domingo, 15 de noviembre de 2009

Envío Nº 99: CRITICA DE LA CONCIENTIZACION ( II Parte)

Programa radial HOY Y MAÑANA
Mons. Leonidas E. Proaño
Riobamba, 27 de octubre de 1972

CRITICA DE LA CONCIENTIZACION (II Parte)

3. Valores.- De esta realidad psicológica nace la dificultad más grande para cualquier tarea concientizadora. Es necesario descender hasta esta realidad interior del hombre oprimido, para que, consciente de sí mismo, empiece a surgir como hombre digno y como hombre libre.

La opresión, sin embargo, no ha logrado destruir valores humanos el hombre oprimido de nuestros países. Conserva, escondidos, subyacentes, valores que inclusive están perdidos en medio de los pueblos civilizados. Es menester descubrir y poner en relieve esos valores:

• La solidaridad.- Los hombres de nuestro pueblo se sienten solidarios de los sufrimientos y desgracias de otros hombres. Cuando algún desastre se produce en alguna provincia del propio país o, inclusive, en algún lugar de otro país latinoamericano, fácilmente el hombre del pueblo se siente solidario. Con una sensibilidad exquisita y admirable aporta de su pobreza todo lo que puede para acudir en auxilio de las víctimas sobrevivientes del desastre. Recordemos, asimismo, la forma generosa con la que el pueblo ecuatoriano socorrió al pueblo del norte peruano cuando un espantoso terremoto produjo 50.000 víctimas y dejó en la miseria a los sobrevivientes.

• Hospitalidad.- Es tradicional el sentido hospitalario y acogedor el pueblo ecuatoriano. Sea que se trate de alguna persona proveniente de una región lejana del mismo país o de una persona proveniente e países los más lejanos, las gentes el Ecuador la acogen con cariño desinteresado hasta el punto de darle hospitalidad en su misma casa y hacerle participar de la humildad de su lecho y de la pobreza de su alimentación.

• Sentido humano.- Lo que queda dicho demuestra de alguna manera la existencia de profundo sentido humano. Libres de todo formalismo, las personas de nuestro pueblo se relacionan con los demás con una facilidad extraordinaria. La misma tolerancia de los defectos y fallas, si bien tiene un aspecto negativo, demuestran sin embargo ese sentido humano y comprensivo del pueblo.

• Capacidad de relaciones interpersonales.- Siguiendo la misma línea de observación psicológica, las gentes del pueblo demuestran una gran capacidad para las relaciones interpersonales. Se interesan por el bien y por el mal e sus conocidos. Si bien en ocasiones caen en la murmuración, sin embargo en otras ocasiones se muestran capaces de hablar con sus semejantes de una manera franca y positiva, con miras a penetrar en el interior y a procurarles un estímulo o una corrección fraterna.

• Servicialidad.- Este es otro aspecto positivo de la manera de ser de nuestro pueblo. Si alguien que va de camino necesita de un guía para orientarse, nuestras gentes son capaces de abandonar su trabajo por horas y a veces días enteros, a fin de ayudar a quien les pide este servicio.

• Afectividad.- Nuestro pueblo no razona mucho ni calcula, pero se deja llevar fácilmente del corazón. De allí, su capacidad de hacer amistades, tal vez no muy profundas, pero sí agradables y estimulantes. Muchos extranjeros que han vivido durante algún tiempo en medio de nosotros, conservan un grato recuerdo de la afectividad del pueblo ecuatoriano y añoran los tiempos que vivieron en nuestro país.

• Sentido comunitario.- Este es un rasgo característico de nuestro pueblo que debe ser señalado y subrayado, porque constituye un valor que se ha perdido en países civilizados y que se está perdiendo aún en las mismas grandes ciudades latinoamericanas. La expresión de este sentido comunitario viene a ser la suma de todos los aspectos característicos anteriores. Comunitariamente resuelven realizar muchas obras de beneficio colectivo. Con ese mismo sentido comunitario, se ayudan en los trabajos de construcción de sus viviendas y en los trabajos de construcción de sus viviendas y en los trabajos agrícolas. "Darse la mano" es la expresión con la que nuestros campesinos significan este sentido comunitario.

• Sentido de la vida.- Aunque el pueblo vive en la pobreza y a veces en la miseria, sin embargo sabe el secreto de sacarle jugo a la vida. De un modo general, el pueblo se manifiesta triste y su música misma es expresión de esa tristeza: esto tiene también su explicación en la opresión que soporta. Pero, en múltiples ocasiones y de una manera diversa, sabe mostrarse alegre: chistes graciosos, fiestas y reuniones son la demostración de ese sentido de la vida que también ha desaparecido en otros países.

4. En la vida familiar.- Partiendo del conocimiento de la psicología del hombre oprimido, como de los valores que a pesar de todo conserva, una labor concientizadora está llamada a aplicarse en los diversos ambientes en los que se desarrolla la vida del hombre.

En las relaciones familiares, también como fruto de siglos de opresión, se notan métodos y formas de carácter opresivo. Ya hemos señalado el fenómeno del machismo. El hombre es el jefe y el señor en su casa. A él tienen que obedecer ciegamente su mujer y sus hijos. En el mismo orden, al autoritarismo se practica por parte de la madre en relación con sus hijos y particularmente en relación con sus hijas, de parte de los hermanos en relación con sus hermanas y de parte de los hermanos mayores en relación con los menores.

No existe prácticamente el diálogo entre padres e hijos. Para conservar su autoridad, los padres solamente suelen dictar órdenes y no entablan conversaciones amistosas con sus hijos. Jamás les hacen una consulta. Casi nunca el padre admite bromas hechas por sus hijos: esto sería rebajarse y perder la autoridad que piensan hay que mantener a toda costa.

La labor concientizadora debe llevar a la familia al diálogo y, por medio del diálogo, a caer en la cuenta entre todos de la situación en la que viven, de los problemas que les angustian, de las capacidades que ellos tienen y a despertar aspiraciones que les hagan conquistarse a sí mismos.

5. En la vida escolar.- Las escuelas, colegios y universidades del país han heredado o han copiado sistemas educativos verticales. Son impuestos los programas de estudio. Es impuesto el sistema de disciplina. Es impuesto el horario de trabajo. Son impuestos los profesores. Todo es impuesto. Si se quiere una educación liberadora, hay necesidad de destruir todo ese conjunto de estructuras opresoras y de poner una gran confianza en los niños y en los jóvenes, para que sean ellos mismos quienes vayan descubriendo sus aficiones, su capacidad de auto disciplinarse y su aptitud de investigar la verdad en cualquiera de sus dimensiones.

En las escuelas, colegios y universidades, deben estar en vigencia también el diálogo y debe desaparecer la categoría “educador-educando”. Paulo Freire dice que nadie educa a nadie, nadie se educa solo: nos educamos los unos a los otros.

6. En la vida de trabajo.- Sea que se trate de un trabajo oficinesco, de un trabajo en talleres, de un trabajo en fábricas o de un trabajo en el campo, la realidad existente nos demuestra que allí se hace también presente el sistema de opresión.

En efecto, empleados y trabajadores solamente reciben órdenes, No se deja lugar para la iniciativa personal. Tampoco se practica la consulta para el mejoramiento de las mismas oficinas, talleres, fábricas o tareas agrícolas. Por esta razón, es muy difícil que los trabajadores se superen.
Una labor concientizadora está llamada a cambiar las relaciones entre jefes de oficinas, maestros de taller, gerentes de fábricas y propietarios de la tierra. Unos y otros deben aprender a descubrir los problemas que surgen en la marcha de su trabajo, a buscar juntos las posibles soluciones, a reflexionar frecuentemente sobre los resultados que se vayan obteniendo, a cuestionarse con el fin de desatar una dinámica ascendente y progresista.

7. En la vida política.- Como lo hemos dicho ya, son los privilegiados los que organizan las campañas electorales engañando al pueblo e imponiéndole sus criterios interesados y egoístas. A nivel más reducido, en los pueblos o en pequeñas ciudades, siempre existen aquellos que la misma gente califica de “amos del pueblo”. Son los caciques. Son los manipuladores del pueblo. Son los dominadores.

El diálogo, practicado en círculos populares, dentro de una labor concientizadora hará que los pueblos lleguen a ser conscientes de sus derechos y obligaciones, de sus valores y contravalores, de sus perspectivas y sus limitaciones.

8. En la vida religiosa.- Sermones, conferencias, clases, son los métodos utilizados para imponer ritos y prácticas religiosas. Quizá también por estos mismos métodos, se depositan conocimientos teóricos e intelectualistas sobre la religión. La misma catequesis ha sido considerada como una clase. Y ya sabemos que en las clases el catequista es el que enseña y el catequizando el que aprende, el catequista es el que pregunta la lección y el catequizando el que da la lección repitiendo fórmulas aprendidas de memoria.

La labor concientizadora dará paso al diálogo en la misma homilía, dará paso al diálogo en las sesiones de catecismo, descubrirá los valores auténticamente cristianos existentes en el catolicismo popular y los contravalores de una religiosidad puramente natural y desorientada, procurará el encuentro personal con Cristo y un compromiso auténtico con El y con los hombres.

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