viernes, 14 de octubre de 2011

EN MEMORIA DEL PADRE AGUSTÍN BRAVO MUÑOZ, VICARIO DE MONSEÑOR PROAÑO


PADRE AGUSTÍN BRAVO: AMIGO Y PROFETA 

Cuando los tiempos se vuelven borrascosos, imprevistos, nublados, sin sol… el buen Padre Dios nos envía profetas para que nos protejan, nos guíen,  nos ayuden a caminar…

El Padre Agustín Bravo, es uno de esos profetas. Es porque nos acompañó físicamente y ahora es nuestro intercesor desde la eternidad espiritual.

Como es difícil describir su vida testimonial, vamos a utilizar la metáfora de una historia para graficar su vida.
Para tratar de cumplir nuestro compromiso, realizamos la adaptación de un cuento oriental:

“Lo encontré en la ruta, un hombre sin otra cosa excepto una capa y un bastón, y un velo de tristeza sobre su rostro. Y nos saludamos. Y también le dije: Ven a mi casa y sé mi huésped.
Y él fue.
Mi esposa y mis hijos nos recibieron desde el portal y él les sonrió, y se regocijaron con su llegada.
Entonces nos sentamos todos juntos a la mesa y nos sentimos felices con aquel hombre, porque había silencio y misterio en él.
Y, luego de comer, nos reunimos junto al hogar y le pregunté acerca de sus andanzas.
Nos relató muchos cuentos aquella noche, y también al día siguiente, pero lo que yo recuerdo ahora es aquello que nació de la amargura de sus días, a pesar de haber sido él gentil; y estos cuentos hablan del polvo y de la paciencia de su ruta.
Y cuando nos dejó, luego de tres días, no sentimos que un huésped había partido, sino que uno de nosotros aún se hallaba en el jardín y faltaba que entrara todavía.”[1]

Podemos hacer numerosas lecturas del texto. Seguramente nos llevaría varios días, meses, años… agotar su interpretación. Solamente vamos a realizar una reflexión a partir del párrafo final.

En la Biblia, los números tienen un significado simbólico. Tres días significan “tiempo suficiente”. Por eso hablan de que el niño Jesús se perdió tres días en el Templo de Jerusalén.

El Padre Agustín Bravo, tuvo tiempo suficiente para amarnos y para demostrar su amor en cada gesto, en cada detalle, en cada mirada.

El Padre Agustín Bravo, tuvo tiempo suficiente para enseñarnos que la solidaridad y el compromiso no son palabras sino que son actitudes que van hasta compartir con el pueblo indio la comida, las caminatas, la Palabra de Dios, la cárcel.

El Padre Agustín Bravo, tuvo tiempo suficiente para demostrarnos lo que significa trabajar con amor, en el caminar junto con el Pueblo de Dios.

El Padre Agustín Bravo, tuvo tiempo suficiente para señalarnos que la amistad es un proceso que se construye gota a gota, paso a paso y que cuando los amigos se van nos duele el alma.

Y, ahora, es nuestro intercesor desde el mundo de la espiritualidad y eternidad.

Con infinito amor, en su memoria.
Loja, 14 de octubre de 2011

MOVIMIENTO “MONS. LEONIDAS PROAÑO” DE LOJA

Luis Pineda Sanmartín, COORDINADOR 
Yuri Abad, SECRETARIA 
Susana Hurtado, TESORERA


[1] Khalil Gibran: El vagabundo

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