FUNDACIÓN PUEBLO INDIO DEL ECUADOR
Constituida por Mons. Leonidas Proaño
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CELEBRAMOS el JUBILEO de
Mons. LEONIDAS PROAÑO
LA AUDACIA EVANGÉLICA DEL MAS INDIO DE LOS OBISPOS (II Parte)
LA CATEDRAL EN RUINAS.
El no ha nacido en una de esas grandes familias que se preciaban de dar en cada generación: un general, un ministro o un obispo, así, cuando Mons. Proaño dirige la palabra a uno de esos arzobispos de su país, éste no se digna contestar a ese plebeyo.
Al día siguiente del final del Concilio Vaticano II (8 de diciembre 1965) yo encuentro a Mons. Proaño por primera vez en el Foyer de Charité de la Roche d'or, en Besançon. El mismo día, la Catedral de Riobamba se desploma a causa de un terremoto y queda únicamente la fachada, símbolo del fin de una Iglesia triunfalista. Mons. Proaño prosigue su camino hacia Taizé, donde todavía se recuerda que este hijo de un pequeño artesano pide trabajar en cerámica, lo que se le concede.
1968: la Segunda Conferencia General del episcopado latinoameri¬cano en Medellín (Colombia) que trata de aplicar las orientacio¬nes del Concilio para el continente, es para siempre una fecha en la historia de la Iglesia de América Latina. El obispo de Riobamba fue elegido presidente del Departamento de Pastoral; con su serenidad habitual, él hace un retrato de la vida del sacerdote medio en los países andinos, que deja sin aliento a los espectadores. En 1970 no será reelegido.
Pero he aquí, que sacerdotes, religiosos y laicos, belgas, franceses o españoles, sin que él se lo pida mucho, ofrecen sus servicios en un espíritu de cooperación eclesial, como se habla en la encíclica Fidei Donum. Esto será fuente de ricas experiencias para la Diócesis tal vez, para ellos mismos seguramente, y de grandes dificultades para el obispo: si no es pagando un impuesto en inmigración, no se aguanta más a los extranjeros.
Había que ver a Leonidas Proaño con un clero sin ningún deseo de evolución; de pie, con esa paciencia del indio que es él en un 8O%; todo un día (yo podría dar la fecha!), ante 34 sacerdotes de su Diócesis que lo acusan de proteger a un cohermano (extranjero, evidentemente) que habría quemado, hace dos años, una imagen del Niño Jesús carcomida y manca. He ahí los verdaderos problemas!
Y las dificultades se van entrecruzando, a medida de las realizaciones pastorales y sociales: calumnias, denuncias, amenazas. La Conferencia Episcopal Ecuatoriana no lo apoya mucho! En 1973, Roma decide una investigación canónica por medio del envío de un visitador apostólico -un religioso de Bolivia-: se interroga y se recibe las declaraciones de todos los que estiman tener alguna cosa que decir, en bien o en mal, sobre este obispo subversivo. Al final de la investigación (145 visitas, 2OOO personas recibidas), el visitador apostólico se extrañará de que los que se quejan, no acepten jamás firmar sus declaraciones, por carecer de pruebas que aportar sin duda, mientras que los indios, venidos de numerosas provincias, los pequeñitos, los pobres que no saben ni escribir, están listos a poner sus huellas digitales de los diez dedos y no de uno solo.
El obispo de Riobamba recibe disculpas por todos los agravios, pero el Vaticano no dará nunca las conclusiones de la investigación y Mons. Proaño sufrirá muchísimo. Meses después Pablo VI dirá al P. Voillaume, el fundador de los Hermanitos de Jesús: "No puedo remover a un obispo tan evangélico".
Hubiera sido precioso que Roma hable claramente, porque hay silencios criminales: en 1974, un dirigente campesino, Lázaro Condo, paga con su vida la defensa de los derechos de los campesinos de Toctezinín, y aún el Vicario General de Riobamba conoce la cárcel. Pero, aún no hemos visto todo. Los años 7O son los más duros: la represión de los regímenes militares hacen su agosto en todo el subcontinente contra los cristianos que se comprometen en la construcción de una Iglesia libre "signo de salvación para los hombres siempre oprimidos y siempre olvidados". (Carta de Mons. Proaño, del 4 de febrero de 1973, al Nuncio de Quito).
ASESINATOS Y DETENCIONES
1976: El 18 de julio, Gabriel Longueville es asesinado en el Chamical, Argentina; el 4 de agosto su obispo, Enrique Angelelli, encuentra la muerte en viaje de regreso desde esa parroquia, en un accidente provocado. El 12 de agosto, en Riobamba, 17 obispos de diferentes países de América Latina y de Estados Unidos, reunidos para un intercambio de experiencias pastorales son detenidos en el Hogar de Santa Cruz, alrededor de Mons. Proaño, junto con algunos sacerdotes, religiosas y laicos, entre ellos un futuro Premio Nobel de la Paz. En total 55 personas, bajo la orden del Ministro del Interior. Cuarenta policías toman por asalto el "hogar", con metralletas y bombas lacrimógenas: los prisioneros son llevados en un bus a Quito bajo una buena escolta y 24 horas más tarde la televisión presenta los falsos documentos presuntamente encontrados en este nido de avispas. Pero un exceso es un exceso, sobre todo cuando hay extranjeros. Los consulados se mueven y aún el Cardenal Arzobispo de Quito hace escuchar su voz.
Fin de mayo de 1979: en este mismo hogar de Santa Cruz, están allí los grandes de la teología de la Liberación, desde José Comblin hasta Gustavo Gutiérrez, y obispos valientes venidos de Brasil, de Chile y algunos representantes de los comités europeos de ayuda a América Latina. Se trata, en principio, de evaluar el trabajo hecho en Puebla, para la tercera conferencia general del episcopado latinoamericano. Se trata también de celebrar los 25 años del episcopado de Leonidas Proaño. La Catedral de Riobamba, que sigue sin techo, no avanza a contener a la muchedumbre; durante la oración de los fieles, las intenciones surgen de todas partes, pero solo el Señor las escucha, y las ofrendas naturales al Taita Obispo duran 2O minutos. El alcalde está entre la muchedumbre porque los primeros puestos están todos ocupados por los indios e indias con sus ponchos limpios y los dedos de sus pies temblando de alegría. Los ángeles también.
No se dirá nunca lo más hermoso, lo esencial: el largo camino de las comunidades de base, la acción de los equipos misioneros en los lugares más recónditos, la formación de seminaristas en contacto permanente con el pueblo. Un trabajo de treinta años fundado siempre sobre la Palabra de Dios. A las reuniones de Santa Cruz yo vi llegar a los campesinos con los pies descalzos, pero con su biblia. Habían aprendido a leer para eso.
1985: de 75 años, el Obispo de Riobamba está tocado por el límite de edad y él no es de esos a quienes Roma pide que prolonguen su servicio. Mons. Proaño sería muy feliz si el sucesor que nombren no va del todo en sentido contrario de su acción! Pero, desde hace un tiempo hay un auxiliar que será mantenido en el lugar. Que Dios venga en su ayuda, porque el Príncipe de este mundo no descansa.
Aquel que de niño soñaba en ser pintor o poeta, no se contentará en contemplar los paisajes admirables de su provincia natal, Imbabura. Responsable de la pastoral indígena a nivel nacional, se convirtió en el Obispo de todos los indios del Ecuador. Hay un último sueño: la formación de jovencitas indígenas que serán religiosas misioneras. Un equipo se forma y una casa se construye.
NO FUE CARDENAL
Durante un último viaje a Europa, hubo que repatriarlo de urgencia. Sabe que su hora ha llegado. En la aurora del 31 de agosto, el Señor le salió al encuentro.
Como Dom Helder entre los vivos, como Mons. Romero entre los muertos, Leonidas Proaño no fue cardenal. Pero, él que tuvo un alma de pobre, que tuvo hambre y sed de justicia, que fue manso y misericordioso está por comprobar la última de las bienaventuranzas: "Felices serán cuando los ultrajen, los persigan, cuando digan falsamente contra ustedes toda clase de mal por causa mía. Estén alegres porque su recompensa será grande en los cielos".
* Artículo Publicado en el periódico "Témoignage Chrétien" Francia, del 12 al 18 de septiembre de 1988.
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