domingo, 17 de enero de 2010

Envío Nº 108 LA AUDACIA EVANGÉLICA DEL MAS INDIO DE LOS OBISPOS (I Parte)


FUNDACIÓN PUEBLO INDIO DEL ECUADOR
Constituida por Mons. Leonidas Proaño
fpie@fundacionpuebloindio.org

CELEBRAMOS el JUBILEO de
Mons. LEONIDAS PROAÑO

LA AUDACIA EVANGÉLICA DEL MAS INDIO DE LOS OBISPOS
(I Parte)

Ludovic Rebillard.
Sacerdote Francés

Leonidas Proaño murió el 31 de agosto, pasado, en Quito a los 78 años de edad. El antiguo obispo de Riobamba, en Ecuador, fue una de las más atrayentes figuras que dejaron huella en la Iglesia Latino-americana.

Defensor sin relevo de la causa indígena, Leonidas Proaño fue un personaje "de colores subidos", molesto para los poderosos, unido con todas sus fibras al pueblo andino al que sirvió, a causa de Cristo.

Leonidas Proaño: un hombre que hizo honor al Hombre. Un obispo que hizo honor a la Iglesia y a su pueblo. Un hombre de Dios.

Sus padres fueron pobres. El padre de Leonidas Proaño hacía sombreros, esos sombreros de paja fina que los llaman de Panamá y que son una especialidad del Ecuador; esos sombreros de fieltro, de formas diversas que son característicos de los Andes. El tenía una pequeña biblioteca, no por vanidad sino para utilizarla.

Por pobre que sea, un artesano en el Ecuador, representa mucho más en la escala social, que un indígena analfabeto, bueno únicamente para trabajar como jornalero o cargador. El milagro, el verdadero milagro, es que el artesano, lejos de explotar al indígena, le tenga respeto y amor. Este era el caso.

Los padres del pequeño Leonidas le enseñaron el amor al trabajo, el respeto al pobre, la honradez sin tacha, la valentía, el gusto por la libertad y su fe sencilla y firme. Hasta en su vejez él les honrará guardando estos valores. Tres hermanitos murieron en corta edad, él se quedó como hijo único. Si Dios llama a Leonidas, sus padres no pueden negarse.

LA PASIÓN POR LA LECTURA

El guardará la misma gratitud para sus maestros del Seminario Menor y del Mayor: los lazaristas franceses. El aprende nuestro idioma y lee a los filósofos franceses de comienzos del siglo. ¿Les debe a ellos el sentido de la medida y de la claridad que caracterizarán siempre su pensamiento? El amaba el juego, pero sobretodo la lectura. Como no tiene dinero, deberá pedir prestados los libros y no podrá guardarlos por mucho tiempo: se entrena a no dormir más que 5 horas y media cada noche, desde los 17 años.

Lo harán profesor. En todas partes, el saber es un poder pero, en América Latina, es más que nada un buen medio para ganar dinero: aún un sacerdote encargado de una parroquia puede encontrar el tiempo para dar clases particulares. Son bien pagadas. Pero el joven sacerdote no busca enriquecerse. Ante todo educador, como lo será siempre, él trata de formar equipos - la palabra no existe, en esa época, aún en este sentido- como él lo inició en el seminario.

He aquí que un joven cohermano mandado a Francia para estudiar con una beca, le manda algunos libros, una pequeña colección sobre la JOC (Juventud Obrera Cristiana) naciente. Una revelación! Cuando otro cohermano regresa de Roma, se lanzan: reuniones, sesiones, recolecciones, salidas hasta la creación de una pequeña librería: la Cardijn, el nombre del fundador de la JOC, evidentemente.

Su descubrimiento fundamental fue el método de la Acción Católica: ver, juzgar, actuar. "Este método se hizo carne en mí. Ver la realidad. Verla en profundidad. Averiguar las causas. Luego juzgarla, es decir, establecer una comparación entre lo que es y lo que debe ser, entre esa realidad y el Plan de Dios. Por último, actuar, esto es, tomar resoluciones para cambiar esa realidad de acuerdo a los planes divinos". Y así: ya como indio, ya como obispo, se prepara para ver la miseria de su pueblo (Éxodo III, 7). "Cuando en los últimos años se me ha calificado calumniosamente de comunista y de marxista, pienso en las lejanas enseñanzas del método jocista". (Creo en el hombre, p. 62-63 ss; p. 55 - 56 tercera edición).

No contentarse con ver la realidad, decirla. Entonces nace una gran ambición: crear un periódico con el título "La Verdad" que podría tener como subtítulo: "Cueste lo que cueste" como "Témoignage Chrétien"! El primer número sale el 14 de mayo de 1944.

Todo puede ocurrir, incluso que un nuncio se fije en un sacerdote estimado por todos debido a su ardor apostólico y a su piedad, y que está un poco a la vanguardia... para su tiempo. El 18 de marzo 1954, aparece la nominación de Leonidas Proaño para la sede de Riobamba, separada hace cien años de la de Quito. Dos meses más tarde, el está iniciando su obra.

Una foto atestigua, y es profética: el día de la llegada del nuevo obispo, a la entrada de la ciudad, un pobre indígena burla el grupo de los oficiales, militares y banderas, se acerca al carro y grita: "Por fin, has venido, Taita amito".

VER, JUZGAR, ACTUAR.

El joven obispo -44 años- se dedica primero a hacer largas visitas pastorales, en esta diócesis de la Cordillera donde los cerros se acercan a los 4.000 metros, el obispado a 2.800, dominado por el rey de los Andes (6310 m.) el impresionante Chimborazo. Pero su alma de pastor está más impresionada por la realidad que descubre, el contraste entre la situación del Indio de esta provincia y aquella de su diócesis de origen. El antiguo profesor del Seminario Menor toma una orientación definitiva.

Los años 1955-60 ven la creación del Celam (primera etapa!)...el Consejo Episcopal Latino Americano, provocada por Mons. Manuel Larraín, obispo de Talca, Chile, y por Dom Helder Camara. Mons. Proaño está allí como delegado y es la ocasión de viajes a Buenos Aires y otros sitios, ricos de contactos y de descubrimientos.

El obispo de Riobamba no se contenta con lecturas, discursos y congresos, él trata de llevarlos a la práctica. Se habla mucho en esos años de Pastoral de Conjunto: él hace venir al canónigo Boulard para un estudio serio de sociología religiosa del Ecuador.

Ver, juzgar, actuar: de este trabajo de reflexión sobre las realidades vividas por su pueblo saldrán cantidad de realizaciones para su diócesis: un consejo de presbíteros, mucho antes de que se hable de esto en el Vaticano II; el CEAS (Centro de Estudios y Acción Social); las Escuelas Radiofónicas Populares que difunden en quechua y castellano y por las cuales él no duda en pedir limosna, con otros dos sacerdotes a la puerta de las iglesias; con poco éxito: ¿Por qué querer alfabetizar a los indios?

Con la aplicación de la Reforma Agraria sobre las tierras que pertenecen a la Diócesis, este proceso se pone peligroso para los grandes terratenientes: la hacienda comunitaria de Tepeyac tiene dos escuelas masculina y femenina, para la formación de jóvenes campesinos. En el futuro, no se podrá más explotar al Indio como una bestia de carga!

Llega el concilio. No voy a resumir en unas líneas su acción durante las distintas sesiones del Vaticano II, vinculado a los grandes líderes del Celam y los obispos de otros continentes particularmente sensibles al soplo del Espíritu. Aún, en el mismo Concilio, le persiguen las calumnias inmundas venidas del Ecuador.

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