martes, 6 de octubre de 2009

Envío Nº 89. MOVIMIENTO INDÍGENA ( I Parte)

MOVIMIENTO INDÍGENA (I Parte)

Un día del año 1982, recibí la visita de un pequeño número de indígenas. Venían a comunicarme su inquietud en el sentido de que encontraban mucho divisionismo en las comunidades y por consiguiente, veían la necesidad de promover un movimiento unificador de las comunidades indígenas.
También en este caso, la iniciativa partió de la base. Con ellos y algunos indígenas más, nos pusimos al trabajo de organización de un encuentro provincial de dirigentes indígenas.
a) Encuentro
Se reunieron alrededor de setenta dirigentes. Para que las mujeres indígenas tuvieran facilidad de participar activa y totalmente en el encuentro, la organización de mujeres del Chimborazo se comprometió a ponerse al frente de la cocina. Toda la dirección del encuentro estuvo en mano de los mismos indígenas. Hablaron en su lengua, el quichua.
Empezaron analizando la realidad del divisionismo: Hay divisiones entre dirigentes y comunidades. Hay divisiones entre las mismas familias. Hay divisiones y peleas entre comunidades. Los campesinos ya no estamos unidos como estábamos antes. Han venido gentes a dividirnos. Han venido a dividirnos instituciones de aquí mismo y han venido a dividirnos instituciones del extranjero. Han venido a dividirnos las religiones. Nos dividen también los explotadores, las comerciantes, los terratenientes, los partidos políticos. Se valen del engaño para dividirnos: nos hacen ofrecimientos que después no se cumplen. Se valen del dinero para dividirnos. Inclusive, se valen del evangelio para dividirnos. Cuando una comunidad reclama la aplicación de la Reforma Agraria, los terratenientes llaman aparte a los principales de la comunidad para conquistarlos a favor suyo mediante ofrecimientos de tierras o de dinero. Los que propagan las religiones evangélicas dicen a los campesinos que sólo ellos están salvados, que ellos son los espirituales, que los católicos somos comunistas porque reclamamos la justicia y que iremos al infierno. Así hacen tener miedo. Instituciones como Visión Mundial van regalando dinero. Con el dinero están dividiendo a las comunidades. Despiertan la ambición de unos y la envidia de otros. Para recibir ese dinero los campesinos tienen que apuntarse en las religiones evangélicas.
Después de exponer así la realidad que las comunidades indígenas estaban viviendo, los dirigentes del encuentro se hicieron preguntas y preguntas. ¿Será por buenos que esas instituciones extranjeras están repartiendo dinero? ¿Por qué será que se valen de todo, hasta de la religión, para dividirnos? ¿Por qué será que los gringos y los empresarios ecuatorianos actúan de acuerdo para dividirnos? Los campesinos estamos ahora más conscientes que antes y por esto reclamamos nuestros derechos. Los gringos y la gente rica de nuestro país quieren hacernos callar la boca dándonos un regalito, haciendo lo mismo que el papá o la mamá cuando quieren hacer callar a su hijito que llora de hambre: ponen en la mano cualquier disparate para que se entretenga y deje de molestar con su lloro. A nosotros también quieren dejarnos tranquilos, para poder seguir explotándonos fácilmente.
Los nacionales roban nuestro trabajo. Los extranjeros roban nuestras riquezas naturales. Para que no digamos nada, las religiones de los gringos hacen tener miedo a la gente diciendo que si reclamamos nos hemos de ir al infierno. Nos dividen con el dinero y nos hacen pelear entre nosotros, para poder llevarse tranquilamente nuestro petróleo, nuestro banano, el atún que nos pertenece porque está en nuestros mares territoriales.
En sus reflexiones analíticas, los dirigentes indígenas pasaron de lo económico a lo cultural y dijeron que no solamente se les estaba robando su trabajo, que no solamente se robaban las riquezas del país, sino también las costumbres. Roban nuestro pensamiento. Roban nuestra cultura. Roban nuestras costumbres. Y quieren meter dentro de nosotros otras costumbres, otros pensamientos, la cultura de ellos. Quitando nuestro pensamiento y nuestras costumbres y poniendo otros pensamientos y otras costumbres, el dinero que nos regalan regresa a ellos mismos y se llevan más todavía, porque les compramos lo que ellos fabrican e precios muy altos. Ellos salen ganando.
Afirmé al principio que fueron ellos mismos, los dirigentes, quienes condujeron todo el Encuentro. Quiero contar aquí algo anecdótico pero muy significativo. Me habían pedido que me encargara de coordinar la reflexión a la luz de la Palabra de Dios, para un segundo momento de su Encuentro. Contra mi costumbre, llegué atrasado a la reunión quince minutos, porque tuve que despedir a un grupo de amigos que estaban alojados en la Casa de Santa Cruz. Cuando llegué a la reunión, ya los indígenas habían escogido una lectura del Nuevo Testamento y estaban reflexionando. Comprobé entonces que mi participación era innecesaria y me contenté con seguir sus reflexiones en silencio.
El texto que habían escogido estaba tomado de la 1ª Carta de S. Pablo a los Corintios, capítulo 12, versículos 12 al 31. San Pablo compara a la Iglesia con el cuerpo humano. Los comentarios de los indígenas se desenvolvieron de esta manera: San Pablo pone una comparación. Dice que la Iglesia verdadera es como el cuerpo. Dice que la comunidad es como el cuerpo. Dice que la organización de los campesinos es como el cuerpo. El cuerpo tiene cabeza. La cabeza tiene ojos, tiene oídos, tiene boca. Los ojos son para ver. Los oídos son para oír. La boca es para comer y para hablar. El cuerpo tiene brazos, tiene manos, tiene piernas, tiene pecho. El pecho es para guardar el corazón y para guardar los pulmones. El corazón guarda el pensamiento. Los pulmones sirven para tener aire puro. La barriga sirve para guardar el estómago. El estómago sirve para hacer alimento lo que comemos. Las piernas y los pies sirven para caminar, para tener movimiento. Las manos sirven para trabajar y para otras actividades.
La Iglesia verdadera es un solo cuerpo. Cree en un solo Dios, en un solo Jesucristo, en un solo Espíritu, en un solo bautismo. Hay una sola fe. La Iglesia también tiene cabeza. La comunidad y la organización campesina tienen también cabeza. La Iglesia y la comunidad tienen también ojos para ver, oídos para oír, boca para comer y para hablar, brazos y manos para trabajar, piernas y pies para caminar. Pero todo está unido, todo es un solo cuerpo. Las religiones de los gringos vienen a dividir, a desbaratar el cuerpo. Empiezan desbaratando la familia. Después desbaratan la comunidad y la organización campesina. Así desbaratan a la iglesia. Diosito no quiere que esté desbaratado el cuerpo. El cuerpo desbaratado queda como enfermo, muy débil. Estando desbaratado el cuerpo, llega la muerte. La comunidad no puede trabajar, no puede caminar no puede vivir. El cuerpo desbaratado no tiene alegría.
Por todo esto, los campesinos debemos reunirnos, debemos organizarnos. Los dirigentes son los que debemos ver, oír y hablar. Todos los campesinos debemos trabajar, debemos colaborar, debemos caminar unidas para avanzar a la liberación. La Iglesia de Riobamba está trabajando para hacer un camino. ¿De dónde a dónde está haciendo camino la Iglesia de Riobamba?
Está empezando a hacer ese camino desde la gente pobre. Los campesinos somos pobres y somos harta gente. En las ciudades y en los pueblos hay también mucha gente pobre. La Iglesia de Riobamba ha empezado desde aquí a abrir un camino. ¿Para dónde está abriendo camino desde nosotros los pobres? Está yendo para la liberación, para que haya justicia, para que haya unión, para que haya amor, para que haya respeto.

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