martes, 3 de noviembre de 2009

Herencia Profética de Mons. Leonidas Proaño

HERENCIA PROFÉTICA DE MONS. LEONIDAS PROAÑO

Nelly Arrobo Rodas
Fundación Pueblo Indio del Ecuador

“Durante toda mi vida he luchado por la Verdad, por la Vida, por la Libertad, por la Justicia, valores del Reino de Dios. Esta lucha ha sido muchas veces ardorosa.” (Testamento).

En las vísperas de su muerte, luego de una dolorosa agonía, Mons. Leonidas Proaño, consigna este pensamiento en su Testamento. Esta frase la he tomado como base de la exposición que me pidieron mis compañeros del Pleno de la Fundación Pueblo Indio del Ecuador para este encuentro. Me presento ante ustedes con temor y temblor tanto por la emoción que se levanta en mí al tener que expresar algunas vivencias con nuestro amigo común que nos convoca, como por la responsabilidad de entregar lo fundamental del pensamiento de Mons. Leonidas Proaño como herencia profética llena de exigencias evangélicas para el hoy de nuestros pueblos latinoamericanos.

Profeta de la Verdad:

. Verdad como búsqueda incesante. Ya en el primer capítulo de su libro “Creo en el Hombre y en la Comunidad”, nos habla de la honradez como un valor que le inculcaron sus padres: “no debía decir mentiras por nada de este mundo, aunque por decir la verdad pudieran sobrevenir dificultades y castigos”. “La honradez en relación con la verdad sembró en mi ánimo una especie de culto por la verdad…”
Su vida fue una infatigable búsqueda de la verdad, que quizá se fue afinando con el método de la JOC: ver la realidad. Se acostumbró a escudriñar la verdad en la realidad, en el hoy y en el aquí. Pero este ver lo hacía desde un lugar concreto, lo hacía con los ojos de las víctimas sufrientes de esa realidad.

En los momentos de los grandes conflictos se mantuvo fiel a la verdad, exigía de los indígenas, de los campesinos, de los obreros, de los sacerdotes la verdad sobre los hechos a fin de iniciar una defensa y el compromiso de la solidaridad. Una vez que veía claro se embarcaba en las acciones más comprometidas, sin dar marcha atrás, con la fuerza que da el saberse poseedor de la verdad, dispuesto a todo. Así lo vimos en el conflicto suscitado con la Catedral de Riobamba, después con la polvareda que levantó el haber puesto a disposición del Estado las haciendas de la Diócesis para que se realizara la Reforma Agraria, de igual manera lo encontramos en las luchas por la tierra de las comunidades de Iltuz, de Toctezinín, de Químiag, de Colluctuz… para sólo recordar unos nombres, también lo vimos en conflictos intraeclesiales, cuando se pretendía “utilizar” la Iglesia como figura decorativa de fiestas cívicas o cuando la celebración eucarística se tomaba como un número más que aumentara el fasto.

Nunca disfrazó la verdad, ni la disimuló para que sea aceptada, ni la adornó para que sea admitida. La presentó simple y desnuda aunque causara dolor y trajera consecuencias negativas.

. Verdad en los sentimientos. Expresó la verdad en sus sentimientos. Aunque aprendió a dominar la cólera no dejó de sentir indignación ante las injusticias. Lo vi llorar ante la muerte de su amigo Rubén Veloz. Lo vi conmoverse ante la noticia del asesinato de Mons. Angelelli, que se produce en un planificado accidente de auto, en Argentina; e igualmente ante el asesinato de Mons. Romero y tantos mártires latinoamericanos. Lo vi sufrir ante las agresiones y represión que sufrían los indígenas. Un día encontré en un papel un pensamiento que revelaba la riqueza de su sensibilidad: “me duele todo, como si yo fuera el corazón de todo”.

. Verdad en el pensamiento. Su pensamiento fue verdadero. Verdadero en cuanto tenía consonancia con la realidad conocida y examinada cuidadosamente, verdadero en cuanto no ocultaba los sentimientos que esa realidad le provocaba. Este amor a la verdad hacía posible de su parte un pensamiento claro, directo, nada diplomático, sin rodeos.

. Verdad en la palabra. La expresión de su pensamiento siempre fue nítida, creo que ni con artimañas se puede llegar a tergiversar lo que él buscaba expresar. Con la expresión de la verdad no buscaba ni halagar, ni herir, simplemente dejarla sentada en el sitial que le corresponde. Él señala como un aspecto negativo en su vida el hecho de no ser buen conversador, buscaba siempre decir la verdad con el menor número de palabras y luego le gustaba escuchar, saborear el silencio, reflexionar, contemplar. Jamás le escuché un comentario negativo contra nadie, aunque en Riobamba se tuviera a algunos colaboradores como sospechosos de espiar su trabajo: “dejen crecer el trigo y la cizaña”, decía con sus actos. En cambio, sí le escuché decir que en las reuniones de la CEE tenían un lenguaje distinto al de la Iglesia de Riobamba y que por ese motivo no se sentía a gusto, le costaba mucho asistir a esas reuniones, prefería estar en medio de los indígenas compartiendo su vida e iluminando los problemas de sus comunidades.

Silencioso… para muchos, aburrido en los viajes, para otros, un témpano de hielo. Gustaba de contemplar la Madre Tierra en los hermosos paisajes ecuatorianos y descubrir allí la impronta del Creador. Esa contemplación era un estado de oración permanente que emanaba una fuerza espiritual tan grande que lo llenaba todo. Muchas cosas expresaba sin palabras y eso suscitaba una forma de comunión tan profunda porque tocaba al fondo del ser del otro. Y de ese modo las palabras pronunciadas después, tenían el mismo eco en él y en el otro.

Evitó siempre toda palabra ociosa. Y cuando dijo su palabra, esa palabra fue como fruto maduro, que se entregaba con oportunidad y que aportaba luz a la realidad que vivía el pueblo. Su palabra era una sola. No había cambio de discurso delante de los poderosos o delante de los empobrecidos. Así su palabra era “espada de dos filos” para unos y “consuelo y fortaleza para otros”.

Y muchas veces guardó silencio, porque experimentó que no siempre la palabra puede expresar la verdad de manera que sea aceptada y entendida, y que hay silencios que proclaman la verdad con mayor elocuencia que un discurso.

. Verdad en la acción. La forma más poderosa de anunciar la verdad fue con su vida. Cuando fue sacerdote en Ibarra fundó, entre otras cosas, el periódico “La Verdad” con el lema: “la verdad os hará libres”, arrancado de las páginas del Evangelio. Y esta fue la divisa no sólo del periódico sino de la vida de Mons. Proaño.

“Nosotros no queremos esclavizarnos al griterío de las muchedumbres, ni a la amenaza de los Césares. Nosotros no queremos morir por falta de deseos, de esperanzas, de inquietudes. Nosotros no queremos conformarnos con nuestra propia indigencia. Partimos de ella, eso sí, para ser verdaderos desde el principio. Pero partimos llevados de un gran anhelo de tener paciencia para escuchar la respuesta; con la esperanza firme de que podremos escucharla; con el deseo ardiente de comunicar a los demás cuánto nos diga en el silencio Aquel que “es el Camino, la Verdad y la Vida”. Escribía en el primer editorial, el 14 de mayo de 1944.

Durante toda su vida se esmeró en “hacer la verdad”. Esto le permitió vivir la coherencia indispensable de un profeta. No hubo contradicción entre sus sentimientos, sus pensamientos, su palabra y su acción.

Algunos elementos que favorecieron esta coherencia:

. La pobreza, era algo connatural a su ser, en el testamento hace esta declaración, que es un eco fiel de las primeras páginas de su libro “Creo en el Hombre y en la Comunidad”: “Nací pobre, sin amargura, saboreé el sufrimiento y las incertidumbres de la pobreza. Ya sacerdote y después Obispo, opté por la pobreza y por los pobres. He amado a los pobres, de una manera muy particular a los indígenas. Como prueba de que he amado a la pobreza, consigno el hecho de que no he acumulado bienes para mi utilidad personal. Como una prueba más de que he amado a los pobres y especialmente a los indígenas, hago expresa mi voluntad en las siguientes cláusulas: …” (Sigue el Testamento).

Esta forma de vivir la pobreza no le dispensó nunca de gestos de generosidad espléndida, de alegre y sencillo compartir. De cada viaje traía siempre un regalito para quienes compartían con él la vivienda. Aún en el último viaje, después de haber recibido el diagnóstico de la enfermedad que lo arrebataría de nuestro lado, se preocupó de buscar un detalle para los más cercanos en esa etapa cuando salió de Riobamba y alternaba pidiendo posada donde el señor Cardenal en Quito y donde su primo en Ibarra.

Y es que descubrió el secreto de la “pobreza evangélica”, esa pobreza que está hecha de carencia e inseguridad, esa pobreza que nos vuelve solidarios con quienes sufren de carencia e inseguridad, y, al mismo tiempo nos lleva a denunciar el sistema que produce empobrecidos, esa pobreza que nos lleva a compartir de lo poco que tenemos como signo de solidaridad, esa pobreza que nos lleva a confiar en Dios como Padre providente que “no abandona la obra de sus manos”, esa pobreza que lleva a realizar las acciones con medios pobres para no condicionar el actuar a los intereses de los “benefactores” que imponen lo que se debe hacer y cómo se debe hacer; esa pobreza que supera toda forma de miedo, miedo a perder bienes, miedo a perder privilegios, miedo a perder prestigio y poder; hasta vencer el miedo a la misma muerte, y, así nos conduce a “compartir los peligros en la lucha por vivir en justicia y libertad” y nos empuja a lo más grande: “entregar por amor hasta la vida” como prueba mayor de la amistad para vivir y morir con Jesucristo, el pobre por excelencia. De esta manera, vivió su compromiso profético con la verdad, venciendo toda forma de temor, “arriesgando en amor hasta la vida” que siempre estuvo amenazada… Por eso vivió la pobreza como bienaventuranza.

. La fe desnuda en el Crucificado desnudo sobre la Cruz desnuda…
La fe comprometida con el Cristo de la Eucaristía: cuerpo entregado, sangre derramada…
La fe arriesgada en el Cristo despojado que no tuvo dónde reclinar la cabeza; en el Cristo masacrado por los poderosos…
La fe en el Cristo servidor de todos que renunció a toda forma de poder…
La fe en el Hombre, en todo hombre, a pesar de todo… él afirma que por eso nunca perdió la esperanza, porque el Verbo de Dios ha venido a salvarnos a todos…

Esa fe no era algo teórico, era algo vital. Aquí el testimonio de Genoveva Regache:

“…en 1980 cuando le escribí para pedirle trabajo en la diócesis pero no en pastoral, como soy una persona muy honesta también, le quise decir desde la primera carta que no creía en Dios pero que tenía mucha fe en el valor del Hombre. Me parecía un poco extraño escribir una cosa así a un obispo pidiéndole un trabajo en su diócesis, pero por ser honesta no podía olvidar de decírselo. Y, a mi inmensa sorpresa, él me contestó: "Si usted tiene fe en el Hombre, para mi es suficiente".

La fe en la comunidad como espacio y fuerza capaz de conducirnos a una conversión personal y a una transformación de las estructuras sociales de pecado…

La fe en el poder transformador de la Palabra de Dios.

Profeta de la Vida:

Ya en los años en que ejerció el sacerdocio en Ibarra se dejó interpelar por la vida de los pobres, de quienes nunca dejó de ser parte. Y de esa interpelación nació la novela “Rupito”. La novela es fruto de la observación de tantos niños y adolescentes con quienes compartió Mons. Proaño en el Instituto Rosales de los Hermanos Cristianos y en el Seminario Menor San Diego, en la ciudad de Ibarra, durante los años que ejerció el ministerio sacerdotal. Es fruto también de las conversaciones con estos niños y adolescentes, conversaciones que le permitieron no quedarse como mero observador, sino penetrar en los problemas que se plantea el ser humano en este momento tan importante de la vida.

Ya como obispo inició su trabajo pastoral con una visita a cada rincón de la Diócesis y constató la dura y triste situación de los indígenas. En carta al Prof. Morales se expresa de esta manera:

“Me pregunta que cuándo escribiré una Carta Pastoral sobre el indio... Cuando pueda, como usted lo dice, concretar un objetivo y plasmar en obras mis sueños. No quiero aumentar simplemente la literatura sobre el indio. ¿Para qué? Cuando pueda decir “vamos a hacer esto en su favor”, entonces escribiré. Creo que tardará ese día, pues el problema del indio es complejo y formidable, y no hay cómo ni quiero darle soluciones parciales. Si nos quejamos de la situación del indio en otras provincias, ¿qué decir de su situación en la del Chimborazo? Es para llorar. Visten de negro o de gris. No presentan el colorido de los indios de Imbabura. Tienen el aspecto sucio, repugnante. No se lavan nunca. Caídos los pelos, con total descuido, por delante de la cara, ya no les queda ni medio dedo de frente. Créame que, muchas veces, no tengo en dónde hacer la unción en las confirmaciones. Negros y carcomidos los dientes. El acento de su voz parece un lamento. Miran como perros maltratados. Viven... ¡Señor! ¡Cómo viven! En chozas del tamaño de una carpa o como topos, dentro de huecos cavados en la tierra. Explotados sin misericordia por los grandes millonarios de la Provincia, quienes, después de vender sus cosechas, se largan a Quito, a Guayaquil, a las grandes ciudades de América o de Europa, a malgastar el dinero exprimido de ese miserable estropajo que es el indio del Chimborazo. Cuando lo veo, siento oprimido el corazón y adivino lo formidable que es el problema de su redención. Con un trabajo debidamente planificado, completo, llevado a la práctica en todos los campos con una tenacidad que no admita desmayos, será menester mucho tiempo y que pasen algunas generaciones para que se pueda sentir algún efecto saludable. Y si no se hace nada, sencillamente este indio desaparecerá poco a poco, sumido en la miseria física, económica, intelectual, moral y religiosa. Calculan que existen aquí 160.000 indios, pero estos miles de seres no son sino la miseria que se arrastra por los páramos. En frase de una persona de aquí mismo, “los indios de Imbabura son caballeros en comparación de los indios del Chimborazo”. Yo quisiera dar al indio: conciencia de su personalidad humana, tierras, libertad, cultura, Religión... ¿Cómo conseguirlo? Se me hace un nudo en la cabeza; pero no quiero desanimarme.”

Esta denuncia es comparable con las denuncias de los profetas bíblicos… nos parece estar escuchando a Amós. Y con esa misma fuerza se plantará ante quienes pretenden que construya la nueva catedral, monumento que sea orgullo de la ciudad, sobre las espaldas de los indígenas.

Textualmente, en una entrevista urdida por algunos periodistas de Riobamba, Monseñor expone su punto de vista en 6 razones para no construir la Catedral:

“He dicho como quinta razón: Porque no debo sacrificar al pueblo pobre…

Ha existido la costumbre casi consagrada en parroquias y en ciudades de hacer trabajar al pueblo pobre para levantar templos, para levantar casas parroquiales y ahora se quiere levantar la catedral. Yo digo que, en mi conciencia, me repugna sacrificar al pueblo pobre, hacer que ese pueblo pobre quede todavía más pobre. Y creo que es una ignominia abusar del sudor del pobre para construir una catedral que sirva de adorno.

Se dice que una catedral es la expresión de la fe de un pueblo. A mí me parece que es todo lo contrario, que es la expresión de falta de fe. Porque si queremos templos, el único templo es Cristo y, como participantes de una misma fe, el cristiano, el hombre es el templo vivo de Dios, y cuando se le maltrata como se le maltrata en la provincia de Chimborazo, yo creo y repito que es una ignominia pensar en tener una catedral ornato cuando la llaga está en los hombres aplastados.”

Profeta de la Vida, sintonizó con la cosmovisión de los pueblos indígenas que considera a la tierra como madre generadora de vida para todos. Y así fue el anuncio de vida para las comunidades indígenas:

“La Iglesia de Riobamba era dueña de extensiones considerables de tierras, como heredera de sistemas postcoloniales. Era una vergüenza. Pero la realidad era ésa. Con las autorizaciones eclesiásticas necesarias, procedió, mediante un largo proceso preparatorio, a entregar gratuitamente 370 hectáreas de tierras a una cooperativa de familias indígenas, promovida por la misma Iglesia.

La Iglesia de Riobamba purificó así su rostro secularmente manchado con la marca de gran propietaria.

Y, así con el rostro limpio, pudo ponerse del lado de los más pobres entre los pobres en su justa lucha por reivindicar su derecho a la tierra.”

Atento a la vida en todas sus manifestaciones, tenía su albaricoque como referente de la labor pastoral, lo examinaba cada día para ver su floración, sus frutos, sus hojas secas y sus ramas desnudas y lo comparaba con sus proyectos, sus logros, sus fracasos y sus nuevas búsquedas.

En qué apoyó su compromiso profético por la vida:

.En el amor que recibió de sus padres: creció como hijo único porque sus hermanitos murieron en tierna edad. Sus padres aunque pobres se esmeraban en presentarlo limpiamente vestido y en ocasiones aún elegante. Su padre se desvivió por cubrir las necesidades de su hijo y cuando optó por el sacerdocio hizo todo lo humanamente posible para sufragar los gastos de sus estudios. Existen algunas cartas que muestran esta relación de afecto tan hermosa entre los miembros de la familia.

Carta de su madre, el 29 de enero de 1933,

“Hoy, 29 de Enero, qué fecha tan memorable en la que nació mi hijito. Nació a este mundo a padecer en este valle de lágrimas, fecha en la que me hace recordar todo cuánto hemos pasado los dositos, mi hijito me consolaba en mis aflicciones, desde pequeñito me daba buenas insinuaciones, gozaba de su dulce compañía. Bueno, en fin, a lo que vamos, cumplamos con la voluntad de Dios. Le deseo un buen principio y un buen fin de este nuevo año que Dios quiera que aumente más y más sus virtudes e inflame su corazón en el fuego de su divino amor.

Recibí su muy cariñosa cartita junto con la de su papá. Le agradezco mucho su buena voluntad. Cuando me escribe tengo consuelo, sé por medio de sus frasecitas que las conozco muy bien, que mi hijito es quien me escribe, le leo y le vuelvo a leer. Su retrato que me mandó con su cartita le veo y no me canso de verlo tan sonreído que está que me parece que está conversando conmigo. ¡Ay, mi hijito! ¡Cómo quisiera verle, cómo conversara con usted! Cuénteme todo lo que pasa por allí. Va a recibir la primera tonsura, ¿cuándo?, ¿si podré irme mi hijito? Que Dios le bendiga.”

El 6 de Octubre de 1931, escribe así a sus papás:

“Les escribo esta carta, tan sólo con el fin de manifestarles los sentimientos que abriga mi corazón.

Conforme voy acercándome más a Dios, voy cobrándoles a ustedes un afecto cada vez mayor ¿y a quiénes sino a ustedes he de querer más en esta tierra?... Yo veo los grandes sacrificios que ambos hacen por mí; yo veo las privaciones a las que se sujetan, los trabajos y padecimientos a los que se someten. Y pensando, en estos días más que nunca, en la manera de pagar sus sacrificios, no he encontrado otra que interesarme mucho por la salvación de sus almas y consagrar a ella la mayor parte de mis oraciones, de mis tareas, de mis trabajos, de mis penas, de mis alegrías, en una palabra, la mayor parte de mi vida: ésta es, a mi parecer, la única manera de pagar sus beneficios de ustedes.”

.En el amor a los pobres:

“Tanto mi padre como mi madre tenían un grande aprecio a los indígenas. Parecía que encontraran un gozo especial en conversar con ellos y en servirles. Esto mismo inculcaban en mi ánimo, en conversaciones y reflexiones. Por ejemplo, cuando habíamos constatado que los indígenas eran objeto del desprecio, de la burla, de la explotación de otras personas, me hacían ver lo malo de un comportamiento semejante, diciéndome que ellos eran también hijos de Dios y hermanos. Llegaron a enseñarme las formas de trato en gestos y palabras que tenía que utilizar cada vez que me ponía en contacto con ellos.”

“Ese amor y respeto a los pobres, particularmente a los indígenas, llegó a formar parte de mi propia existencia. Por esto, he dicho más tarde que no he querido nunca ser traidor a los pobres, pues nací en un hogar pobre y aprendí en ese mismo hogar a amar a los pobres.”

.En el mensaje de Jesús: “he venido para que tengan vida y vida en abundancia”.

Luchó contra las diversas formas de eliminar, de desaparecer y de matar a las personas. Condenó el sistema capitalista y su plan de muerte expresado en tanta agresión a nuestros pueblos y a la madre naturaleza; denunció toda forma de explotación y saqueo; se opuso siempre al pago de la deuda externa, tuvo críticas duras contra el FMI y sus cartas de intención, denunció la política genocida del ILV, en estos días he escuchado nuevamente la grabación de un “Diálogo entre el ILV y el Frente de Solidaridad de Chimborazo”, en ese tiempo Mons. Proaño era su presidente, y hay que ver la valentía con que expone a los miembros del ILV su complicidad con la política imperialista, después de ese diálogo gestó una lucha sin tregua hasta que se produzca la expulsión del ILV de nuestro país. Denunció toda forma de intervencionismo e imperialismo.

Su opción por la vida lo llevó a optar por la No Violencia como forma de vida y método de lucha basado en la verdad, en la constancia, en la firmeza, en el amor aún al mismo agresor. Todo esto movido por las palabras de Jesús y por su accionar que le llevó a entregar la vida antes que matar.

Celebró la vida con sus predilectos, los pequeñitos, los indígenas, los empobrecidos. Celebró la vida en cada pequeña gran conquista: lucha por la tierra, proceso organizativo, conquista de una vivienda digna, logro de estudio para los hijos, “agua para un pueblo con sed”, el triunfo de un pueblo hermano en lucha, la solidaridad entre pobres, nacimiento de misioneros y más comprometidos al servicio de sus hermanos, y tantos etcéteras.


Profeta de la Libertad:

Monseñor Proaño fue disciplinado pero no rígido. Tenía un horario para levantarse, para comer y para acostarse. Tenía momentos de soledad a lo largo del día y momentos de compartir en comunidad. Cada tarde, en el Hogar Santa Cruz, celebraba la Eucaristía en compañía de cuantos así lo desearan, en el cuarto que denominó el MIAU, siglas que correspondían a “Movimiento Internacional de Acción Urgente”. Era un compartir sencillo y fraterno de la Palabra, del Pan y del Vino. Era el momento “privilegiado” de descanso de las tareas cotidianas. Por la noche, después de la merienda, disfrutaba del momento de recreo en el MIAU, leía las noticias que todos podíamos comentar libremente, era un espacio educativo porque leía la noticia en su contexto, en las implicaciones que tenía para el pueblo, y, todo eso tan sencillamente, al alcance de todos.

Tenía su horario, pero, si hacía falta se quedaba la noche trabajando. Recuerdo cuando me tocó acompañarlo en la preparación del documento de aporte de Riobamba para Puebla. Cómo fue tejiendo como una filigrana el documento con el aporte de las diferentes comunidades que fueron consultadas como en ningún referendo. (Santo Domingo y Aparecida no sé si fueron preparadas con esa misma responsabilidad. En la Diócesis donde quiso quedarse no me enteré de que alguien hubiera preparado esas reuniones episcopales de alguna manera.) Esa noche el trabajo fue denso. Terminé de tipiar a las cuatro de la mañana y a las cinco ya salíamos para Quito para que participe en la reunión de la Conferencia Episcopal, para el regreso a las seis de la tarde, después de la reunión, estaba entero.

Su ascesis no era impuesta por leyes aunque fueran mandatos de la Iglesia. Vivía la ascesis del común de las comunidades indígenas a donde dirigía sus pasos cada fin de semana y otros días también si eso era necesario. Cuando la comunidad tenía algo para comer, comía; y cuando no había ni agua, regresaba feliz y satisfecho sin buscar comer nada y aceptar así el ayuno que le imponía el amor a sus predilectos.

Acogía, en orden de llegada, a todas las personas que lo buscaban. Jamás se negó a recibir ni personas, ni grupos, aunque fueran en actitud amenazante, pero, tampoco se sometió a sus exigencias, guardó siempre su espíritu libre y una firmeza grande una vez que tomaba una decisión. Porque las decisiones no las tomaba al calor de los acontecimientos, sino de manera reposada, cuando los ánimos se habían calmado, mirando al bien común y con finalidad educativa.

De la entrevista mencionada anteriormente sobre la no construcción de la Catedral, saco esta lección de la “Cuarta razón: He dicho porque me gusta ser libre frente a los gobiernos. Cuántas veces se me ha insinuado que vaya a pedir dinero para la construcción de la catedral sea a los congresos sea a los gobiernos. Y esto a mí me repugna, lo digo con toda sencillez y franqueza. No quiero plata que me tape la boca, que me ate las manos, que me quite la libertad. Un obispo tiene que ser libre para publicar, para denunciar injusticias, tiene que ser libre para decir la verdad a quien quiera que sea. Cuando se recibe dinero de los gobiernos un Obispo se tapa la boca y se ata las manos y esto no lo he querido jamás en mi vida.”

Cuando habla de las organizaciones indígenas se lamenta que a veces se conviertan en objetos de manipulación: “Y por último, otro puntito que quiero decir así brevemente es éste del dinero y de la ayuda técnica. Ya con el hecho que he citado, de lo que está pasando con las comunidades de Licto, de Flores, (Con mucho dolor he estado informándome en los últimos meses por ejemplo de que la Federación de Cabildos de Licto recibirá una suma cuantiosa de dinero, millones, de la Interamerican Foundation, la Fundación Interamericana.) y lo que pasa también con todo lo que va haciendo Visión Mundial en diversas comunidades, vemos que ese tipo de ayuda es desastroso y no responde a las verdaderas realidades y a las aspiraciones campesinas; es en muchos casos satisfacción de vanidad no más, de contar con una casa enorme, con esto, con lo otro, pero ahí se va a quedar porque no hay este crecimiento del hombre, no hay esta atención al hombre y no hay un camino hacia la liberación económica, como ya dije.”

Fue libre frente al tiempo. Si no se dejaba presionar por las personas, ni por los acontecimientos, tampoco se dejaba presionar por el tiempo…Muchas veces dejaba pasar el tiempo para un pronunciamiento o para tomar una decisión. Se tomaba el tiempo necesario para ejercer su método: ver, juzgar y actuar… El tiempo es mi aliado, decía… Y parece que su palabra siempre llegó el momento oportuno y su actuar se realizó el momento preciso.

Su lucha por la libertad se asienta en:

-Respeto a las personas. Esto lo aprendió de sus padres que lo educaron en la libertad y respetaron siempre su persona y las decisiones que tomó. “Jamás escuché de sus labios prohibiciones. Gocé siempre de libertad para reunirme con los muchachos de mi edad… Gocé siempre de libertad en el uso de las cosas de la casa. Aunque en mínima cantidad, cada domingo recibí un dinerillo para gastarlo a mi gusto”. “No acabo de entender… la conducta de muchos padres de familia que creen educar a sus hijos haciéndoles una letanía de prohibiciones y castigándoles, a veces cruelmente… El miedo no educa. Vuelve mas bien hipócritas.”

“Quiero señalar un defecto que ha sido descubierto por mis más íntimos colaboradores. Se trata del excesivo respeto que suelo tener con las personas. Respeto que da la impresión de falta de interés y de olvido de los problemas de los otros. Quizá esta exageración se debe también, al menos en parte, a la dureza de mi carácter.

Como me acostumbré en temprana edad a resolver mis problemas por mí mismo, a hacer uso de mi libertad, a ser exigente conmigo mismo y exigente con los demás, tengo la tendencia a dejar que cada cual aprenda a resolver su problema, o también a dejar que el tiempo se encargue de hacerlo.”

-Reflexión para la toma de decisiones; algunos ejemplos:

. La visita apostólica: “No fui yo quien entregó la noticia a la prensa. La publicidad dada por otra fuente me autorizó a dar a conocer la noticia a mis colaboradores y a las comunidades cristianas de la Diócesis. El Equipo de Santa Cruz fue el primero en enterarse de las comunicaciones oficiales. En comunión de fe con sus miembros, reflexionamos acerca de la actitud que teníamos que guardar de acuerdo con el Evangelio.” El mensaje a las comunidades iniciaba así: “Todos saben que, en la provincia de Chimborazo, está naciendo una Iglesia comprometida con la liberación del indio y el pueblo oprimido. Pues bien, este atrevimiento ha traído dificultades. Esto es normal...” Las actitudes las resumo así: una actitud de gran seriedad porque no trabajamos por intereses mezquinos sino por el Evangelio. Otra actitud mostrarnos verdaderos… “se trata de buscar la verdad, para que brille por encima de todo y de todos… La verdad se dice con la palabra. La verdad se hace con la actitud… si aspiramos a ser libres debemos ser esclavos de la verdad.”

. La lucha por la tierra en Toctezinín: “El acontecimiento nos brindó la ocasión de una intensa y profunda vida comunitaria. Solidarios con quienes tenían la justicia de su parte, sacerdotes, comunidades cristianas, con su Obispo nos mantuvimos en reunión permanente, sentados en el suelo… Para recibir informaciones. Para reflexionar a la luz del Evangelio. Para tomar medidas adecuadas…”

Después escribía: "Los acontecimientos de Toctezinín, pequeños dentro del inmenso cuadro de injusticias en que viven los pueblos latinoamericanos, me han hecho pensar en que el brazo del Señor ha iniciado la historia de la nueva liberación de América Latina. Me ha hecho pensar que no son los instrumentos poderosos, ni las maquinarias poderosas, ni los armamentos más modernos capaces de oponerse a la fuerza del brazo del Señor. Me ha hecho pensar que, por lo mismo, no son esos instrumentos poderosos los que deben ser utilizados por los cristianos, sino la Fe activa y comprometida, que es al mismo tiempo conciencia de pobreza y confianza en el poder del brazo del Señor..."

-Su lema: “La verdad os hará libres”.

Para que seamos un pueblo tenemos que cultivar el valor de la libertad. “Dios nos llama a ser libres, no a ser esclavos de nada ni esclavos de nadie. Comunitariamente, ayudándonos unos a otros, estamos llamados a ser libres. San Pablo dice también a este propósito, que estamos llamados a ser libres, como son libres los hijos de Dios. Como hijos de Dios estamos llamados a ser libres. Y Jesús dice en el Evangelio la Verdad os hará libres. Si practicamos lo que acabo de decir de ser verdaderos, de ser limpios, de ser transparentes, en ese mismo hecho empezamos a conquistar la libertad, “la verdad os hará libres”. Es otro valor que tenemos que cultivar, para hacernos pueblo, un pueblo, el pueblo de Dios. Un pueblo que realmente pueda irradiar desde su vida, desde la práctica diaria cotidiana, a veces rutinaria, de nuestras actividades, irradiar luz, irradiar amor, irradiar fuego, en esta América Latina y en medio del mundo.”

Profeta de la Justicia:

En cuanto a la justicia, levantó su palabra firme y clara, ante las situaciones de marginalidad, de subdesarrollo, de explotación, de dependencia, de intervencionismo, de imperialismo. Sus denuncias crecían en vigor conforme iba descubriendo las causas más hondas de la situación de empobrecimiento.

En lo doméstico y comunitario

Creía profundamente que la Justicia tenemos que construirla desde los espacios más pequeños: la casa, la comunidad. De otra manera podría ser alienación y hasta mentira si no empezamos por ser justos con quienes nos son próximos.

“De igual manera es voluntad de Dios que las relaciones de trabajo, las relaciones de comercio, sean también justas. La justicia es una de las grandes causas del Evangelio.”

En la vida del país

“Son las exiguas minorías de privilegiados las que, en los países latinoamericanos imponen las decisiones políticas que más les favorecen. El pueblo se mantiene en una dependencia espantosa.”

“Unidos podemos hacer mucho, podemos cambiar todo lo que llamamos estructuras de pecado, para conformar así un País mejor, una nación que acoja, dentro de esos grandes valores que he mencionado ahora, a todos los ecuatorianos. Y no solamente eso, sino que desde aquí, desde nuestro País del Ecuador, abramos también el corazón hacia otros hermanos, hacia todos los pueblos de América Latina, porque todos estamos llamados en esta hora de la Historia que estamos viviendo; estamos llamados en cierta manera a ser ejemplo, a dar un testimonio de una sociedad nueva, de una sociedad justa, de una sociedad humana, de una sociedad fraterna.”

“Podemos distinguir: la primera política contribuye al mantenimiento de una sociedad que muchas veces es injusta; la segunda política busca un mejoramiento, por lo menos de esa sociedad, para que las relaciones sean más justas. Ya, viniendo entonces a los sacerdotes, en este sentido, no podemos hurtarnos de la política... Cuando en la Diócesis de Riobamba hemos tenido conflictos por defender la justicia, nos hemos metido de frente, pues, y hemos luchado en favor de los más pobres, en favor de quienes veíamos que tienen la justicia, hemos hecho política. Yo creo que hemos hecho una política de acuerdo con el Evangelio, porque la fe, la fe cristiana, no es tampoco una cosa aparte. La fe, tenemos que entenderla como una actitud del hombre que acepta a Jesucristo en su misión salvadora de los hombres. Salvadora ¿de qué? Del pecado, me dirán. Sí, del pecado. Pero tanto del pecado personal de cada uno, como también de lo que se llama el pecado social. Hay una manera de vivir o de establecer la injusticia a nivel social y a nivel mundial, y eso es pecado. Hay una estructura de pecado. Y Cristo vino a salvar a los hombres del pecado, en estos dos sentidos. Entonces, cuando luchamos para que haya justicia, para que haya verdadera libertad, para que haya verdadera paz entre los hombres, basada en la justicia y en la verdad, estamos haciendo política en el buen sentido de la palabra y con inspiración en el Evangelio. Lo que a los sacerdotes no nos está permitido es afiliarnos a un partido político, que es cosa distinta. No podemos afiliarnos a un partido político y, en principio, no podemos tampoco asumir una función política dentro de un Gobierno, cualquiera que sea.”

En nuestro continente

Frente a quienes pretendían que en nuestro continente se aceptara que tengamos paciencia que ya nos vamos a desarrollar, que estamos en vías de desarrollo, aceptó la teoría de la dependencia por la cual nuestra situación de empobrecimiento tiene su causa en el saqueo de los países enriquecidos.

“Nuestro país, como tantos otros países de América Latina, ha caído, desde mucho tiempo atrás, en las garras de este monstruo (el sistema capitalista). Dependemos de él de múltiples maneras. Somos su juguete. Nos hace pensar como él piensa. Nos hace actuar como él quiere.

Decidió recuperar las ganancias que el exceso de producción de mercancías ya no les proporcionaba, ofreciéndonos cuantiosos préstamos y cobrándonos altos intereses.

Así el capitalismo internacional obtenía doble ventaja:

En primer lugar, ajustaba más fuertemente las cuerdas de nuestra dependencia, pues no hay mecanismo de dominación más eficaz que el que funciona entre el acreedor y el deudor;

En segundo lugar, recupera también de nuestro país las ganancias de que está hambriento, mediante el cobro de altos intereses.”

“En el juego toma parte importante el FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (FMI). Ha venido repetidamente a dar consejos. Dentro de la situación de dependencia, estos consejos equivalen a presiones.

Siguiendo la comparación del gato y el ratón, el FMI suelta al ratoncito, le deja corretear por unos instantes para luego atraparlo. Es como si dijera al país: no olvides que estás endeudado. No olvides que estás en nuestras manos. No olvides que tienes que pagar fuertes intereses por tu deuda. Te perdonamos la vida, al menos por el momento, si aceptas la devaluación del Sucre y el alza de los precios de artículos importantes.

La crisis del capitalismo es, entonces, la causa primera, honda, al parecer lejana, del agravamiento de la situación de pobreza provocada por las medidas económicas dictadas por el gobierno.”

En qué basó su profetismo por la justicia:

. La concientización:

“No faltan quienes se angustian porque piensan que la concientización es un método que lleva tiempo. Es verdad que lleva tiempo, pero siempre será mucho menor que el que llevaría la continuación de cambios parciales, incompletos, egoístas, vengativos, anticristianos... En cambio, si tomamos como un deber la concientización, la organización, la personalización, la clarificación de objetivos en base a la clarificación de la situación de dependencia en que vivimos, nos pondremos en camino de que la hora de la liberación empiece.”

. El Hombre Nuevo:

“Cada vez que se produzcan acontecimientos como éste, el lanzamiento de medidas económicas que afectan tan profundamente la vida y la subsistencia de millones de ecuatorianos; cada vez que se produzcan hechos de protesta como esta Huelga Nacional y la paralización de actividades, TRATEMOS DE CLARIFICARNOS, no nos atolondremos, no caigamos en medio del torbellino.

Si perdemos el control de nosotros mismos, seremos fáciles juguetes de quienes se mueven por intereses egoístas.

Sentémonos a reflexionar, a ver con claridad y luego preocupémonos de conquistar una AUTODISCIPLINA, una FUERZA DE CARÁCTER para poder dar todo nuestro apoyo, para poder COMPROMETERNOS con las grandes causas, no con algo pasajero, sino con la edificación de la SOCIEDAD NUEVA.”

. Experiencias de la Nueva Sociedad que soñamos:

“Dentro de esta misma observación reflexionemos sobre otro hecho; hay también individualismo de los países de América Latina. ¿Por qué no prospera el Pacto Andino? Porque cada país quiere llevar el agua a su molino, cada país quiere enriquecerse más que el otro y ser más poderoso que los demás. No sentimos la fraternidad. ¿Qué ocurrió cuando la guerra de las islas Malvinas en Argentina? Hubo un verdadero movimiento para la unificación de los países latinoamericanos. Hubo el deseo ardiente de consolidar tal unificación. Se decía: ¡Una O.E.A. sin Norteamérica!. Pero todo eso ha ido muriendo.”

“Que lo que estamos haciendo sirva de verdad, concretamente, como un paso para la edificación de esa sociedad nueva; si no sirve para eso, rechacemos cualquier acción.

Dentro de ese mismo esfuerzo de clarificación, descubramos los abusos concretos, denunciémoslos, luchemos para destruirlos.

Pero luego, también miremos con ancha mirada el continente latinoamericano; tenemos que aspirar a hacer del continente latinoamericano nuestra PATRIA GRANDE; que se destruyan también los egoísmos, los motivos de pelea y de disensión entre países y que caminemos hacia una América Latina sólidamente unida, una América Latina que, desde el punto de vista cristiano, sea UN NUEVO MUNDO, UNA NUEVA SOCIEDAD, y desde este punto de vista demos a entender al presidente actual del Ecuador que respaldamos su carta de pedido de solidaridad, de unificación de los países latinoamericanos, sin que eso signifique que justifiquemos posibles errores y debilidades del gobierno ecuatoriano.”

Y la Sociedad Nueva tiene que asentarse sobre la alternativa válida que suponen los valores de la cultura indígena.

“Sueño en la posibilidad de una sociedad nueva. Por eso veo la necesidad de crear conciencia en las organizaciones populares urbanas, veo la necesidad de una práctica económica, educativa y política que sea convergente con el caminar del movimiento indígena de modo que no se produzcan competencias y conflictos sino mas bien colaboraciones complementarias”, porque creyó profundamente en que los pueblos indígenas tienen valores que están llamados a redimir a nuestra sociedad individualista y conflictiva.

Profeta del Reino de Dios:

Todo esto lo hizo un profeta del Reino de Dios. El texto que sigue, retrata perfectamente a Mons. Proaño, quizá lo escribió pensando en su propia experiencia:

“Profeta es el hombre que ve. Así lo dice la Sagrada Escritura. Es el hombre que ve en primer lugar a Dios, con quien conversa en la oración como un amigo con su amigo, el hombre que, por lo mismo descubre cuáles son los designios de Dios, cuál es su voluntad, cuáles son sus planes.

Profeta es el hombre que ve las realidades de este mundo en toda su objetividad, el que no se deja deslumbrar por falsos valores ni desorientar por falsas promesas. Es el que ve la mentira en donde quiera que exista. Es el que penetra en el interior de los corazones, a pesar de la máscara con que se encubren tantos hombres. Es el que ve la realidad de los acontecimientos históricos y sabe leer el mensaje encerrado en ellos. Profeta es el hombre que ve la trayectoria que sigue la historia cuyo actor es el hombre mismo y prevé las consecuencias de hechos actuales, porque sabe mirar el hoy en función del mañana y en función de lo eterno. El profeta es por consiguiente el hombre que de lo circunstancial de cada día sabe pasar a lo trascendental del futuro. Todo esto porque es un hombre de fe viva, porque se entrega a la oración y a la contemplación, porque ama a Dios y a los hombres apasionadamente.

El profeta no encuentra eco ni comprensión en los hombres que le rodean. La gran masa de los hombres ha aprendido a vivir un inmediatismo materialista y asfixiante: si gana dinero, lo gana para hoy; si ríe, su risa es efímera; si llora, su sufrimiento no tiene sentido. Es como si se hubiera puesto un velo espeso delante de los ojos, es el hombre prisionero por mil insignificantes preocupaciones. Cuando este hombre escucha hablar a los profetas, cree que lo que dicen es el fruto de la locura. De ahí los grandes choques de quienes detentan los poderes de este mundo, de quienes son sus fieles servidores, con los profetas. Estos continúan siendo perseguidos y no sólo incomprendidos.”

Y vivió su profetismo al interior de la Iglesia Católica. En su libro “Creo en el Hombre y en la Comunidad” manifiesta: “Me siento una parte pequeñita, pero viva de la Iglesia”. “La amo entrañablemente, y porque la amo me duelen como en carne propia sus desvíos. Y porque la amo entrañablemente se me ha ido quitando de la boca el amargor que me han producido incomprensiones y acusaciones injustas promovidas o aceptadas por miembros hermanos de esta misma Iglesia.”

Y sus últimas palabras, recogidas por Nidia serán: “La Iglesia es la única responsable de la situación de los indígenas, qué dolor, qué dolor, yo cargo con ese peso de siglos.”

Y estas palabras son verdaderas, ya sea por acción o por omisión la Iglesia carga con esta responsabilidad.

Ahora que sabemos lo que es sufrir del amor a la Iglesia, ahora que nos muerden en la carne sus desvíos, ahora que, en la Capilla de Mons. Proaño, en Pucahuaico, no hay un sacerdote que se crea digno de celebrar la Eucaristía junto a nuestro santo profeta les confieso que todavía me duelen los domingos tardes sin él, esas horas que dedicábamos a preparar la Misa para la Capilla de la Catedral. Lectura de los textos de la Biblia, buscar un hecho de la semana que se pueda relacionar con los textos, aunque luego en el diálogo con la gente surja otro hecho de mayor significación para la comunidad. Y luego, endulzados en el mensaje de Jesús… buscábamos los cantos y yo con mi guitarra y él con su poncho nos dirigíamos a la celebración.

Menos mal que una noche, cuando regresábamos, Monseñor Proaño y yo, después de cumplir él algún compromiso en Quito, sentimos arder nuestros corazones al calor del recuerdo de la vida de Jesús de modo que al llegar a Santa Cruz no pudimos hacer de otra manera que celebrar la fracción del pan como una comunidad minúscula… Creo que esa Eucaristía es la que todavía me sirve de viático en esta travesía tan dura y tan difícil que me ha deparado la fidelidad al amigo.

“Perseguidos pero no abatidos”, tratemos de seguir fieles a la herencia que nos deja nuestro amigo, pastor y profeta de Amerindia.

Pucahuaico, 20 de Agosto del 2008

BIBLIOGRAFÍA:

Mons. Leonidas Proaño, “Creo en el Hombre y en la Comunidad”.
Mons. Leonidas Proaño, “El Profeta del Pueblo”.
Mons. Leonidas Proaño, “La Organización Campesina en la Sierra Centro”.
Mons. Leonidas Proaño, varios discursos, algunos inéditos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario