viernes, 14 de octubre de 2011

RECORDANDO AL PADRE AGUSTÍN BRAVO MUÑOZ

LA FIESTA DEL MAÍZ
El Tin de Agustín


“No cambio de camiseta
aunque sea bueno mudarla”,
nos dijo el Padre Agustín
el día de su llegada


al recibir el regalo
que Gabichu le entregara
contento, humilde y seguro,
llena de gente la sala.


Siempre tras nuestro maestro,
el que a todos invitara
a ser fieles a Jesús
y a la Tierra Pachamama.


A los sones del sereno
nuestro corazón y el alma
se alegran en grado sumo
… y el gozo a todos embarga.


Entre los brincos y bailes,
en nuestra sala cuadrada,
bajo la excelsa figura
que en el cuadro está grabada


en el humilde rincón
- como a Monseñor gustara -
el Padre Agustín se alegra
contento como unas pascuas.


La fiesta sigue y prosigue
y de todos – en las caras –
cual mazorcas de maíz
se nota alegría sana.


Y el tin de Agustín resuena
en Gabichu sin resaca,
en este su santo día
del santo del norte de África.


¡Qué alegre estará Proaño
en esta su sala magna,
con los indios y mestizos
más unos blancos de España


que llorando la Conquista
se han unido a la Alianza
de la Cultura Amerindia
perseguida y denostada.


II


La mesa se va llenando
de contento y de viandas,
mientras la música suena
alegrando cuerpos y almas.


La risa de Monseñor,
nuestro venerado Taita,
se expande por todo el ámbito
del festival, en la sala.


¡Qué hermoso, decía Proaño,
que estén hermanos y hermanas
gozando de la unidad
en fraternidad tan santa.


Los pasillos y las cumbias
y el yaraví en serenata,
animan nuestras personas
a cuantas Proaño llama.


El bombo sigue sonando
cual conciencia de Abyayala;
la guitarra nos despierta
recuerdos en las entrañas.


Y el risueño clarinete
- corriente que sube y baja –
es como el río de vida
que a todos con vida baña.


¡Cómo nos mete en la Historia
esta música sagrada,
tan indiana por su origen,
tan llena de fuego y ascuas!


Y a todos llenando está
de recuerdos y añoranzas,
cuando Agustín, el Vicario,
con Monseñor nos hablaba


de ser fiel a nuestra tierra,
luchar por recuperarla,
pues vivir ya no podemos
sin tener a Pachamama.


Agarrados de las manos
formamos rueda hermanada,
indicando que en la vida
unidos sólo se gana.


En la “Fiesta del Maíz”
- en esta primera gala -
está el futuro del pueblo,
el futuro de Abyayala.


Rompernos en trozos quieren,
partir la unidad sonada,
quitarnos los frutos propios
el Capital con el ALCA.


Nos quieren globalizar
cortando raíces y almas,
vendiendo granos sin vida
para una dura sembrada.


Pero Proaño nos guía
como en otras circunstancias,
y entre alegrías y músicas
con bailes y risas sanas;


nos sugiere estar alerta
- solidarios en la etapa
difícil que se avecina –
en el incierto mañana.


Comamos nuestros maíces
con su riqueza variada,
sin aceptar del Imperio
las órdenes y amenazas.


Gocemos aquí reunidos,
del Imbabura a las faldas,
reviviendo nuestra historia
de resistencia colmada.


Con fe, canciones y luchas,
descansos y caminatas,
celebramos los recuerdos
en esta Asamblea Magna.


José Antonio Casasola Guerrero,
Pucahuaico, 1 – 09 - 2002

EN MEMORIA DEL PADRE AGUSTÍN BRAVO MUÑOZ, VICARIO DE MONSEÑOR PROAÑO


PADRE AGUSTÍN BRAVO: AMIGO Y PROFETA 

Cuando los tiempos se vuelven borrascosos, imprevistos, nublados, sin sol… el buen Padre Dios nos envía profetas para que nos protejan, nos guíen,  nos ayuden a caminar…

El Padre Agustín Bravo, es uno de esos profetas. Es porque nos acompañó físicamente y ahora es nuestro intercesor desde la eternidad espiritual.

Como es difícil describir su vida testimonial, vamos a utilizar la metáfora de una historia para graficar su vida.
Para tratar de cumplir nuestro compromiso, realizamos la adaptación de un cuento oriental:

“Lo encontré en la ruta, un hombre sin otra cosa excepto una capa y un bastón, y un velo de tristeza sobre su rostro. Y nos saludamos. Y también le dije: Ven a mi casa y sé mi huésped.
Y él fue.
Mi esposa y mis hijos nos recibieron desde el portal y él les sonrió, y se regocijaron con su llegada.
Entonces nos sentamos todos juntos a la mesa y nos sentimos felices con aquel hombre, porque había silencio y misterio en él.
Y, luego de comer, nos reunimos junto al hogar y le pregunté acerca de sus andanzas.
Nos relató muchos cuentos aquella noche, y también al día siguiente, pero lo que yo recuerdo ahora es aquello que nació de la amargura de sus días, a pesar de haber sido él gentil; y estos cuentos hablan del polvo y de la paciencia de su ruta.
Y cuando nos dejó, luego de tres días, no sentimos que un huésped había partido, sino que uno de nosotros aún se hallaba en el jardín y faltaba que entrara todavía.”[1]

Podemos hacer numerosas lecturas del texto. Seguramente nos llevaría varios días, meses, años… agotar su interpretación. Solamente vamos a realizar una reflexión a partir del párrafo final.

En la Biblia, los números tienen un significado simbólico. Tres días significan “tiempo suficiente”. Por eso hablan de que el niño Jesús se perdió tres días en el Templo de Jerusalén.

El Padre Agustín Bravo, tuvo tiempo suficiente para amarnos y para demostrar su amor en cada gesto, en cada detalle, en cada mirada.

El Padre Agustín Bravo, tuvo tiempo suficiente para enseñarnos que la solidaridad y el compromiso no son palabras sino que son actitudes que van hasta compartir con el pueblo indio la comida, las caminatas, la Palabra de Dios, la cárcel.

El Padre Agustín Bravo, tuvo tiempo suficiente para demostrarnos lo que significa trabajar con amor, en el caminar junto con el Pueblo de Dios.

El Padre Agustín Bravo, tuvo tiempo suficiente para señalarnos que la amistad es un proceso que se construye gota a gota, paso a paso y que cuando los amigos se van nos duele el alma.

Y, ahora, es nuestro intercesor desde el mundo de la espiritualidad y eternidad.

Con infinito amor, en su memoria.
Loja, 14 de octubre de 2011

MOVIMIENTO “MONS. LEONIDAS PROAÑO” DE LOJA

Luis Pineda Sanmartín, COORDINADOR 
Yuri Abad, SECRETARIA 
Susana Hurtado, TESORERA


[1] Khalil Gibran: El vagabundo