetivo no solo de realizar la investigación, -a lo mejor para dar a conocer a la comuna el estado de los trámites-, sino sobre todo para reiniciar la lucha y llegar hasta el final en la recuperación de la Tierra Comunitaria de Tunibamba; fortaleciendo y defendiendo los objetivos iniciales de palucha por la tierra, que habíamos planteado como comunidad mediante resoluciones y juramentados ante el Comisario Nacional, como quedó anotado.
Al regreso del curso, al pasito en Quito, entré a averigua a la Compañera Edith Rosales sobre el trámite. Quería saber en qué estado se había suspendido y qué pasos había que dar para lograr recuperar la Tierra Comunitaria. Ella me recibió con todo corazón y estuvo dispuesta a apoyarnos a la comuna. Lamentó que José María Morán había abandonado el juicio en medio camino.
Al llegar, rápidamente informé a la Comuna para analizar y buscar alternativas para la lucha mediante toma de resoluciones en nuestra asamblea comunitaria.

(CONTINUARÁ…)

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